Antes de hacer referencia a los trastornos de la conciencia, es necesario saber, al menos a grosso modo, a qué nos referimos. En este sentido, la conciencia se comprende como una función que integra los datos psíquicos de tipo objetivo, intelectual y emocional como una totalidad, confiriéndoles un significado gracias a la integración sujeto-tiempo-espacio.
También se puede entender como una capacidad de nuestro cerebro para autorrepresentar el conocimiento y el pensamiento. Básicamente, es la posibilidad de darnos cuenta del mundo que existe a nuestro alrededor y de nuestro “yo”, tanto físico como mental.
La integridad de la conciencia se manifiesta cuando una persona es capaz de reaccionar de forma comprensible según los patrones de cierta cultura, a los estímulos internos y externos. Como podrás comprender, la consciencia es algo complejo porque implica la información que proviene del medio, a través de los sentidos, la información interna y los fenómenos eminentemente psíquicos. Por tanto, los trastornos de la conciencia no son inusuales en el área de la psicopatología.
Las alteraciones cuantitativas de la conciencia
1. Hipervigilancia: es la exaltación de los sistemas neurobiológicos que controlan el estado de atención y alerta provocando una exaltación de los sentimientos o las vivencias. Más que un estado sensorial, se trata de una conjugación de síntomas que provienen del área sensorial, motora, cognitiva y afectiva. Al grado máximo se le conoce como “hiperfrenia”.
En estos casos, la persona experimenta un incremento de la actividad motora y verbal pero no se aprecia un mayor rendimiento ni un nivel de atención mejor, de hecho, suelen presentarse distorsiones de la atención. La hipervigilancia es un estado común en enfermedades somáticas, en las intoxicaciones por drogas y al inicio de la manía.
2. Letargia o sopor: es un estado similar a la somnolencia en el cual es difícil mantener la atención y el nivel de alerta a pesar de que la persona se esfuerce por lograrlo. Puede existir problemas para evocar ciertas memorias y una ligera desorientación en tiempo y espacio.
3. Obnubilación: es un estado de lucidez incompleta con trastorno de la percepción y desorientación en espacio y tiempo. La persona responde pero solo cuando se le estimula repetidamente, aún así, presenta distraibilidad, distorsión de la percepción y alteración de las funciones intelectuales. Si le preguntamos cómo se siente, nos dirá que es siente incapaz de reflexionar y concentrarse.
4. Estupor: es estado de disminución de la reactividad ante los estímulos que se puede acompañar con una disminución de la conciencia del entorno o incluso un estado precomatoso. La persona es capaz de alcanzar un ligero estado de alerta pero solo si se le aplican estímulos muy intensos. No obstante, de forma espontánea no es capaz de emitir una conducta intencionada, sus respuestas verbales son ininteligibles o incoherentes. A menudo se acompaña de mutismo.
5. Coma: es la ausencia de respuesta a estímulos internos o externos. Existe un nivel de vigilia nulo y se aprecia una ausencia de reflejos pupilares, lo cual se conoce como midriasis; o sea, pupilas dilatadas sin respuesta a fotoestímulos.
Mari dice
Hola buen dia quiero preguntar lo siguiente mi hija tiene como que desconetes del cerebro por intervalos de segundos de repente se pierde ella manofiesta que deja de escuchar y se pierde regresa y actua normal me podria decir si esto pidiera ser neurológico o psicológico? Muchas gracias
Jennifer Delgado dice
Hola Mari,
Es difícil saber, podría tratarse de crisis de ausencia. No obstante, en estos casos, el primer paso es descartar un problema neurológico. Solo después se pasa al psicólogo.