
Nuestro concepto de relación amorosa está cambiando. Todo parece indicar que la idea de estar con una sola persona hasta que la muerte nos separe ya no resulta tan atractiva. Basta pensar que en 2021 se produjeron en España 86.851 divorcios, un 12,5% más que el año anterior.
La duración media de los matrimonios también ha ido disminuyendo, lo cual significa que no solo hay más rupturas, sino que las parejas duran cada vez menos. En ese contexto, el poliamor se convierte en otra manera de entender y vivir las relaciones. Y no es una opción tan insólita como se podría pensar. Un estudio realizado en la Universidad de Indiana reveló que uno de cada cinco adultos ha practicado la no monogamia consensuada en algún momento de su vida. Sin embargo, todavía existen muchos mitos y desconocimiento en torno a este tipo de relaciones.
La infidelidad y el engaño en una relación poliamorosa
El poliamor es una relación erótica y sentimental de carácter estable entre varias personas, pero con el consentimiento de todas. Se trata de una orientación relacional en la cual una pareja decide no ser exclusiva sexual y afectivamente, de manera que mantiene una relación más abierta que da cabida a otras personas.
En principio, puede parecer que el poliamor no deja espacio para la infidelidad o el engaño ya que se trata de una relación consensuada. Sin embargo, tal y como mostró la comedia romántica de Woody Allen “Vicky Cristina Barcelona”, el poliamor puede llegar a ser muy complejo, sobre todo cuando se parte de una educación monógama y una concepción posesiva de la relación romántica.
En las relaciones poliamorosas también hay límites y pactos de fidelidad, aunque no sean necesariamente de exclusividad sexual. De hecho, a diferencia de las relaciones abiertas, en el poliamor las personas se unen con lazos especiales entre sí, cumpliendo con una fidelidad exclusiva. La ruptura de esos pactos, ya sean explícitos o implícitos, puede implicar un engaño o infidelidad que duele tanto como en una relación monógama.
En el poliamor no todo vale. Toda relación se basa en la confianza y romperla implica una traición. No obstante, lo que se considera engaño o infidelidad puede variar drásticamente de una relación a otra. En este sentido, el equipo de psicólogos en Barcelona Proyecto Art explica que en muchas ocasiones una infidelidad puede simplemente significar la ruptura de un pacto no consensuado, que muchas veces se encuentra sujeto a la interpretación de cada persona. Es decir, es posible que las líneas rojas sean distintas para cada miembro de la relación.
Por ese motivo, en una relación poliamorosa es fundamental dejar claros los límites pues todo lo que no se explicita queda sujeto a interpretación. Hay que dedicar mucho tiempo a hablar sobre las normas, aclarar que se considera infidelidad y lo que es necesario compartir.
El poliamor, ¿fuente de seguridad emocional?
A nivel social, las relaciones monógamas se suelen vincular a la seguridad mientras que el poliamor a menudo es visto como sinónimo de inestabilidad. Sin duda, la monogamia intenta recrear las condiciones externas para un apego seguro cuando las personas no han desarrollado internamente un estilo de apego seguro.
Contraer matrimonio, comprar una vivienda, mantener la exclusividad sexual o incluso tener hijos son factores que unen mucho a las personas y, de cierta forma, les proporcionan raíces. Sin embargo, la seguridad en una relación no consiste en “poseer” a alguien para siempre o en compartir ciertas cosas con esas personas.
Esa estructura narrativa en realidad solo brinda una ilusión de seguridad emocional que puede revelarse extremadamente frágil apenas el viento sopla en contra. El grado de estabilidad y seguridad que aporta una relación amorosa no proviene de la posesión sino de la capacidad de cada miembro para construir un apego seguro.
El apego seguro se crea a través de la calidad de la experiencia que tenemos con la otra persona, no por el simple hecho de estar casados, compartir techo o tener un hijo en común. Esa seguridad se construye cuando las personas están disponibles emocionalmente, prestan atención, conectan y pueden expresar con libertad sus emociones más profundas.
La relación segura tiene lugar gracias al compromiso, el respeto, la cercanía, la intimidad y la unión. Eso genera confianza y seguridad. Y ese tipo de apego puede desarrollarse tanto en una relación monógama como en aquella poliamorosa, aunque en estas últimas suele ser necesario un mayor esfuerzo emocional ya que son más complejas.
De hecho, cabe destacar que en toda relación es importante mantener un equilibrio entre la seguridad y la inseguridad, lo que se “posee” y aquello que no está disponible para mantener la pasión, el otro componente básico de la teoría triangular del amor de Sternberg según la cual, las relaciones basadas en la intimidad, la pasión y el compromiso tienen más probabilidades de sobrevivir a lo largo del tiempo siendo satisfactorias.
¿Una relación poliamorosa puede funcionar a largo plazo?
El amor no tiene límites. Los límites los ponemos nosotros guiándonos en gran medida por los cánones sociales. Podemos amar profundamente a una persona, a dos o a tres. Eso significa que tanto las relaciones monógamas como las poliamorosas pueden fracasar o consolidarse ya que la clave no consiste en el modelo de relación sino en cómo afrontan los desafíos las personas que la conforman.
De hecho, investigadores de la Universidad de Guelph comprobaron que no existen diferencias significativas en el nivel de satisfacción de las personas que mantienen relaciones monógamas o no monógamas.
No obstante, hay que tener en cuenta que las relaciones poliamorosas normalmente derriban las convenciones sociales que nos transmiten estabilidad, por lo que pueden dejar al descubierto nuestras inseguridades, problemas de apego y heridas emocionales. Por esa razón, el miedo al abandono o los celos pueden intensificarse cuando otra persona entra a formar parte de la relación.
Para mantener una relación poliamorosa es importante sanar los traumas pasados y deshacerse de las creencias monógamas enraizadas en nuestra mente relacionadas con la posesión. También es fundamental conocerse bien, tener claro lo que queremos y desarrollar la capacidad para expresar nuestras emociones y necesidades. Eso significa que para que las relaciones no-monógamas funcionen, es esencial realizar un arduo trabajo interior.
Por supuesto, también es necesario mantener una comunicación fluida. Hay que hablar mucho sobre los límites, las inseguridades, las necesidades, las expectativas y los deseos de cada uno. Es imprescindible destinar energía a crear un vínculo sano y desarrollador en el que cada parte comprenda y se sienta satisfecha con el “contrato” que ha pactado.
Si falta alguno de esos ingredientes, las relaciones poliamorosas, así como las monógamas, se pueden convertir en una fuente de sufrimiento y rupturas dolorosas.
Fuentes:
(2022) Estadística de Nulidades, Separaciones y Divorcios (ENSD) Año 2021. En: INE.
Wood, J. et. Al. (2018) Reasons for sex and relational outcomes in consensually nonmonogamous and monogamous relationships: A self-determination theory approach. Journal of Social and Personal Relationships; 35(4): 10.1177.
Haupert, M. L. et. Al. (2017) Prevalence of Experiences With Consensual Nonmonogamous Relationships: Findings From Two National Samples of Single Americans. J Sex Marital Ther; 43(5): 424-440.
Eleno, A. (2013) Las ideas del amor de R.J. Sternberg: la teoría triangular y la teoría narrativa del amor. Familia; 46: 57-86.
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