
Para sustentar ésta idea los investigadores se basan en la teoría de que la formación cerebral del esquema corporal de las personas depende en gran parte de la conciencia de nosotros mismos, de la correcta integración de una serie de estímulos sensoriales como el tacto, la vista y la percepción de los movimientos de los músculos. Cuando éstas fuentes no se integran coordinadamente, la conciencia del propio cuerpo puede cambiar. Sustentándose en estos criterios, Hunter Hoffman del Human Interface Technology Lab de la Universidad de Washington ha experimentado desde hace aproximadamente 3 años con pacientes quemados insertándolos durante los procesos de curas diarios en un mundo virtual.
Los pacientes sometidos a este experimento llevaban un casco de realidad virtual, el cual, además de impedirles ver la quemadura y el proceso de curación, les hacía sumergirse en un bello paisaje de nieve y hielo donde podían hacer diversas actividades. Esto, además de distraer su atención, les genera una sensación de frialdad que los alejaba de las sensaciones reales de quemadura. Según Hoffman, después de esta experiencia los pacientes declaraban tener mucho menos dolor. Este hecho corrobora la hipótesis de que la asimilación de un cuerpo ajeno en un mundo virtual incide en la conciencia del propio esquema corporal.
Vale aclarar que este tipo de terapia se conoce con el nombre de: Virtual Reality Inmersive y sus orígenes pueden remontarse al uso de la hipnosis y la imaginería para aliviar el dolor.
Por otra parte, sustentándose en esta misma teoría, el Instituto de Neurociencias de Alicante propone utilizar miembros virtuales para recuperar los circuitos sensoriomotores dañados en pacientes con accidentes cerebrovasculares u otras patologías; así, el cerebro recibe la información visual de un miembro representado virtualmente mientras realiza las actividades motoras, de manera que comienza a recuperar las conexiones neuronales vinculadas en el proceso. Siguiendo esta misma línea de pensamiento, la Universidad de Pompeu Fabra propone un sistema de rehabilitación a partir del entrenamiento del miembro afectado en el mundo virtual, resultando un programa de rehabilitación mucho más independiente del rehabilitador, más activo, divertido y con resultados más eficientes.
De esta manera, el mundo del 3D y la realidad virtual también hace sus avances en el ámbito clínico, mostrándose como una potente herramienta para la rehabilitación neuropsicológica y el control del dolor.
Fuente:
Hunter, G. H. et. Al. (2008) Applications of virtual reality for pain management in burn-injured patients. Expert Rev Neurother; 8(11): 1667-1674.
Muy interesante!
Un ejemplo de como la tecnologia puede ponerse a favor de la ciencia.
Particularmente creo que el 3D y la virtualidad tiene aun mucho camino por andar y que nos hallaremos ante cosas que ni siquiera soñabamos.
Graacias como siempre, por compartir informaciones tan interesantes.
Jennifer gracias por compartir el artículo, esto de la neurorehabilitación me está muy interesante, en cierta manera me llevo a pensar que esto en cierta manera lleva a inducir una especie de visualización en los pacientes para estar más centrados como compartes en el articulo puedan olvidar las quemaduras y desviar su atención hacia un estimulo diferente.
Al menos como yo lo comprendo, ya sea la visualizacion o el mundo virtual, llegan a cumplir sus objetivos: "desviar la atención de las personas de lo que están experimentando y les causa dolor" por un camino idéntico.
Por supuesto, la visualización alcanzaría este objetivo de una forma más modesta en tanto muchas veces las sensaciones son menos vívidas que las que se pueden experimentar con el mundo virtual y ello provocaría una desconexión menos acusada.