Cuando me desprendo de lo que soy, llego a ser lo que podría ser.
Cuando me desprendo de lo que tengo, recibo lo que necesito.
El vacío está lleno.
Cuando me entrego, soy más.
Cuando me siento más destruido, crezco.
Cuando nada deseo, todo viene a mí.
Se trata de la paradoja del desprendimiento, una de las enseñanzas que predica el taoísmo y que podría cambiar radicalmente la forma en que enfrentamos y comprendemos la vida, ayudándonos a encontrar una mayor paz y serenidad en nuestro día a día.
De hecho, en el ámbito de la Psicología uno de los temas menos tratados pero más importantes es el de la autenticidad. Ser auténticos es cada vez menos común, es algo que vamos perdiendo a medida que nos colocamos diferentes máscaras para lidiar con la sociedad.
Así caemos víctimas de una contradicción, mientras más adaptados somos, mientras mejor nos desenvolvemos en diferentes contextos sociales, más alejados estamos de nuestra esencia, menos auténticos somos.
Y a medida que nos alejamos de nuestra esencia, mientras se produce esa desconexión con nuestro “yo”, dejamos de atender nuestras verdaderas necesidades y asumimos como propias las metas de los demás creyendo que sus sueños también nos pueden satisfacer.
De hecho, vivimos en un mundo de necesidades inventadas y globalizadas, donde la mayoría de las personas aspira a las mismas cosas, sin detenerse a pensar qué es lo que quieren realmente, qué les haría feliz o qué necesitan. Por eso, no es extraño que cuando logren algunas de “sus metas” se sientan vacíos e insatisfechos. Entonces piensan que la felicidad es una quimera hecha solo para vender libros de autoayuda.
La buena noticia es que no es así. La mala noticia es que la felicidad se construye día a día, a partir de uno.
La autenticidad se consigue mirando dentro, con desprendimiento
Según la paradoja del desprendimiento, la clave para salir de ese círculo recursivo que solo añade un estrés innecesario a nuestra vida radica en descubrir nuestra esencia a través del desapego.
Analicemos en detalle algunos de los versos:
1. Cuando me desprendo de lo que soy, llego a ser lo que podría ser. Solo cuando logramos deshacernos de los estereotipos, las creencias y las ideas preconcebidas que nos hemos formado a lo largo de los años sobre el mundo y sobre nosotros mismos, podemos descubrir nuestro verdadero potencial. Solo cuando esa voz en tu cabeza deja de decirte que no puedes o que no eres capaz, puedes atreverte a hacer lo que de verdad te apetece. Cuando te liberas de los condicionamientos que te atan, logras descubrir hasta donde puedes llegar porque dejas atrás todos esos roles que te encasillan. Entonces te conviertes en una persona más íntegra.
2. Cuando me desprendo de lo que tengo, recibo lo que necesito. Vivimos en una sociedad en la que gastamos el dinero que no tenemos para comprar cosas que no necesitamos con el objetivo de impresionar a gente a la que no le importamos. En esa carrera hacia el materialismo perdemos nuestra esencia. Sin embargo, cuando logramos desprendernos de todas esas cosas que, supuestamente, necesitamos para transmitir la imagen de éxito, ocurre un milagro: llega la libertad y con ella la paz espiritual. Cuando no necesitamos impresionar a los demás ni vamos en pos de cosas que realmente no son imprescindibles, obtenemos la serenidad, esa que llega del autoconocimiento y de la autoconfianza.
