En el mundo, aproximadamente 264 millones de personas sufren ansiedad. De hecho, la ansiedad se encuentra en el epicentro de muchos trastornos mentales. No solo está en la base de los ataques de pánico y las fobias, sino también del trastorno de estrés postraumático e incluso de la depresión mayor.
La presencia de ansiedad suele ser una señal de mayor gravedad clínica y predice peores resultados terapéuticos. O sea, los trastornos que cursan con ansiedad suelen ser más severos y difíciles de tratar.
En la actualidad, las principales estrategias terapéuticas para gestionar la ansiedad son la psicoterapia y los ansiolíticos, pero más de un tercio de los pacientes con ansiedad, trastorno de estrés postraumático o depresión mayor no responden a esos tratamientos convencionales.
La buena noticia es que se están desarrollando nuevos abordajes neuropsicológicos dirigidos a restaurar el funcionamiento adecuado de las áreas cerebrales clave implicadas en los trastornos de ansiedad, depresión y estrés postraumático, como la corteza prefrontal y la amígdala. Tal es el caso de la neuromodulación para la ansiedad, una opción terapéutica cada vez más interesante para complementar la psicoterapia y liberarse de la dependencia farmacológica.
Neuromodulación: ¿qué es?
Las técnicas de neuromodulación modifican la actividad eléctrica de áreas específicas del cerebro aplicando campos magnéticos o eléctricos externos. En la estimulación magnética transcraneal (EMT), por ejemplo, se utiliza un campo magnético para “llevar” un pulso de corriente eléctrica de corta duración al cerebro, donde estimula poblaciones de neuronas, sobre todo en las regiones superficiales de la corteza cerebral y la materia gris.
Desde que se comenzó a utilizar, en 1985, se hizo evidente el potencial de la estimulación magnética transcraneal para interferir transitoriamente con el procesamiento cortical. Básicamente, esos pulsos magnéticos inducen potenciales de acción en las neuronas (específicamente en sus axones, que se activan con mayor facilidad) y su repetición a baja o alta frecuencia inhibe o facilita la transmisión sináptica y el disparo neuronal.
En algunos casos la neuromodulación puede “silenciar” las neuronas y en otros añadir más “actividad” al procesamiento en curso, aunque en la práctica es más probable que su poder terapéutico provenga de la combinación de ambos efectos, según la intensidad de la estimulación.
Como resultado, la estimulación magnética transcraneal puede cambiar directamente los patrones de actividad en determinadas estructuras del cerebro, aunque también puede actuar de manera más indirecta generando cambios en zonas más distantes, los cuales tendrán un efecto secundario en toda la red neuronal.
¿Es eficaz la neuromodulación para aliviar la ansiedad?
Además de los factores genéticos, hormonales, sociales y cognitivos que desencadenan la ansiedad y los trastornos psicológicos en general, en su base también se encuentra una plasticidad neural patológicamente alterada. O sea, la ansiedad va acompañada de cambios en las redes neuronales que provocan muchos de los comportamientos desadaptativos.
La neuromodulación es una forma de estimulación cerebral no invasiva, cuyos efectos bioquímicos se prolongan a lo largo del tiempo requilibrando la actividad desadaptativa y la conectividad funcional entre las estructuras cerebrales.
De hecho, investigadores de la Universidad de Burdeos analizaron 19 estudios y concluyeron que “la neuroestimulación se asoció con una reducción estadísticamente significativa en la intensidad de los síntomas de ansiedad”.
Neurocientíficos de la Universidad de Milán también realizaron un metaanálisis en el que incluyeron 7 investigaciones sobre el uso de la neuromodulación y concluyeron que “la estimulación cerebral no invasiva redujo los niveles de ansiedad y depresión, lo que sugiere que puede aliviar los síntomas clínicos en pacientes con trastornos de ansiedad”.
¿Es una técnica segura? ¿Cómo se aplica?
En el caso de la estimulación magnética transcraneal, se usa una bobina electromagnética que emite pulsos magnéticos en el cuero cabelludo, cerca de la frente. Esos pulsos estimulan de manera indolora las células nerviosas en la región del cerebro que controla el estado de ánimo y la ansiedad.
En general, las técnicas de neuromodulación para la ansiedad y la depresión son seguras y bien toleradas. Sin embargo, en algunas personas pueden producir efectos secundarios leves o moderados que van desapareciendo con el paso del tiempo, como dolor de cabeza, incomodidad en la zona de la estimulación, sensación de hormigueo en los músculos faciales y/o aturdimiento.
En Affidea Medicentro Leganés, donde utilizan técnicas de Estimulación Magnética Transcraneal repetitiva y Estimulación Transcraneal Eléctrica directa para el tratamiento de trastornos como la ansiedad, la depresión y algunas adicciones, explican que la duración del tratamiento puede variar desde 5 a 40 minutos, según el problema a tratar y la manera de abordarlo.
Por lo general se realizan varias sesiones de neuromodulación durante un periodo de 4 o 6 semanas. La mayoría de los pacientes responden muy bien al tratamiento, aunque después de terminar las sesiones o mientras se reciben, es recomendable someterse a psicoterapia para aprender a gestionar las situaciones que suelen generar ansiedad y evitar recaídas en el futuro.
Fuentes:
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