Hay niños que lo cuestionan todo y no se dan por satisfechos con cualquier respuesta. Estos pequeños a menudo desafían las normas porque les gusta ir más allá de lo establecido, cuestionan las respuestas de los adultos y en más de una ocasión les pueden poner en una situación embarazosa haciéndoles notar sus incongruencias o sinsentidos.
Esta actitud puede exasperar a algunos padres haciendo que pierdan la paciencia. Sin embargo, ese comportamiento llega con una buena noticia: los niños que cuestionan las cosas suelen convertirse en adultos más seguros y exitosos.
Los niños desafiantes desarrollan un pensamiento crítico
El hecho de que los niños no se den por satisfechos con la primera respuesta y quieran seguir profundizando no es malo, al contrario. Tampoco es malo que los niños reflexionen sobre las respuestas de los adultos y no las asuman sin más, como si fuera una verdad absoluta.
Esta actitud denota que el niño piensa por sí mismo y que le interesa profundizar en los fenómenos y hechos. No darse por satisfecho con una respuesta hasta que no la ha entendido es sinónimo de inteligencia y autoconfianza. Sería mucho peor que el pequeño aceptase una respuesta que no comprende, solo porque tiene miedo a que crean que no es lo suficientemente listo como para captarlo a la primera.
Cuando un niño discute algo, es una muestra de que está poniendo en marcha su pensamiento crítico, y eso siempre es bueno. Estos pequeños simplemente necesitan más argumentos o una explicación más detallada que les convenza.
Esa actitud también represente, de cierta forma, un desafío a las normas y la autoridad. El niño le arrebata durante unos momentos el “control” al adulto al rebatir sus argumentos. Esto tampoco es negativo ya que le ayuda a consolidar su identidad y a practicar esa habilidad de manera que cuando crezca será menos propenso a creer en algo a pies juntillas, solo por el poder del referente o porque lo ha dicho alguien o un medio “importante”.
Así lo confirman psicólogos de la Universidad de Luxemburgo, quienes analizaron los rasgos de personalidad de 700 niños durante varias décadas, desde que tenían 9 años hasta que cumplieron 40 años. Curiosamente, las personas que tenían mejores empleos y que más ganaban eran aquellos que de niños habían sido más desafiantes y que a veces ignoraban las reglas de los padres. No solo eran niños más competitivos sino que también demandaban más del mundo, por lo que al crecer no se daban por vencidos y luchaban por sus intereses.
Estos resultados están vinculados con un estudio más antiguo sobre la relación padre-hijo de los alemanes que protegieron a los judíos durante la Segunda Guerra Mundial. Aquellos investigadores descubrieron que esos padres habían estimulado el pensamiento libre de sus hijos y le habían educado en el respeto a la diversidad. Por tanto, respetar las opiniones diferentes de los niños aumenta las probabilidades de que estos piensen por sí mismos cuando sean adultos, adopten una actitud crítica y no se dejen llevar por los demás tan fácilmente.
La forma en que reaccionen los padres marca a sus hijos
Psicólogos de la Universidad de Virginia analizaron a 157 adolescentes de 13 años, a quienes grabaron en una cinta de vídeo mientras describían cuáles habían sido las situaciones en las que más habían disentido de sus padres y habían cuestionado sus decisiones, comportamientos y/o reglas.
Cuando los padres veían las imágenes de sus hijos contando la historia, reaccionaban de manera diferente. Algunos sonreían pero otros se sentían incómodos y se enfadaban.
Estos psicólogos volvieron a la carga dos años más tarde. Entrevistaron de nuevo a los adolescentes, que esta vez tenían 15 o 16 años. Descubrieron que los adolescentes de los padres que adoptaron una actitud más calmada y persuasiva cuando estos les contradecían eran menos propensos a consumir drogas y alcohol. Estos adolescentes habían aprendido a disentir de manera calmada pero firme. De hecho, eran un 40% más propensos a decir “no” a sus amigos cuando no les interesaba la propuesta.
Al contrario, cuando los padres imponían su opinión, los adolescentes asumían conductas más pasivas que les llevaban a sumarse a grupos de riesgo. Por tanto, estos psicólogos están convencidos de que la actitud de los padres cuando sus hijos los cuestionan es fundamental para que más tarde esos niños aprendan a disentir con los demás y desarrollen una autoestima sólida. Cuando los niños se sienten cómodos para expresar su inconformidad ante los padres, también lo harán con sus amigos y más tarde con su pareja o en el trabajo.
¿Cómo lidiar adecuadamente con un niño que lo cuestiona todo?
Cuando los niños cuestionan, los padres pueden aprovechar la ocasión para darles una pequeña lección de vida y enseñarles a disentir asertivamente.
– Escucha. Cuando los padres escuchan a sus hijos, los niños también aprenden a escuchar. No siempre hay que estar de acuerdo, pero si alguien presenta un buen argumento, es válido reconocerlo. No se trata de ganar sino de comunicar.
– Mantén la calma. A medida que los niños crecen, desafían los límites y la autoridad de los padres. Es normal. La tarea de los padres es mantener la calma y responder de manera asertiva, para que los niños aprendan a relacionarse adecuadamente. Si pierdes el control, le enseñas que se trata de un comportamiento válido. Si le gritas, es probable que en el futuro tenga miedo a expresar sus ideas y a disentir. Si le prestas atención, comprenderá que sus ideas son válidas y dignas de ser tenidas en cuenta.
– Deja de aferrarte a la idea del control. A medida que los pequeños crecen, los padres deben ir dejándoles una mayor autonomía y permitiendo que decidan por su cuenta. De hecho, en muchos casos respondemos mal ante sus provocaciones porque nos sentimos inseguros y pensamos que debemos mantener la autoridad, en parte, porque ese es el modelo con el que nos educaron.
– Negocia. La vida es una negociación perenne, quien no tiene esta habilidad social parte con desventaja. Por tanto, si tu hijo te cuestiona, lo mejor es no entrar en una lucha de poder ni entablar una guerra de voluntades que te alejará de él, negocia y busca un acuerdo donde todos podáis ganar. A medida que tu hijo crezca debe sentir que gana paulatinamente en control y que es capaz de tomar sus propias decisiones.
– Recuerda que estás educando a un niño que se convertirá en un adulto. Tus hijos, en algún momento de su vida tendrán que seguir su propio camino. De hecho, no importa que tenga 3, 5, 10 o 15 años, cada vez que disiente contigo te está transmitiendo un mensaje muy claro: es una persona independiente que tiene sus propias ideas, sentimientos y deseos. Tu tarea es ayudarle a desarrollarse y convertirse en una persona autónoma y segura de sí.
¿Cuándo el desafío se convierte en un problema de conducta?
Hay casos en los que las conductas críticas se convierten en un trastorno oposicionista-desafiante que afecta profundamente la dinámica familiar. La diferencia estriba en que estos niños no desean dialogar, no brindan argumentos ni desean profundizar sino simplemente hacer su voluntad. Además, estos pequeños parecen estar molestos continuamente y disfrutan molestando deliberadamente a otras personas.
Fuentes:
Spengler, M. et. Al. (2015) Student characteristics and behaviors at age 12 predict occupational success 40 years later over and above childhood IQ and parental socioeconomic status. Developmental Psychology; 51(9): 1329-1340.
Allen, J. P. et. Al. (2012) Predictors of Susceptibility to Peer Influence Regarding Substance Use in Adolescence. Child Development; 83(1): 337–350.
Oliner, S. P. (1992) Altruistic Personality: Rescuers Of Jews In Nazi Europe. New York: The Free Press.
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