3. Cuando me entrego, soy más. La mayoría de las grandes religiones siempre han predicado la entrega a los demás. Ahora los estudios psicológicos confirman que en el acto de ayudar a los otros crecemos como personas y nos ayudamos a nosotros mismos. Un metaanálisis que incluyó 40 estudios realizados durante los últimos 20 años desveló sin lugar a dudas que ayudar a las personas, a través de actividades de voluntariado, no solo disminuye el riesgo de depresión y aumenta la sensación de bienestar sino que reduce en un 22% el riesgo de morir a edades tempranas. Sin duda, la conexión con otras personas, cara a cara, es muy beneficiosa ya que activa la producción de oxitocina, una hormona que nos ayuda a lidiar con el estrés. Además, ayudar a los otros nos hace sentir mejor, brindándonos un sentido más amplio de la vida. Por eso ocurre una paradoja: mientras más nos entregamos a los demás, más profundo llegamos dentro de nosotros mismos.
4. Cuando me siento más destruido, crezco. Es normal que deseemos evitar el dolor y el sufrimiento. Por eso, a lo largo de los siglos, nos hemos encargado de revestirlos de una impronta tan negativa que no somos capaces de apreciar su parte positiva. De hecho, ¿sabías que las perlas son el resultado de una herida en la ostra y que no son más que capas que han ido creciendo para sanar ese daño? De la misma forma, los problemas, conflictos y errores pueden convertirse en grandes maestros de vida que nos permitan ser más fuertes y sabios. La clave radica en ser conscientes de ello. No significa que la herida duela menos, pero puedes utilizarla a tu favor para crecer. Por ejemplo, un infarto puede sumir a una persona en la depresión más profunda, haciendo que esta acorte su vida, o puede ser el motivo que le empuje a adoptar hábitos más saludables que le permitan vivir con mayor plenitud. No tienes poder sobre las circunstancias, pero puedes decidir cómo reaccionar ante ellas.
5. Cuando nada deseo, todo viene a mí. El afán por alcanzar determinadas cosas solo sirve para generar tensión. Esa tensión hará que te equivoques, te volverá más irritable y terminará afectando tu salud y tus relaciones interpersonales. Al contrario, cuando nos planteamos una meta pero no la vivimos con ansiedad sino que aprendemos a disfrutar del camino, siempre habremos ganado ya que, la alcancemos o no, habremos aprendido. No se trata de no tener metas, sino de no dejarnos enceguecer por ellas, de forma que nos perdamos el camino. Porque lo que verdaderamente necesitamos no son cosas sino experiencias, y cuando nos focalizamos en estas, logramos crecer.
Fuente:
Jenkinson, C. E. et. Al. (2013) Is volunteering a public health intervention? A systematic review and meta-analysis of the health and survival of volunteers. BMC Public Health; 13: 773.
MIKHO BRAIN dice
Excelente Jennifer!!
Todo el articulo se puede resumir en la frase que es el titulo del artículo: mientras menos parezco más soy…
La verdad que estos Consejos les vendría bien a la mayoría de las personas de hoy, que creen que por tener más ellas serán más. Como bien dices el desapego puede hacernos encontrar lo que realmente somos, pues, si nos deshacemos de lo que nos estorba en el camino podremos correrlo sin tropiezos ni estorbos.
Gracias Jennifer!! 🙂
Angela Echavarria dice
Jennifer,
Muchas gracias por este articulo. Todas las mananas ingreso a la pagina para ver que hay de nuevo. Es como mi desayuno. Que bueno seria escucharte en alguna conferencia en Dallas, TX.
Angela.
Jennifer Delgado dice
Hola Angela,
Me alegra mucho que me leas asiduamente. Intento colarme en los hogares de muchas personas cada día 🙂 Para acompañarlas y ayudarlas a que su vida sea un poco más fácil.
Lo de la conferencia en Dallas ya va a estar complicado porque vivo en España, pero quien sabe, a lo mejor un día…
MIKHO BRAIN dice
Exacto Jennifer eso mismo es lo que he hecho desde ya un año que descubrí tu página: inmediatamente estoy en el bus directo al trabajo busco este sitio y veo lo que hay de nuevo. Como dice la señora Ángela, es como un desayuno. La verdad que tus buenos consejos han hecho que muchas personas tengan una mejor calidad de vida.
Nuevamente… GRACIAS!!!