La memoria no es un proceso pasivo, no se trata de recuperar recuerdos más o menos íntegros de un almacén. Recordar es un proceso dinámico que implica reconstruir y reelaborar los contenidos o los hechos. Así, no es de extrañar que nuestras memorias usualmente sean «trucadas» por fragmentos de otros recuerdos que adquirimos en situaciones muy diferentes o en épocas diversas.
En nuestro cerebro se agolpan muchas trazas del recuerdo: fragmentos de olores, sonidos, imágenes, sensaciones táctiles… en ocasiones basta activar una de estas pistas para que el recuerdo en su totalidad se haga consciente. Para comprender plenamente a qué me refiero basta recordar ese momento en el cual un perfume particular nos hizo recordar a una persona o un hecho específico que vivimos y que pensábamos estaba totalmente sepultado en el olvido.
Un grupo de investigadores de la Universidad Estatal de la Florida ha descubierto que la recuperación de recuerdos va más allá de lo que conocíamos: asumir determinadas posturas corporales también nos ayuda a recordar los eventos. Incluso de manera más rápida y exacta.
Esta idea es congruente con la noción de Embodied Cognition (cognición corporal) que nos dice que los eventos son procesados a nivel cerebral pero este procesamiento no solo incluye palabras o imágenes sino también un componente propioceptivo y motor. Por lo cual es muy razonable comprender que el recuerdo se hará más disponible si asumimos una postura corporal similar a aquella en la cual vivimos la experiencia original.
En el experimento participaron 32 jóvenes con una edad media de 21 años y 30 adultos mayores con una edad media de 69 años. Todos fueron entrevistados para obtener recuerdos de sus respectivas infancias de forma que los investigadores retomaron aquellos recuerdos que implicaban algunas posturas corporales específicas como: ir al dentista, practicar algún tipo de deporte, abrir la puerta a un visitante… Posteriormente las personas se acomodaron en posiciones corporales bastante relacionadas con sus recuerdos como por ejemplo: reclinarse en un sillón, adoptar las posiciones del deporte o hacer el gesto de abrir la puerta… en esta condición las personas intentaban recordar la mayor cantidad de información posible sobre el evento.
Una semana después los voluntarios fueron entrevistados nuevamente. Esta vez los investigadores preguntaron directamente por los recuerdos anteriores. ¿Los resultados? Probablemente ya los imaginan, tanto los adultos mayores como los jóvenes fueron capaces de brindar un mayor número de detalles y de vivenciar de manera más fuerte el recuerdo cuando adoptaban una postura corporal congruente con sus memorias.
Fuente:
Katinka, K. et. Al. (2007) Body posture facilitates retrieval of autobiographical memories. Cognition ;102: 139–149.
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