“La libertad no es hija del orden, sino su madre”, dijo el filósofo francés Pierre Joseph Proudhon. Y lo cierto es que no andaba desacertado ya que el orden, o el desorden, influyen notablemente en nuestro estado de ánimo y productividad.
Un estudio desarrollado en la Universidad de Princeton reveló que el desorden y el caos limitan nuestra capacidad para concentrarnos, a la vez que restringe la capacidad del cerebro para procesar información. Estos investigadores escanearon las respuestas cerebrales de las personas cuando realizaban una tarea en entornos ordenados o desorganizados.
Sus conclusiones fueron contundentes: si queremos concentrarnos y procesar la información de la manera más eficaz posible, es mejor despejar el lugar de trabajo. El desorden compite por nuestra atención e incluso si somos capaces de concentrarnos, esa molestia termina desgastando nuestros recursos mentales y probablemente generará frustración.
Otro estudio realizado en la Universidad de Nuevo México puso de manifiesto que el desorden genera experiencias más negativas en los ambientes. Estos psicólogos explican que lo que llamamos «hogar» no es simplemente la vivienda sino la constelación de experiencias, situaciones y sensaciones que vivimos dentro de esas paredes y que son, lo que en última instancia, hacen que nos sintamos bien o mal al llegar a casa. El desorden nos dificulta el día a día, poniéndonos trabas para encontrar las cosas, lo cual genera experiencias más negativas.
Uno de los resultados más interesantes de esta investigación fue que el apego a las posesiones significativas podía predecir el nivel de satisfacción de las personas en su hogar, pero el desorden y la acumulación de objetos no favorecía ese apego sino que generaba malestar psicológico. En parte, ello se debe a que la desorganización nos impide disfrutar de aquellas cosas que nos reportan auténtico placer o generan buenos recuerdos y sensaciones, las cuales se encuentran sepultadas en un mar de objetos que no nos dicen absolutamente nada.
Marie Kondo es una escritora japonesa que lleva años profundizando en el mundo del orden y el caos tanto en la vida como en el hogar. Según Kondo, que en 2015 fue catalogada por la revista Time como una de las 100 personas más influyentes del mundo, muchas veces el caos externo del que nos rodeamos es una expresión del caos interior o puede terminar generando una sensación de desconcierto. Por eso, nos propone un método para reorganizar nuestros hogares y, de paso, poner un poco de orden en nuestra vida interior.
El primero paso: Evitar el efecto rebote
Es probable que este escenario te resulte familiar. Un día decides que vas a organizar una de las habitaciones de la casa. Seleccionas todo lo que ya no usas ni necesitas. Cuando terminas, encuentras una pequeña montaña de cosas de las que deberías deshacerte pero en lugar de ello, te atenaza un sentimiento de nostalgia que te hace aferrarte a esas cosas. Entonces buscas otro lugar de la casa, donde puedas guardarlas. Incluso es probable que decidas que necesitas comprar muebles nuevos pues no tienes suficiente espacio de almacenaje.
Ese comportamiento, en el que todos en alguna ocasión hemos caído, es lo que Kondo define como «efecto rebote«. En práctica, organizamos algunos espacios para desorganizar otros, trasladando la acumulación de objetos de un sitio al otro del hogar. Al final, terminamos con toda la casa repleta de cosas que no necesitamos.
Kondo explica que su método no consiste en almacenar mejor las cosas, sino en ordenar y eliminar todo lo innecesario. De hecho, el paso más importante consiste en superar ese apego a los objetos que ya no necesitamos.
Kondo nos propone organizar la casa desde una perspectiva diferente, conservando aquellas cosas que realmente nos hacen realmente felices, las que nos transmiten un recuerdo especial y tienen un significado emocional. Todas aquellas cosas que no son útiles ni transmiten nada especial, deben desaparecer porque su única función es obstruir.
¿Cómo saber qué tirar?
La respuesta es muy sencilla: si tienes que pensar demasiado en si debes deshacerte de algo o no, échalo a la basura, dónalo o regálalo. Cuando se trata de objetos útiles o de aquellos que nos hacen felices, no hay titubeos. La duda aparece precisamente ante esos objetos que sabemos que no necesitamos, pero nos aferramos a ellos porque en ese apego hallamos un poco de seguridad.
