¿Por qué algunas personas tienen más éxito que otras? ¿Por qué algunos logran la mayoría de los objetivos que se proponen y otros no? Además del talento puro, que difiere en cada uno de nosotros, la otra clave para tener la vida que deseamos y lograr nuestras metas es la mentalidad ganadora.
¿Qué es la mentalidad ganadora – y qué no es?
“Los ganadores en la vida piensan constantemente en términos de ‘Yo puedo’, ‘Yo quiero’ y ‘Yo soy’. Los perdedores, en cambio, concentran sus pensamientos en lo que deberían haber hecho o en lo que no hicieron”, según Denis Waitley. Aunque hablar en términos de «ganadores» y «perdedores» es un poco reduccionista, no es menos cierto que algunas personas se sienten satisfechas con su vida y otras se sienten profundamente miserables.
La mentalidad ganadora surge de un patrón de pensamiento enfocado en la proactividad y una actitud positiva y confiada hacia la vida. Las personas con una mentalidad ganadora vislumbran oportunidades donde los demás solo ven obstáculos y tienen la autoconfianza suficiente como para ir a por lo que desean.
La mentalidad ganadora es conseguir lo que deseamos, ya sea convertirse en un ejecutivo de una multinacional reconocido por todos o cultivar un pequeño huerto ecológico en un pequeño pueblo. La mentalidad ganadora no se refiere al reconocimiento social sino al nivel de satisfacción que logramos en nuestra vida, una satisfacción que proviene de haber conseguido los objetivos que nos hemos propuesto, sean los que sean.
La mentalidad ganadora no se mide en términos cuantitativos sino de significado. No se trata de cuán lejos hemos llegado según los estándares sociales sino cuán lejos hemos llegado según nuestros parámetros. No es una etiqueta que nos pone la sociedad sino una actitud ante la vida. Lo que ganamos no es estatus o reconocimiento sino satisfacción y crecimiento personal. No se trata de demostrar nada a los otros sino a nosotros mismos. El «premio» no proviene de la sociedad, sino de la satisfacción personal.
Las características de las personas con mentalidad positiva y ganadora
Las personas que tienen una mentalidad positiva y ganadora comparten una serie de rasgos y características que les ayudan a tener éxito en las tareas que se proponen:
- Saben apreciar lo positivo en lo negativo, buscando oportunidades donde los demás solo perciben obstáculos.
- Asumen los problemas como retos y desafíos para ponerse a prueba, en vez de venirse abajo.
- No temen al fracaso, salen continuamente de su zona de confort y aprenden de sus errores.
- Son perseverantes y tienen la capacidad de mantenerse motivados a lo largo del camino, para no desfallecer.
- Desarrollan una actitud proactiva ante los problemas, prefieren centrarse en buscar soluciones más que lamentarse por los daños.
- Confían plenamente en sus capacidades y son conscientes de sus potencialidades, desarrollando una autoimagen positiva de sí mismos.
- Ponen pasión en lo que hacen, desarrollan intereses auténticos y se sumergen por completo en la consecución de sus objetivos.
3 acciones prácticas para desarrollar una mentalidad ganadora
1. Supera el sesgo de negatividad
Todos tenemos un sesgo de negatividad. Ese sesgo nos ayuda a sobrevivir haciendo que en nuestro cerebro se fijen más las experiencias negativas que las positivas. Sin embargo, si nos quedamos atrapados en el sesgo de negatividad es probable que desarrollemos una mentalidad perdedora, convirtiéndonos en personas que tienen miedo a arriesgar y explorar nuevas posibilidades.
Por tanto, el primer paso para desarrollar una mentalidad ganadora consiste en superar ese sesgo negativo. Como regla general, se necesitan cinco pensamientos positivos para compensar un pensamiento negativo. Por tanto, si nos damos cuenta de que estamos mirando el mundo a través de una lente pesimista, necesitamos pivotar nuestro pensamiento desarrollando una perspectiva más optimista.
Podemos preguntarnos: ¿Qué oportunidades no estoy viendo? ¿Qué aspectos positivos encierra esta situación? ¿Qué fortalezas personales me ayudarán a afrontar este obstáculo? ¿Qué puedo hacer para dar la vuelta a la situación a mi favor? ¿Es una oportunidad para comenzar de nuevo o ver las cosas de manera diferente?
2. Plantéate metas y objetivos significativos
La mentalidad ganadora es una mente enfocada. No podemos lograr grandes cosas si no sabemos lo que deseamos en la vida y nos limitamos a ser como esas hojas movidas por el viento. Las personas con una mentalidad de ganador saben lo que quieren y van a por ello con todas sus fuerzas, energías y recursos.
En este sentido, psicólogos de la Universidad de Maryland realizaron un experimento muy interesante en el que asignaron tres objetivos con diferentes grados de complejidad a tres grupos de estudiantes universitarios. A un cuarto grupo simplemente les pidieron que “hicieran lo que pudieran”.
Luego cada participante debía enumerar 4, 7 o 12 usos para objetos cotidianos en un minuto. Curiosamente, cuanto más difícil era el objetivo, más mejoraba el desempeño. La dificultad de los objetivos no nos hace rendirnos, sino que nos motivan a esforzarnos mucho más. De hecho, el cuarto grupo al que simplemente se les dijo que hicieran lo que pudieran tuvieron un desempeño peor.
Estos psicólogos concluyeron que “cuando las personas intentan hacer lo que pueden, simplemente no dan lo mejor de sí. Este tipo de ‘objetivo’ carece de un referente externo y, por lo tanto, se define idiosincráticamente. Esto permite una amplia gama de niveles de desempeño aceptables, algo que no ocurre cuando se especifica una meta”.
Por tanto, si queremos desarrollar una mentalidad ganadora y ver los resultados, será mejor que nos planteemos metas ambiciosas. No obstante, también debemos asegurarnos de que esas metas sean significativas ya que ello nos garantizará mantenernos motivados hasta que se materialicen. También es importante que sean metas estratégicas, alcanzables y acotadas en el tiempo ya que así evitamos quedarnos atrapados en objetivos que no podemos alcanzar, malgastando nuestro tiempo y recursos.
3. Sal de tu zona de confort y haz lo que te incomoda
Mantener una mentalidad ganadora carece de sentido si no se acompaña con la acción. Y eso nos lleva ineludiblemente a salir de la zona de confort y a veces entrar incluso en la zona de pánico. Para lograr grandes cosas que cambien realmente nuestra vida a menudo tenemos que afrontar nuestros mayores temores.
Eso significa que debemos estar dispuestos a afrontar situaciones que nos resultan incómodas. Cuando entramos en ese terreno desconocido comenzamos a poner a prueba nuestra fuerza, adquirimos experiencia y nos convertimos en personas más resilientes. Nuestra zona de confort no solo será cada vez más amplia sino que desarrollaremos una mayor confianza en nuestras capacidades para afrontar los problemas y dificultades en la vida.
Cuando hacemos eso que tememos o incomoda, perderá su influjo emocional sobre nosotros. Nos daremos cuenta de que solo eran baches en el camino. Por eso, es importante que al menos una vez al día afrontemos esas pequeñas cosas que nos incomodan y evitamos. La mentalidad ganadora se refuerza superando lo que nos asusta, para dejar de tener miedo al fracaso.
Fuente:
Mento, A. (1992) Relationship of Goal Level to Valence and Instrumentality. Journal of Applied Psychology; 77(4): 395-405.
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