
En la cultura popular, las relaciones de pareja son omnipresentes. Son el leitmotiv de millones de películas y libros que ensalzan el mito romántico de la media naranja o el alma gemela. Y, sin embargo, todo parece indicar que disfrutamos cada vez más de la soledad. El número de personas solteras ha crecido en la mayoría de los países occidentales.
En España, por ejemplo, hay 14,4 millones de personas sin pareja, dos millones más que hace apenas una década. Aunque lo más interesante es que el número de personas que ni siquiera se propone establecer una relación estable a largo plazo también se ha disparado.
Hace poco, una encuesta realizada por sociólogos de la Universidad de Yale reveló que para el 39% de los solteros de Estados Unidos, tener una pareja romántica a largo plazo no era nada importante. Sin embargo, el interés cambia según la experiencia previa y difiere entre hombres y mujeres heterosexuales.
El peso emocional del matrimonio
Esos investigadores analizaron a casi 600 adultos heterosexuales con una media de edad de 50 años que no mantenían ninguna relación romántica. Les preguntaron cuán importante era para ellos tener una pareja a largo plazo y sus respuestas difirieron según sus experiencias vitales:
- El 28% de quienes no habían tenido una relación romántica dijeron que no les interesaba tener pareja.
- El 32% de quienes habían tenido una relación romántica, pero nunca se habían casado confesaron no tener ningún interés en buscar pareja.
- El 41% de quienes habían estado casados dijeron que no querían establecer otra relación.
La primera conclusión que se puede extraer es que para muchas personas el matrimonio actúa como un disuasor de nuevas relaciones de pareja. Sin embargo, existen diferencias de género: las mujeres que no han tenido una pareja estable son más propensas a buscarla que los hombres, pero el interés por la misma se invierte tras una relación.
Más de la mitad de las mujeres que habían estado casadas (alrededor del 55%) confesaron que tener una pareja romántica no era nada importante, en comparación con poco más del 30% de los hombres. Estas diferencias significativas indican que la experiencia del matrimonio no es tan negativa para los hombres, pero deja una huella en muchas mujeres, disminuyendo su deseo de repetir la experiencia.
¿Por qué las mujeres sufren un desgaste emocional mayor en el matrimonio?
Una encuesta realizada en la Universidad de Stanford reveló que las mujeres son más propensas a pedir el divorcio que los hombres: el 69% de todos los divorcios en Estados Unidos fueron tramitados por mujeres, en comparación con el 31% de los hombres.
Al cabo de diez años, el 37% de los hombres vuelven a formar una pareja estable, pero solo el 22% de las mujeres retoman una relación, según un estudio de la Bowling Green State University. Obviamente, siempre hay excepciones de la regla, pero estos datos confirman que el matrimonio suele ser más agotador emocionalmente para las mujeres. ¿Por qué?
Una posible explicación proviene de una encuesta anterior según la cual, el 46% de las mujeres afirmaron que sus parejas aumentan su nivel de estrés. Específicamente, los maridos estresan a las mujeres 10 veces más que sus hijos.
Muchas de las encuestadas señalaron que sus parejas les daban “más trabajo” que sus hijos y que sus actitudes infantiles las incomodaban mucho. Otras se quejaron de que sus parejas no contribuían lo suficiente a las tareas del hogar, lo cual prácticamente no les dejaba tiempo libre para descansar. Incluso hubo quienes señalaron que el propio matrimonio les resulta estresante por el esfuerzo que demandaba día tras día.
De hecho, varios estudios han señalado que la satisfacción marital suele ser mayor en los hombres que en las mujeres. Una investigación realizada en el Institute for Social Research de Michigan reveló que, en el caso de las mujeres, la satisfacción con la relación depende en gran medida de la reciprocidad y el apoyo emocional recibido.
¿Cómo evitar esa carga invisible en las relaciones?
Hace décadas, la socióloga Jessie Bernard concluyó que “el matrimonio era bueno para los hombres, pero no para las mujeres”. Sostenía que hombres y mujeres viven en mundos diferentes, por lo que perciben y experimentan el matrimonio de forma distinta.
Hoy los roles de género han cambiado bastante, pero todo parece indicar que en muchas relaciones de pareja, las expectativas femeninas no se cumplen, por lo que a la larga la relación deja de ser satisfactoria o incluso puede dejar una huella que hace pensar a muchas mujeres que es mejor estar sola que mal acompañada.
Obviamente, como sucede con los resultados de los estudios psicológicos de corte epidemiológico, siempre hay excepciones. Algunas mujeres pueden estar deseando volver a casarse y algunos hombres se mostrarán más reacios a repetir la experiencia.
Sin embargo, lo más importante es que tomemos nota para medir continuamente la “temperatura” de la relación y asegurarnos de que satisface las necesidades emocionales de ambos miembros.
Referencias Bibliográficas:
Tessler, H. et. Al. (2024) Love as a Low Priority: Gender and Relationship History Differences in Singles’ Value of Romantic Partnership. Social Currents: 10.1177.
Brown, S. L. et. Al. (2019) Repartnering Following Gray Divorce: The Roles of Resources and Constraints for Women and Men. Demography; 56(2): 503-523.
American Sociological Association (2015) Women more likely than men to initiate divorces, but not non-marital breakups”. En: ScienceDaily.
Acitelli, L. K. & Antonucci, T. C. (1994) Gender differences in the link between marital support and satisfaction in older couples. J Pers Soc Psychol; 67(4):688-98.
Fowers, B.J. (1991) His and her marriage: A multivariate study of gender and marital satisfaction. Sex Roles; 24: 209–221.
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