Todavía no hemos encontrado el elixir de la larga vida. Y es probable que nunca lo hagamos pues todo parece indicar que la clave de la longevidad en realidad se diluye en una serie de pequeños secretos que van desde el estilo de vida hasta las características del entorno en el que vivimos.
No obstante, algunas de las investigaciones psicológicas más extensas y fiables que se han realizado hasta la fecha también señalan que nuestra personalidad desempeña un rol importante en la longevidad. O sea, nuestra forma de ser puede añadir o restar años de vida. ¡Toma nota!
Los rasgos de personalidad que añaden años de vida
1. Escrupulosidad
Uno de los estudios más largos sobre la personalidad, llevado a cabo durante 75 años con 300 parejas que se inscribieron cuando tenían 20 años, reveló que las personas más concienzudas, meticulosas y eficientes solían vivir más.
Es probable que esto se deba a que quienes han desarrollado esta característica suelen sopesar atentamente los pros y los contras a la hora de tomar decisiones, por lo que se exponen a menos riesgos, lo cual les ayudaría a tener una vida más larga. La escrupulosidad también va de la mano de la disciplina y el autocontrol, lo cual les ayudaría a seguir estilos de vida más saludables y evitar ceder a los malos hábitos y los impulsos nocivos.
2. Apertura mental
Esa misma investigación reveló que las personas más longevas también eran más abiertas mentalmente. De hecho, la escrupulosidad no es sinónimo de rigidez mental. Los psicólogos constataron que las personas más dispuestas a escuchar ideas nuevas solían vivir más que quienes rechazaban la novedad.
Este rasgo personológico se ha relacionado con la imaginación, la curiosidad, la creatividad y la búsqueda de nuevos estímulos. Estas personas están dispuestas a salir de su zona de confort y probar cosas nuevas. Esa amalgama de características se convierte en una especie de “combustible” particularmente potente que añade energía, sentido y satisfacción a sus vidas, alejándolas de la depresión.
3. Estabilidad emocional
Mientras que la apertura mental y la conciencia eran dos indicadores de longevidad particularmente importantes en los hombres, en las mujeres el rasgo más relevante era la estabilidad emocional. Eso no significa que para vivir más debemos “deshacernos” de las emociones, sino que tenemos que aprender a gestionarlas y usarlas a nuestro favor.
Las personas más longevas son menos reactivas al estrés, por lo que también son menos vulnerables a sus efectos negativos. No son inmunes a los estados emocionales negativos, pero son capaces de salir rápidamente de ellos, en vez de quedarse atrapadas en la rumiación y las preocupaciones, de manera que el mal humor no les dura mucho. Además, suelen ver la vida desde una perspectiva más optimista, aunque eso no significa que sean optimistas ingenuos, sino que prefieren enfocarse en lo positivo porque son conscientes de que esa actitud les ayudará más que hundirse en el pesimismo.
4. Expresividad emocional
Dicho estudio también descubrió que las personas más longevas, de 95 a 100 años, reían con frecuencia y expresaban sus emociones abiertamente, en lugar de reprimirlas. Esos centenarios tenían un mejor estado de ánimo y más sentido del humor que la media, pero también eran capaces de expresar sus emociones asertivamente.
No es casual. Las emociones se reflejan en el cuerpo, por lo que si reprimimos sentimientos como la ira, la culpa o la frustración, estos pueden terminar somatizándose, causando o agravando problemas de salud que a la larga pueden pasarnos factura y restarnos años de vida. Por tanto, es comprensible que la capacidad para expresar lo que sentimos sea un factor clave en la longevidad.
5. Amabilidad
El segundo rasgo más importante relacionado con una larga vida en las mujeres que es la amabilidad. Ese hallazgo también está respaldado por estudios más recientes. De hecho, una investigación realizada en la Universidad Yeshiva con personas centenarias comprobó que todas no solo eran estables emocionalmente, sino que disfrutaban de las relaciones sociales y tenían una visión optimista de la naturaleza humana.
Las relaciones interpersonales pueden convertirse en una fuente de apoyo inestimable en los momentos difíciles, actuando como una especie de red de contención para evitar que toquemos fondo emocionalmente. Cabe aclarar que estas personas no eran simplemente extravertidas, sino que se preocupaban genuinamente por la armonía social, lo cual les permitía llevarse bien con los otros. La gente las percibía como amables, generosas, serviciales, de fiar y dispuestas a comprometerse, por lo que a menudo también les respondían con la misma moneda.
En resumen, para vivir más no basta con seguir hábitos de vida saludable, cuidar nuestra salud mental también es importante. Debemos asegurarnos de mantenernos activos mentalmente, abiertos a las nuevas experiencias, así como de cuidar nuestras relaciones y prestar atención a nuestro mundo emocional. Esa es otra de las claves para no limitarnos a envejecer, sino avanzar en el calendario sintiéndonos bien.
Referencias Bibliográficas:
Kato, K. et. Al. (2012) Positive attitude towards life and emotional expression as personality phenotypes for centenarians. Aging; 4(5): 359–367.
Kelly, E. L. (1955) Consistency of the adult personality. American Psychologist; 10(11): 659–681.
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