Según la Organización Mundial de la Salud, 121 millones de personas sufren depresión. Sin embargo, la depresión no ataca a todos por igual. Un estudio recientemente publicado en la revista BMC Medicine analizó los niveles de depresión en 18 países llegando a la conclusión que esta problemática es mucho mayor en los países ricos que entre las personas que viven en países con menos recursos y tienen menores réditos económicos.
En términos estadísticos, se afirma que los índices de depresión son mayores en Francia (21%) y los Estados Unidos (19,2%) mientras que China (6,5%) y México (8%) muestran los índices más bajos. España ocuparía el sexto puesto con una tasa de depresión del 10,6%. Además, en los países ricos la depresión suele aparecer entre los 25 y 26 años de edad.
En esta investigación se analizaron los datos de más de 89.000 personas que respondieron a un cuestionario donde se evaluaban los síntomas de la depresión, los patrones del sueño, sus intereses, las actividades cotidianas y otros detalles demográficos como la edad, el nivel de ingresos y el estado civil.
Más allá de las cifras estadísticas, lo verdaderamente interesante es conocer el por qué de estas diferencias. Sin embargo, los investigadores solo brindan una hipótesis: los países ricos presentan una mayor desigualdad de ingresos económicos. Supuestamente, esta desigualdad nos haría más infelices y, por ende, más propensos a la depresión.
Sin embargo, considero que esta explicación no es sino la punta de un iceberg que se presenta con proporciones agigantadas. En primer lugar, la depresión es una psicopatología multideterminada por lo que sería del todo erróneo buscar la explicación de la misma en un solo factor.
Por ejemplo, gran parte de los países ricos como Inglaterra, Alemania o los Países Bajos también están sometidos a condiciones atmosféricas muy desfavorables. Se conoce que en los Países Bajos las tasas de suicidio son muy elevadas debido al Trastorno Afectivo Estacional. Y es que los largos inviernos no solo disminuyen los niveles de melatonina sino que también reducen las oportunidades de intercambio social; con los consecuentes resultados nefastos para el estado de ánimo.
Más allá de la incidencia de los largos inviernos, también es muy probable que en estos índices de depresión incida la forma de comprender la vida que incita cada tipo de sociedad. Quizás las personas en los países ricos tienden a vivir mirando siempre al éxito sin disfrutar plenamente del aquí y el ahora y comparándose permanentemente con el vecino. Mientras que las personas de los países más pobres quizás han aprendido a valorar los momentos presentes por lo que logran encontrarle más “sabor” a la vida.
Pero claro, estas son solo hipótesis…
Fuente:
Bromet, e. et. Al. (2011) Cross-national epidemiology of DSM-IV major depressive episode. BMC Medicine; 9.
Anónimo dice
En los países ricos la gente va al psiquiatra y al psicólogo; en los países pobres no hay ni unos ni otros. Por eso, al acudir a los anteriores especialistas y consumir muchos más ansiolíticos y antidepresivos, hay mucha más depresión en los países ricos que en los pobres. Ésa es la seriedad con la que se hacen multitud de estudios.
Jennifer Delgado Suarez dice
Juan Ignacio,
El estudio en cuestión no se realizó teniendo en cuenta las personas que acuden al psicólogo sino a través de encuestas donde se evaluaban los índices de depresión. Por ende, al menos desde esta perspectiva, metodológicamente no hay nada que objetar.
Particularmente, considero que los niveles de depresión en los países ricos están fuertemente determinados por la cultura del facilismo y el individualismo.
Gracias por tus apreciaciones.