
El crecimiento personal no es una novedad. Las ganas de superación y la necesidad de cuidarse siempre han acompañado al ser humano. La Psicología solo las ha analizado, sistematizado y optimizado, convirtiéndose en un testigo de excepción de ese profundo deseo, así como en una guía para quienes quieren seguir creciendo.
Sin embargo, las redes sociales se han encargado de difundir imágenes y frases positivas relacionadas con el autocuidado que, si bien son importantes para ganar conciencia sobre lo imprescindible que es prestarnos atención y priorizarnos, también han desvirtuado ese proceso de introspección y evolución, generando una serie de mitos sobre el crecimiento personal que pueden hacer mucho daño.
1. Eres especial
No eres especial, eres único – al igual que los 8 mil millones de personas más que hay en el mundo. Y la diferencia no es meramente terminológica.
Creer que somos especiales puede llevarnos a pensar que estamos por encima de los demás y merecemos más. Ese pensamiento alimenta el egocentrismo y el narcisismo, a la vez que nos impide desarrollar una habilidad esencial para la vida: la tolerancia a la frustración.
Pensar que somos especiales nos lleva a comportarnos como adolescentes eternos que esperan que los demás los prioricen. Niños pequeños que se enfadan cuando el mundo no se pliega a sus deseos o jóvenes que se ofenden por todo porque son extremadamente sensibles a todo lo que vaya en contra de su visión del mundo. De hecho, sentirnos especiales nos impide seguir creciendo pues, a fin de cuentas, creemos que ya hemos alcanzado el «nirvana» del desarrollo personal.
Por tanto, no te afanes tanto en buscar lo que hay de “especial” en ti y enfócate más en un antiguo aforismo griego: gnóthi seautón. Conócete a ti mismo, en vez de inventar películas sobre lo especial que eres. Y fíjate en tus sombras, porque es probable que te enseñen mucho más sobre ti que las luces que tanto encandilan.
2. Cuidarse es agradable
Las redes sociales están inundadas de imágenes edulcoradas de personas mimándose en un spa, rodeadas de una naturaleza exuberante o relajándose en espacios de meditación. Sin embargo, aunque una parte del cuidado y el crecimiento personal es positiva, otra no lo es tanto.
El desarrollo personal a menudo implica descubrir y aceptar partes de nosotros que no nos gustan. Implica realizar un arduo trabajo para integrar los “yos repudiados” que habitan en nuestro interior. Y a menudo también hay que sentir y hacer las paces con emociones incómodas como la ira, el rencor o la culpa.
Recorrer esos caminos es imprescindible si queremos conocernos mejor y crecer como personas, pero si creemos que el autocuidado es simplemente tratarnos con benevolencia, corremos el riesgo de obviar algunos de los sentimientos y pulsiones que bullen en nuestro interior, de manera que nos alejamos de lo que realmente necesitamos para crecer.
En realidad, el crecimiento personal es el arte de cuidar de todo nuestro ser, y eso incluye todas nuestras emociones e impulsos, incluso los más incómodos o aquellos que normalmente rechazamos. A veces no será agradable, pero es necesario. Y debemos estar preparados para que esos «demonios» interiores no nos engullan.
3. Todo depende de ti
No cabe duda de que eres el primer responsable de cuidarte y preocuparte por seguir creciendo. Sin embargo, como escribiera John Donne en el siglo XVII “nadie es una isla, completo en sí mismo; cada hombre es un pedazo del continente, una parte de la masa”. Eso significa que tenemos que hacer las cuentas con el mundo que nos rodea – nos guste o no.
El gran problema de nuestros tiempos, como señaló en su momento el sociólogo Zygmunt Bauman, es que “vivimos personalmente y buscamos soluciones individuales, biográficas, a lo que son en realidad problemas estructurales y sistémicos”. No siempre tenemos la culpa de nuestros fracasos y no siempre podemos hacer realidad nuestros sueños.
La verdadera madurez se produce cuando somos conscientes de todas esas interconexiones. El verdadero crecimiento personal no es pensar que podemos comernos el mundo, sino hacer inventario de nuestros recursos y preguntarnos qué podemos lograr con ellos en este mundo. El desarrollo y la satisfacción se produce cuando encontramos nuestro ikigai, no cuando creemos que somos Superman o Superwoman.