Kondo explica que una manera más sencilla para deshacernos de los objetos consiste en dar las gracias por el servicio prestado. Al inicio puede resultarte difícil o incluso pienses que es una tontería pero ese pequeño ritual nos ayuda a liberarnos de lo que no necesitamos y es un excelente antídoto contra el sentimiento de culpa que suele aparecer cuando tiramos algo.
Las reglas principales del método Marie Kondo
1. Desechar todo lo que no es útil, no necesitamos, no nos hace felices o no tiene un significado emocional especial. Esas cosas solo ocupan espacio, creando caos y desorden.
2. Almacenar solo aquellos artículos funcionales y/o que nos aporten alegría y nos hagan sentir algo cuando los vemos. En sentido general, si un objeto no tiene un significado especial, no tiene por qué ocupar un lugar en casa.
3. Ordenar por categorías y no por lugar, lo cual significa que en vez de decidir ordenar una habitación, debes centrarte en ordenar los libros, por ejemplo. Kondo afirma que es más fácil comenzar por ordenar la ropa ya que es más fácil saber si la usamos o no.
4. No procastinar. A la hora de deshacernos de ciertos objetos, podemos caer en la tentación de procrastinar, que significa aplazar la decisión de deshacernos de ellos. Es fundamental que logremos vencerla y seguir adelante.
5. Hacer la limpieza en soledad ya que cuando tenemos compañía es más probable que esa persona nos persuada de que debemos conservar la mayoría de las cosas. Poner orden en el hogar también puede convertirse en un acto de instrospección.
¿Cómo organizar la casa puede ayudarnos a ordenar nuestra vida interior?
Todo depende de cómo asumas ese proceso. Puedes simplemente tirar todo lo que no usas o puedes aprovechar esa limpieza para mejorar tu autoconocimiento y liberarte de algunas ataduras. Para ello, es imprescindible partir de la idea de que el desorden nos está transmitiendo un mensaje. Para comenzar, puedes plantearte algunas preguntas:
– ¿Cómo es posible que hayas acumulado tantas cosas? ¿Acaso estabas intentando llenar algún vacío emocional con esas posesiones? A menudo las personas que se sienten solas lo compensan llenando su hogar de objetos. No es algo que hagan conscientemente, es más bien una proyección de su soledad, por lo que intentan llenar todos los espacios vacíos de su casa.
– ¿Por qué te cuesta tanto deshacerte de los objetos? Es probable que en el fondo ese apego se deba a que necesitas sentirte más seguro y crees que las posesiones pueden brindarte esa seguridad, por lo que tirarlas equivaldría a renunciar, de cierta forma, a esa tranquilidad ilusoria que te reportan. Después de todo, el desorden se crea a partir de ciertos hábitos, los mismos hábitos que nos pueden mantener en relaciones tóxicas, solo porque nos resultan familiares y, aunque son dañinos, nos apegamos a ellos porque cambiarlos nos sacaría de nuestra zona de confort.
Marie Kondo no nos propone simplemente un método de organización sino que nos anima a relacionarnos con los objetos desde una postura diferente y desapegada. Al deshacernos de las cosas, nos liberamos de algunas ataduras mentales y le hacemos espacio en nuestra vida a las nuevas experiencias, de manera que podamos construir nuevos recuerdos en vez de ahogarnos en el pasado.
Ese proceso de organización puede conducirnos a un curioso viaje emocional, si ponemos la mira en nuestro interior. Sin duda, es un ejercicio interesante, sobre todo para los acumuladores compulsivos y los eternos nostálgicos. Cuando se emprende de esta manera, cada cosa de la que te deshaces puede tener un profundo efecto liberador.
Fuentes:
Roster, C. A. et. Al. (2016) The dark side of home: Assessing possession ‘clutter’ on subjective well-being. Journal of Environmental Psychology; 46: 32-41.
McMains, S. & Kastner, S. (2011) Interactions of top-down and bottom-up mechanisms in human visual cortex. J Neurosci; 31(2): 587-597.
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