El Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) puede llegar a ser muy discapacitante. Los síntomas del trastorno obsesivo-compulsivo, tanto las compulsiones como las obsesiones, terminan ocupando gran parte del tiempo de la persona, hasta tal punto que representan un problema en el plano personal, social y profesional. La terapia psicológica es eficaz, pero debido a que muchas personas no buscan ayuda inmediatamente sino después de muchos años, en algunos casos puede ser necesario complementarla con un tratamiento farmacológico.
La clomipramina: El medicamento para el TOC por excelencia
Desde los años ’90 la clomipramina ha sido uno de los más medicamentos para el TOC más comunes. Se estima que quienes la consumen reportan una mejoría de al menos el 40% en la intensidad de su sintomatología. De hecho, al comparar su eficacia con otros medicamentos como la fluoxetina, fluvoxamina y sertralina, se ha encontrado que la clomipramina es más eficaz.
Aún así, no debemos olvidar que, al igual que otros medicamentos para la depresión como los antidepresivos tricíclicos, la clomipramina también tiene efectos secundarios, como sequedad de boca, estreñimiento y retención urinaria. Además de provocar náuseas y temblores, afectando la respuesta sexual. Algunas personas se quejan de fatiga y sufren un aumento de peso. Obviamente, el riesgo de padecer esos efectos adversos aumenta significativamente con dosis más de 250mg diarios.
¿Cuál es el mecanismo de acción de los medicamentos para el TOC en el cerebro?
Hasta el momento, los únicos medicamentos para el TOC que han demostrado su eficacia son los antidepresivos que interactúan con la serotonina en el cerebro. La serotonina es uno de los muchos mensajeros químicos o neurotransmisores que permiten que una célula nerviosa pueda comunicarse con otra.
Sin embargo, en vez de estar unidas directamente entre sí, la mayoría de las neuronas están separadas por un espacio lleno de líquido donde se produce la sinapsis. Para que una señal eléctrica pueda pasar de una neurona a la siguiente, se libera un neurotransmisor, que flota libremente hacia la neurona adyacente, en la cual se encuentra una parte especializada llamada receptor. El receptor es como una cerradura y el neurotransmisor es la llave. Con la llave en la cerradura se activa una señal eléctrica que pasa a lo largo de la neurona receptora para transmitir información a otras partes del cerebro.
Además de la interacción con la neurona adyacente, la serotonina liberada forma activamente una copia de seguridad en la neurona en la que fue liberada. Esa bomba de la recaptación de serotonina actúa reciclando la serotonina, ayudando a recuperarla para cuando sea necesario volver a liberarla. También puede servir para reducir la cantidad de «ruido» que se generaría si se produjese un exceso de serotonina durante la sinapsis.
La clomipramina tiene una serie de propiedades químicas entre las cuales se encuentra la capacidad de aferrarse a la bomba de la recaptación de serotonina y prevenir el movimiento de la serotonina en las neuronas. Los medicamentos como la clomipramina que bloquean la bomba de la serotonina se conocen como inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS).
¿Qué otros medicamentos para el TOC existen?
Además de la clomipramina, varios ISRS selectivos han mostrado su eficacia en el tratamiento del TOC, incluyendo la fluvoxamina (Luvox), la fluoxetina (Prozac), la sertralina (Zoloft) y la paroxetina (Paxil). Algunos estudios sugieren que el citalopram (Celexa) también puede ser eficaz en el tratamiento del TOC.
Los ISRS son más eficaces en el tratamiento del TOC que otros antidepresivos que no interactúan con la bomba de recaptación de la serotonina. Por tanto, todos los IRS pueden tratar la depresión, pero no todos los antidepresivos son eficaces en el tratamiento del TOC. Por ejemplo, la desipramina, que no es un ISRS, es un antidepresivo muy eficaz, pero es ineficaz para aliviar los síntomas obsesivos y compulsivos. Ese nivel de especificidad de las respuestas a los medicamentos indican que en la base del TOC puede existir un desequilibrio bioquímico.
En los últimos años se han realizado ensayos en pacientes con TOC con una nueva generación de fármacos antidepresivos que son bloqueadores potentes y selectivos de la recaptación de serotonina (fluvoxamina, paroxetina, sertralina y fluoxetina). A diferencia de la clomipramina, ninguno de estos medicamentos pierde su selectividad en el bloqueo de la recaptación de serotonina en el cuerpo. Además, en contraste con la clomipramina y otros tricíclicos, estos fármacos no tienen afinidad significativa por los receptores cerebrales, que se cree que son responsables de los efectos secundarios indeseables. En otras palabras, los ISRS selectivos son medicamentos con menos efectos adversos y el riesgo de sobredosis es muy pequeño.
¿Cuánto tardan en hacer efecto?
Los ISRS tardan cierto tiempo en funcionar. Antes de que los síntomas comiencen a ceder es necesario seguir un tratamiento de 8 a 12 semanas. Una vez que se produce la mejora, lo usual es mantener el medicamento al menos otros 6 o 12 meses. En algunos casos se puede reducir con éxito la medicación, aunque si no se acompaña de terapia psicológica suelen producirse recaídas.
Se estima que casi dos tercios de los pacientes con TOC experimentan una mejora significativa de los síntomas con los ISRS. Una persona con TOC que ha tenido una buena respuesta a un ISRS puede indicar que el tiempo que ocupan las obsesiones y compulsiones se reduce de 6 a 2 horas al día, lo cual le permite llevar una vida más normal y satisfactoria.
Curiosamente, el tiempo que una persona ha pasado con TOC no predice qué tan bien va a responder al tratamiento. Hay personas que llevan décadas sufriendo este trastorno y mejoran mucho con los medicamentos. Aún así, se debe aclarar que la psicoterapia sigue siendo una piedra angular en el tratamiento del trastorno obsesivo compulsivo y no es reemplazable por la medicación.
Fuentes:
Christopher Pittenger, C. & Bloch,M. H. (2014) Pharmacological treatment of obsessive-compulsive disorder. Psychiatr Clin North Am; 37(3): 375–391.
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Marazziti, D. (2001) Citalopram in refractory obsessive-compulsive disorder: an open study. Int Clin Psychopharmacol; 16(4): 215-219.
The Clomipramine Collaborative Study Group (1991) Clomipramine in the treatment of patients with obsessive-compulsive disorder. Arch Gen Psychiatry; 48(8): 730-738.
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