Todos en algún momento hemos sentido miedo ante alguna que otra mala experiencia onírica; sin embargo, existen personas para las cuales este miedo se convierte en una verdadera pesadilla aún cuando están despiertos: es la Oneirofobia o Somnifobia y como sus diversos nombres lo indican es un miedo a dormir y aunque es un trastorno mucho más común de lo que podrían imaginar, las investigaciones al respecto en el contexto iberoamericano resultan muy escasas por lo cual la información en lengua española es extremadamente pobre.
El término Oneirofobia en sí es relativamente joven, data del 2001 cuando Blechner, casi al azar, lo menciona en su libro: The Dream Frontier. Las personas que padecen este tipo de fobia cuando se va acercando el momento de ir a dormir pueden experimentar: sensaciones de asfixia, sudoraciones excesivas, nauseas, sentir la boca seca, temblores, palpitaciones cardíacas, imposibilidad para hablar y pensar con claridad, miedo a que sobrevenga la locura o a perder el control. Suelen ser muy comunes los ataques de pánico.
Aunque la mayoría de los aquejados comprenden que su miedo no tiene una base racional, no pueden dominar el gran temor que experimentan ante la idea de dormirse.
Esta fobia normalmente tiene su origen en las pesadillas recurrentes que pueden haber sido vivenciadas tanto en la edad infantil como en la adultez o por haber visto filmes o escenas de contenido impactante antes de ir a dormir, de forma que estas imágenes se mantienen como rezagos diurnos y posteriormente se manifiestan en las experiencias oníricas que la persona vivencia como muy vívidas y reales por lo cual, no es de extrañar que las vivan con gran temor.
Las personas que padecen de Oneirofobia exhiben temores particulares muy variados: temen a morir durante el sueño, a la imposibilidad de respirar pero sobre todo a tener pesadillas y sueños desagradables.
Los tratamientos suelen ser muy variados, oscilan desde la conocidísima desensibilización sistemática donde la persona se va exponiendo de forma gradual ante la situación atemorizante de manera que el miedo se pierde de manera paulatina hasta las terapias psicoanalíticas donde se intenta buscar y eliminar la causa inconsciente del miedo irracional.
Entre los tratamientos menos convencionales para el miedo a dormir pero con resultados igualmente efectivos pueden encontrarse: la hipnoterapia, la Programación Neurolingüística e incluso la Terapia Energética. No obstante, todos muestran como común denominador el hecho de que las personas deben reprogramar sus creencias, considerándolas como la causa primordial del miedo irracional. La diferencia entre los tratamientos radica en el nivel de conciencia en el cual se influye ya que mientras que la Programación Neurolingüística y la Terapia Energética trabajan en un nivel eminentemente consciente donde se intentan variar los pensamientos que dan origen y sustentan el miedo a dormir; en la hipnoterapia se trabaja en un nivel no consciente, reprogramando las creencias de la persona pero sin que ésta desempeñe un papel activo en el cambio.
Además, existen algunas asociaciones como la CTRN Oneirophobia, un grupo dedicado exclusivamente al manejo de las fobias y los ataques de ansiedad, que brindan la posibilidad de acceder al tratamiento online.
Como podrán imaginar, la Oneirofobia no es solo un trastorno molesto sino que puede causar graves daños en la persona, tanto a nivel emocional como físico. Una noche de descanso ayuda a regular nuestro ánimo y nos prepara para los nuevos desafíos, consolida los aprendizajes y borra todo lo innecesario de la memoria mientras que la privación del sueño incrementa la actividad de la zona del cerebro estrechamente conectada a la depresión, la ansiedad y otros trastornos psiquiátricos.
No obstante, aunque la privación de sueño suele acarrear dificultades para la salud, existen algunos casos extremadamente curiosos para la ciencia de personas que no logran conciliar el sueño; tal es el ejemplo de Thai Ngoc, un hombre vietnamita no ha dormido en 36 años y así lo aseveran dos agencias locales: una del Reino Unido y otra de Tailandia.
Pero no este caso no es único, en la portada del ABC también apareció la historia de un niño de tres años, en esta ocasión los médicos pudieron diagnosticar una malformación en la cual el cerebro estaría, literalmente, hundido en la columna vertebral de manera que aprisiona las áreas relacionadas con el control de los estados de sueño-vigilia.
Fuente:
Blechner, M. J. (2001) The dream frontier. New Jersey: Analytics Press.
Jennifer Delgado dice
Hola,
Según lo que me cuentas, todo parece indicar que la fobia está muy instaurada, por lo que te recomiendo que vuelvas al psicólogo, quizá puedes buscar un profesional que ofrezca una terapia breve y profunda, de manera que puedas eliminar esa fobia de una vez y por todas y no necesites pasar mucho tiempo en terapia.
Adriana dice
Soy la persona del comentario que dejó su correo hace 11 años (2011, Adriana) y hoy repentinamente me acordé que leí este blog y escribí aquí hace tanto tiempo.
Bueno… de tener 21 años en ese momento, ahorita tengo 32 y quise venir a decirle a los que vayan a leer esto… que las cosas pueden mejorar. A los 27 decidí buscar ayuda psiquiátrica, ya que la psicológica nunca fue suficiente ni obtuvo resultados. Estuve 4 años y medio en tratamiento farmacéutico y puedo decirles que es una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida. Pude dormir, pude sentirme bien, pude disfrutar de todo de una manera completamente distinta y al día de hoy, medio año de haber dejado el medicamento estoy muy bien. Las dificultades para dormir no desaparecen del todo sin el medicamento, pero ya no siento ese mismo miedo de toda la vida, y logro dormir por mi propia cuenta al menos 6 horas al día.
Los invito a todos los que lleguen aquí a que busquen la ayuda que necesiten, sé que atravesamos tiempos difíciles, pero si seguimos aquí después de tanto… agotemos hasta la última alternativa para poder sentirnos bien.
Espero que todos los que comentaron aquí en el blog hace tantos años, aún sigan de pie y hayan logrado superar todo esto.
adrna@live.com
Jennifer Delgado dice
Hola Adriana,
Me alegra muchísimo que lo hayas superado. Cuando tenemos un problema, nuestra perspectiva se cierra y nos parece que nunca saldremos, pero no es así. A veces solo se necesita aguantar un poco. No tirar la toalla y pedir ayuda.
Por supuesto, hay problemas que no desaparecen del todo, pero aprendemos a convivir con ellos sin que nos afecten tanto. Esa es la vida: luchar sin perder la esperanza.
Un abrazo