4. Hay que pensar positivo
Cuando en 2006 se publicó “El Secreto”, se vendió como pan caliente convirtiéndose en un gran éxito de ventas. La promesa de que puedes mejorar tu vida simplemente pensando positivo es tentadora, pero la realidad es mucho más compleja y, más temprano que tarde, nos demuestra que la “ley de la atracción” no es infalible.
Por supuesto, las frases para dar ánimo y empoderar pueden ser un recurso útil en determinados momentos, pero debemos tener cuidado para no caer en el optimismo tóxico porque el exceso de positividad puede llegar a ser muy insano e incluso tener el efecto radicalmente opuesto al que queremos conseguir: deprimirnos.
Para el emperador romano Vespasiano, la racionalidad era el único enfoque viable para el desarrollo personal. “El optimismo es una filosofía maravillosa y saludable, siempre que se mantenga el sentido común”, dijo. Coincidía con la filosofía de Epicteto, quien también advertía: “si deseas algo que no está en tu poder, te sentirás fracasado por fuerza”.
Obviamente, el crecimiento personal consiste precisamente de expandir nuestros horizontes y desarrollar nuestras capacidades, pero no podemos perder de vista que a veces ponerse límites a uno mismo también es un acto de amor, cuidado y autorrespeto. A veces necesitamos una mente positiva. No cabe dudas. Pero en otras ocasiones lo que necesitamos es una dosis de negativismo estratégico. Y de eso tampoco cabe dudas.
5. Concéntrate en ti
Que el crecimiento personal versa sobre ti es una verdad de Perogrullo. Es obvio que se enfoca en el autoconocimiento, la autoaceptación y el desarrollo interior. Sin embargo, esa idea llevada al extremo está conduciendo a una especie de solipsismo moderno en la cual solo existimos nosotros en el universo, de manera que la tierra y el resto de los planetas deben girar a nuestro alrededor.
Con esta mentalidad corremos el riesgo de desarrollar actitudes cada vez más egocéntricas y desconectadas de la realidad. Sin embargo, los estudios psicológicos han demostrado que para sentirse completo, por ejemplo, necesitamos aportar valor y percibir que somos importantes en la vida de los demás. También se ha apreciado que mantener relaciones significativas aumenta nuestra satisfacción vital y nos hace sentir mejor.
Y es que no podemos crecer y alcanzar todo nuestro potencial al margen de quienes nos rodean o de la sociedad en la que nos encontramos. El crecimiento es un viaje personal, pero la imagen que tenemos de nosotros mismos también se forma a través de los ojos de los demás. Los vínculos que reconfortan, las palabras que animan y las relaciones que llenan también son esenciales a lo largo de ese viaje. Y no debemos olvidarlo ni menospreciarlo.
Si no tenemos en cuenta los factores externos, terminaremos enajenándonos, de manera que nuestras respuestas no serán adaptativas y terminaremos haciéndonos daño, sintiéndonos frustrados y agotados, que es justamente lo contrario de lo que deseamos alcanzar. Por tanto, hay que mirar dentro, pero sin perder de vista lo que ocurre fuera.
Como colofón, es interesante notar que la industria del Crecimiento Personal no para de expandirse. En 2022 generó 42,4 mil millones de dólares en el mundo y se espera que en 2032 alcance los 73,3 mil millones, según datos de Acumen Research and Consulting. El coaching y la formación personal es el segmento más grande, representando más del 38% de la cuota de mercado global.
Y no es para menos. En un mundo que parece cada vez más caótico e incierto, es comprensible que las personas se aferren a su único activo: ellas mismas. Sin embargo, para desarrollar al máximo nuestros recursos y sentirnos bien con nosotros mismos, hay que aprender a separar el grano de la paja. Porque hay libros de autoayuda que no ayuda y frases positivas que te desmotivan.
Referencias Bibliográficas:
Baumann, D. & Ruch, W. (2021) Measuring What Counts in Life: The Development and Initial Validation of the Fulfilled Life Scale (FLS). Front. Psychol.; 12: 10.3389.
Bucher, A. et. Al. (2019) Together is Better: Higher Committed Relationships Increase Life Satisfaction and Reduce Loneliness. Journal of Happiness Studies; 20: 2445–2469.
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