Cuando se habla de religión las ideas suelen diferir bastante entre las personas creyentes y los no creyentes. Pero… ¿existen diferencias a nivel cerebral?
Ahora se conoce que las diferencias radican en cómo evalúan los juicios de fe.
Investigadores de la Universidad de California del Sur y de la UCLA han desarrollado el primer estudio que compara el funcionamiento cerebral de personas religiosas y aquellas que no lo son a través de la neuroimagen funcional.
Los resultados fueron sorprendentes: el cerebro responde de manera diferente ante las proposiciones de origen religioso y ante aquellas que no lo son; creer o no creer una afirmación, independientemente de si la persona es religiosa o no, está gobernado por las mismas áreas cerebrales. El estudio muestra que los cristianos devotos y los no creyentes utilizan las mismas áreas del cerebro para juzgar la veracidad de las proposiciones, sean estas de origen religioso o no.
En el estudio participaron 30 adultos, 15 cristianos y 15 no creyentes que fueron sometidos a un escaneo cerebral mientras evaluaban la veracidad de proposiciones de contenido religioso y no religioso. Las afirmaciones fueron diseñadas para producir un acuerdo perfecto entre las grupos cuando se referían a afirmaciones no religiosas como por ejemplo: «las águilas existen» o para provocar un marcado desacuerdo como por ejemplo: «los ángeles realmente existen».
Evaluar las afirmaciones de contenido religioso aumenta la actividad de la corteza prefrontal ventromedial, un área del cerebro relacionada con la recompensa, los juicios de auto relevancia y la toma de decisiones emocionales. Una zona encargada de mediar entre los impulsos y los conocimientos, entre la cognición y la emoción.
No obstante, cuando se realizó el análisis comparativo entre los dos grupos de personas se concluyó que el pensamiento religioso está más asociado a las regiones cerebrales que gobiernan la emoción, la auto representación y el conflicto cognitivo mientras que pensar sobre cuestiones ajenas a la religión activa las áreas relacionadas con la memoria, por supuesto, en un intento de recuperar la información previamente aprendida que no implica un conflicto emocional.
El hecho de que se activen áreas como la cíngula anterior, relacionada con la resolución de conflictos, refleja que tanto para los religiosos como para aquellos que no profesan ninguna fe, las afirmaciones relacionadas con la religión les produce gran incertidumbre, dudas y cierta implicación emocional. Aunque en algunas ocasiones las personas no lo reconozcan o sea un proceso que transcurre de manera no consciente.
Noticia tomada de: University of California – Los Angeles (2009, Octubre). Where Religious Belief And Disbelief Meet. En: ScienceDaily.
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