«La necesidad más profunda del hombre es la necesidad de superar su separatidad, de abandonar la prisión de su soledad», dijo Erich Fromm. Por desgracia, una sociedad que alimenta valores como el individualismo y la competitividad nos hace sentir inadecuados si reconocemos que necesitamos ser amados. Entumecer emocionalmente a los individuos y condenarlos a la soledad como símbolo del éxito es uno de los caminos que conduce a la alienación y desesperación.
Sin embargo, la necesidad de amor no es una debilidad, y reconocerla es símbolo de sabiduría y madurez emocional. De hecho, una de las creencias más limitantes y dañinas que podemos alimentar consiste en pensar que la necesidad de ser amados es una debilidad.
El amor como fuente de fortaleza interior
No es casualidad que se «ataque» al amor ya que es una de las principales fuentes de empoderamiento. Hace siglos el filósofo chino Lao-Tse dijo: «Ser profundamente amado por alguien te da fuerza, amar a alguien profundamente te da valor».
En realidad, el anhelo de amor no es una debilidad. No estamos concebidos para vivir como ermitaños en la sociedad y ser plenamente autosuficientes. Una vida sin amor implica marchitarse por dentro porque la intimidad, ya sea en términos de pareja, amistades, familiares o de cualquier otro tipo, se convierte en una especie de oxígeno psicológico. El poeta Rainer Maria Rilke lo resumió perfectamente: «El amor consiste en esto: dos soledades que se encuentran, se protegen y se saludan».
Por eso, necesitamos reconocer nuestra necesidad de amor y dejar de pensar en ella como en una debilidad o algo de lo cual avergonzarse.
De hecho, una investigación realizada en la Northwestern University reveló que el nivel de satisfacción con la relación de pareja y la intimidad que hemos establecido es el mejor predictor de nuestro nivel de felicidad.
Una relación enriquecedora impacta el doble en nuestra felicidad que nuestra carrera profesional, amistades e incluso nuestra salud. No es casualidad que otro experimento realizado en la Johns Hopkins University descubriera que cuando la persona amada sostiene nuestra mano, puede aliviar el dolor y contribuye a que nuestras funciones fisiológicas vuelvan a la normalidad.
En este punto es importante realizar una distinción entre una necesidad saludable y la necesidad que genera dependencia. La necesidad que engendra dependencia proviene de la falta de seguridad y confianza en uno mismo. Esa necesidad no reporta felicidad sino al contrario, es causa de infelicidad y a menudo nos impulsa a caer en las redes de personas manipuladoras.
Sin embargo, una necesidad saludable de amor, cuando es reprimida porque no queremos aceptarla, puede convertirse en una necesidad enfermiza que genera dependencia.
Al contrario, la necesidad de amor saludable, aceptada y canalizada, impulsa a la conexión y permite que ambas personas se retroalimenten y crezcan. Cuando reconocemos la necesidad de ser amados y de establecer una conexión emocional profunda, podemos intentar satisfacerla de la manera más saludable, preservando nuestra identidad y aportando auténtico valor a la relación.
¿Cómo dignificar la necesidad de amor?
Dignificar nuestra necesidad de ser amados puede ser un proceso complicado, sobre todo si nos han educado para que nos avergoncemos de esa necesidad, si pensamos que el éxito es sinónimo de completa independencia y autosuficiencia y que el anhelo del amor es una debilidad. En ese caso, será necesario armarse de paciencia e ir desmontando las concepciones que nos impiden aceptar esa profunda necesidad.
- Acepta y explora la necesidad de amor
El primer paso consiste en validar ese sentimiento que probablemente has experimentado desde hace mucho tiempo pero que has reprimido. Búscale un sentido a esa necesidad y, sobre todo, navega por ella sin expresar juicios de valor, asumiendo una actitud mindfulness.
- Usa el amor como un medio para conectar
Imagina esa misma necesidad en las personas más cercanas. Ese pequeño ejercicio te ayudará a desarrollar una actitud más empática y generará una mayor intimidad y conexión. Comprender que los demás albergan tus mismos miedos e inseguridades te acercará a ellos. Cuando en una relación ambos se avergüenzan de su necesidad de amor, es probable que esa relación termine mal porque esa necesidad no será satisfecha y ambos se encerrarán tras una máscara de frialdad y seguridad. Sin embargo, la vulnerabilidad es lo que nos acerca, no la extrema confianza o la superioridad.
- El amor que no se expresa, se marchita
Piensa en cómo llevarás a la práctica ese descubrimiento. ¿Cómo puedes expresar tu amor? Ten en cuenta que algunas personas no están preparadas para recibir tanto amor porque mantienen levantadas sus barreras emocionales, pero puedes dosificarlo en pequeños gestos que vayan derrumbando, ladrillo a ladrillo, ese muro.
No obstante, recuerda las palabras de Fromm: «Solo existe un acto de amar […] que implica cuidar, conocer, responder, afirmar y gozar de una persona, un árbol, una pintura, una idea. Significa dar vida, aumentar su vitalidad. Es un proceso que se desarrolla e intensifica a sí mismo«. Ese nivel de amor pleno y maduro se alcanza cuando nos amamos y aceptamos, cuando dejamos atrás el miedo y estamos dispuestos a conectar desde nuestra esencia.
Prestar atención a tus necesidades, en vez de avergonzarte y reprimirlas, te conducirá a una vida más plena y feliz. Ya lo había dicho el periodista Franklin P. Jones: «El amor no hace girar al mundo, pero hace que el viaje valga la pena«.
Fuentes:
Goldstein, P. et. Al. (2018) Brain-to-brain coupling during handholding is associated with pain reduction. Proc Natl Acad Sci; 115(11): 2528-2537.
Finkel, E.J. et. Al. (2013) A brief intervention to promote conflict reappraisal preserves marital quality over time. Psychol Sci; 24(8): 1595-1601.
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