• Saltar al contenido principal
  • Saltar a la barra lateral principal
  • Saltar al pie de página

Rincón de la Psicología

Blog de Psicología

  • Quién Escribe
  • Libros de Autoayuda
    • Libro de Ansiedad
    • Libro de Depresión
    • Libro de Manipulación
    • Libro Crecimiento Personal
  • Temas de Psicología
  • Publicidad
Inicio » Crecimiento Personal » No pierde quien da amor, pierde quien no sabe recibirlo

No pierde quien da amor, pierde quien no sabe recibirlo

Compartir en Facebook Compartir en X (Twitter) Compartir en LinkedIn Compartir en WhatsApp Compartir en Telegram Compartir en Email
No pierde quien da amor

Hay quienes se arrepienten de haber amado, ya sea porque una relación no fructificó o porque terminó rompiéndose en mil pedazos. Muchos que piensan que ha sido un amor derrochado, tirado en saco roto. Sin embargo, nunca pierde quien da amor sino quien no sabe apreciarlo y recibirlo.

Amar significa abrirse. Quien ama no guarda nada para sí, pero en esa entrega se produce una maravillosa contradicción ya que al dar, recibimos. De hecho, pierde quien se recluye dentro de sí, quien construye muros a su alrededor para protegerse porque así no entrará la alegría, pero el sufrimiento puede colarse igualmente por los resquicios.

Lo peor que puedes hacer es cerrarte

Cuando alguien que amamos nos desilusiona o abandona, nos vemos obligados a realizar grandes reestructuraciones a nivel psicológico. No solo tenemos que hacerle frente a los sentimientos que estamos experimentando sino que también debemos procesar lo sucedido a nivel cognitivo.

El dolor por la pérdida, la frustración e incluso la ira terminan matizando nuestros pensamientos. A veces ese dolor es tan grande que duele físicamente y se siente como si nos estuviera rompiendo en pedazos, literalmente. Y dado que a nadie le gusta sufrir, podemos terminar recriminándonos, pensando que no debíamos haber amado tanto porque así podríamos haber evitado ese sufrimiento.

PARA TI:  Di lo que te molesta cuando te moleste, no esperes a estallar

Es cierto. Es un razonamiento perfectamente válido y racional: si no amamos, no sufrimos. No obstante, ¿de verdad vale la pena vivir anestesiados emocionalmente? ¿Es eso lo que quieres?

Es perfectamente comprensible que después del primer impacto emocional pensemos que no vamos a volver a amar de la misma manera o que debemos protegernos para no sufrir de nuevo, porque las emociones que estamos experimentando son como unas gafas grises que nos impiden ver los colores del mundo.

De hecho, de cierta forma esos pensamientos son un mecanismo de defensa. Cuando el sufrimiento nos desborda intentamos buscar un consuelo. Y puede consolarnos la idea de que no volveremos a sufrir de esa manera en el futuro. Es como pensar: “Vale, ahora mismo estoy sufriendo mucho, pero cuando lo supere no volverá a pasar”. Ese pensamiento puede ser reconfortante y nos puede ayudar a salir del agujero.

Sin embargo, llegados a cierto punto, es necesario reestructurar esos pensamientos y volverse a abrir al mundo. Debemos ser conscientes de que los mecanismos de defensa que en cierto momento pueden ser funcionales y nos protegen, más tarde son desadaptativos y nos hacen daño.

PARA TI:  El burro y el pozo, una fábula tan brutal y motivadora como la vida misma

Cambiar la perspectiva o condenarse a la esterilidad emocional

Amar nunca es tiempo perdido, es una experiencia que podemos atesorar para toda la vida. Solo es necesario estar atentos al momento en que pase el proceso de duelo y el dolor se atenúe para reprocesar nuestros pensamientos.

La primera señal de que nuestras heridas emocionales están sanando es que al mirar atrás ya no vemos solo los malos momentos sino que aparecen destellos de los buenos momentos. Entonces hemos llegado al punto en el que debemos reflexionar sobre nuestros pensamientos. A partir de ese momento podemos comenzar a abrirnos de nuevo al mundo.

Nos ayudará pensar que, aunque no nos guste aceptarlo, en la vida todo tiene un costo. Para obtener algo, debemos dar algo a cambio. Eso significa que la alegría del amor también encierra el dolor del sufrimiento. Negar uno significa negar el otro y condenarse a una esterilidad emocional, que es mucho peor que el dolor por la pérdida.

Compartir en Facebook Compartir en X (Twitter) Compartir en LinkedIn Compartir en WhatsApp Compartir en Telegram Compartir en Email

Jennifer Delgado Suárez

Psicóloga Jennifer Delgado Suárez

Soy psicóloga. Por profesión y vocación. Divulgadora científica a tiempo completo. Agitadora de neuronas y generadora de cambios en mis ratos libres. ¿Quieres saber más sobre mí?

No te pierdas ni un artículo

Al inscribirte a Rincón de la Psicología aceptas nuestra Política de Privacidad. Pero no te preocupes, ¡odio el spam tanto como tú!

Sigue alimentando tus neuronas

Pausas de transición, el hábito que evitará que colapses por estrés

Si tienes este tipo de curiosidad, tu cerebro envejecerá mejor

¿Estás poniendo límites o evitando el compromiso emocional?

Interacciones con los lectores

Deja una respuesta Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Barra lateral principal

Entradas recientes

  • Pausas de transición, el hábito que evitará que colapses por estrés
  • Si tienes este tipo de curiosidad, tu cerebro envejecerá mejor
  • ¿Estás poniendo límites o evitando el compromiso emocional?
  • Mentalidad de crecimiento en la Sanidad: Menos burnout, más evolución
  • Hablar de las emociones no basta: cuando la catarsis se convierte en una trampa

Footer

Contacto

jennifer@intextos.com

Blog de Psicología

Artículos sobre la salud mental y el crecimiento personal, técnicas psicológicas, estudios sobre el cerebro, trastornos mentales y libros de Psicología para comprender cómo funciona la mente.

Sígueme la pista

  • Facebook
  • Instagram
  • LinkedIn
  • Telegram
  • Twitter

© Copyright 2009-2024 Rincón de la Psicología · Todos los derechos reservados · Política de Cookies · Política de Privacidad · Publicidad