
¿Cuántas veces nos hemos preguntado cómo sería mirar el mundo a través de los ojos de los artistas? Ahora es posible conocer cómo ellos perciben el mundo gracias a una investigación noruega donde se rastrearon los movimientos oculares libres de 9 pintores y de 9 personas que no han estado relacionadas con el mundo del arte mientras observaban 16 imágenes que representaban escenas cotidianas o abstractas.
Antes de comenzar intenten determinar en la figura que da inicio al articulo cuál corresponde a los movimientos de los ojos de los artistas y cuál a la del resto de las personas.
Adentrémonos ahora en el sencillo pero curioso experimento: primero debe aclararse que a los participantes les brindaron un objetivo falso: les dijeron que la idea era estudiar la dilatación de la pupila mientras observaban las imágenes. Sin embargo, el verdadero objetivo era determinar si existían diferencias en los patrones de la mirada evaluando parámetros como: la frecuencia, duración o fijación de la mirada entre los dos grupos y si esta diferencia tendría algún impacto en la habilidad para recordar los detalles de las imágenes.
En una primera sesión del experimento los participantes simplemente miraron las imágenes, en una segunda sesión se les pidió que se concentraran para que pudieran recordarlas con posterioridad.
Los resultados mostraron que en ambas sesiones los artistas no pasaban un tiempo significativo fijándose en los pequeños detalles, incluso pasaban un tiempo menor que el resto de las personas pero en la segunda sesión, cuando debían memorizar las imágenes, el tiempo empleado en los detalles aumentaba significativamente, como si utilizasen una estrategia visual diversa sobre estos elementos claves para potenciar el recuerdo.
Los autores del experimento afirman que los artistas poseen este patrón ocular porque han aprendido a identificar los detalles reales de una imagen y no solo aquellos más evidentes o llamativos para el sistema perceptual normal.
Así, aprender a mirar es una habilidad aprendida con el ejercicio de la pintura y no una predisposición cognitiva lo cual se sostiene en el hecho de que los pintores noveles generalmente dibujan con rasgos desproporcionados los detalles que le resultan más importantes, como los ojos. En otras palabras, el arista pierde paulatinamente la propensión a exagerar en sus reproducciones aquello que el cerebro reconoce como más importante. En la misma medida en que percibe el mundo más cercano a su complejidad, va siendo capaz de reproducirlo con mayor fidelidad en relación con el modelo original.
Para aquellos que aún tienen la duda, los movimientos oculares de los artistas están representados en la imagen derecha.
Fuente:
Vogt, S. & Magnussen, S. (2007). Expertise in pictorial perception: Eye-movement patterns and visual memory in artists and laymen. Perception, 36: 91-100.
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