Las enfermedades mentales tienen un fuerte componente cultural. De hecho, a lo largo de los años se han documentado casos insólitos cuyo origen está determinado en gran medida por las reglas y las creencias de cierta cultura o época. Tal es el caso de lo que podríamos denominar como “delirio de cristal”; es decir, personas que están convencidas de que pueden romperse en mil pedazos, como si estuviesen hechas de vidrio. ¿Te imaginas lo que sería vivir así?
Una mirada en el tiempo
En la actualidad este tipo de delirio ya no existe o, al menos, no se han documentado casos, pero los archivos históricos nos indican que en el pasado era bastante usual, sobre todo entre los siglos XV y XVII.
Este trastorno psiquiátrico se caracteriza porque las personas creen que están hechas de vidrio y, por tanto, piensan que pueden quebrarse en cualquier momento. Uno de los pacientes más famosos aquejados por este delirio (entre otros tantos problemas, como la licantropía) fue el mismísimo Rey Carlos VI de Francia, quien no dejaba que las personas le tocarán y exigía que le reforzaran sus vestimentas para protegerse de una rotura accidental.
En las formas más avanzadas del trastorno, las personas incluso llegan a reconocerse como si fuesen una lámpara de aceite, un recipiente para beber o una botella de vidrio. No obstante, a veces este delirio se circunscribe solo a determinadas partes del cuerpo, como los huesos o las extremidades.
Sin embargo, los primeros casos fueron los más impactantes ya que las personas creían que tenían corazones, pechos o cabezas de vidrio. De hecho, Tommaso Garzoni, un monje italiano, dibujó a mediados del siglo XVI una serie de bocetos que representaban a personas con trastornos psiquiátricos y en uno de ellos hacía alusión al delirio de vidrio, presentando a un hombre como si todo su cuerpo estuviese conformado por la cabeza, que era una gran esfera de vidrio.
Al parecer, el delirio de cristal era una patología tan extendida que dio pie a diferentes obras literarias. Sin ir más lejos, Miguel de Cervantes escribió “El licenciado vidriera”, un relato en el que el personaje principal es un joven abogado que cree estar hecho de vidrio. Como podrás suponer, estas obras no hacían sino reforzar aún más estos delirios y difundirlos entre una población que no disponía del conocimiento científico que hoy tenemos a nuestro alcance.
Desvelando las causas
Aunque el vidrio no es una invención reciente sino que tiene miles de años, durante el Medioevo y los siglos posteriores alcanzó una mayor difusión y relevancia en la sociedad. De hecho, para comprender por qué tantas personas padecían este delirio, debemos entender el significado que tenía el cristal para la sociedad en la cual vivieron.
En aquellos tiempos el vidrio era asociado con la pureza y la inteligencia. Tanto es así que en una de sus novelas Shakespeare hizo referencia a la “esencia vidriosa” para indicar una cualidad positiva que implicaba el genio y la sabiduría.
Por otra parte, en aquella época también estaba en pleno apogeo el desarrollo de los instrumentos ópticos, gracias a los cuales se podía ver mucho más de lo que percibía el ojo humano. Por tanto, no es extraño que en la cultura popular el vidrio también se haya identificado con la clarividencia.
Como colofón, se debe puntualizar que el periodo de 1480 a 1640 también ha sido catalogado como la “Era de Oro de la Melancolía” ya que este trastorno era aceptado socialmente e incluso se identificaba con la sabiduría. Las personas sabían perfectamente que la melancolía (entiéndase depresión grave) era un trastorno pero aún así creían que quienes lo padecían eran poseedores de una gran inteligencia y conocimiento de la vida.
Al unir estos factores podremos darnos cuenta de que todas las premisas estaban creadas para que algunas mentes divagasen y creyesen que sus cuerpos estaban hechos de cristal, dando lugar así a un delirio que en nuestros días no existe ya que el vidrio ha pasado a ser un material muy común.
Fuentes:
Speak, G. (1990) An odd kind of melancholy: reflections on the glass delusion in Europe (1440-1680) History of Psychiatry; 1: 191-206.
Speak, G. (1990) “El licenciado Vidriera» and the Glass Men of Early Modern Europe. The Modern Language Review; 85(4): 850-865.
Carilda O dice
Muy interesante, nunca había oído hablar de este trastorno. Gracias por compartir.
Miguel Angel Lopez Aguilar dice
Muy buenos aportes, lo que me gusta es que usted pone las fuentes de consulta, lo que nutre la nota y le da gran credibilidad, además de abundar en el tema y no únicamente mencionarlo de manera superficial, gracias
Jennifer Delgado dice
Miguel Ángel,
Gracias por tu retroalimentación.
Casi todos los artículos del blog están basados en investigaciones, que he consultado a conciencia. Con algunas estoy de acuerdo, con otras no pero me han resultado interesantes y las comparto.
A veces es difícil poner en lenguaje popular estos descubrimientos pero intento no perder el rigor científico 🙂