La terapia cognitivo-conductual suele centrarse en los pensamientos y considera que estos se encuentran separados de las sensaciones. El pensamiento a menudo es una idea, como por ejemplo: “hoy me siento fatal”, mientras que las sensaciones es lo que experimentamos, la percepción del decaimiento o la tristeza, notar que caminamos con mayor lentitud o que pensamos con menos rapidez.
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