La depresión no solo nos roba las ganas de vivir sino que también hace mella en nuestro organismo. Se conoce que afecta nuestro sistema inmunológico haciéndonos más proclives a enfermar pero ahora un nuevo estudio realizado en las universidades de Ámsterdam y California nos demuestra que la depresión mayor puede acelerar el proceso de envejecimiento. ¿Cómo?
Todo comienza en los telómeros
Para analizar cómo el trastorno depresivo mayor incide en el envejecimiento a nivel celular, los investigadores tomaron muestras de sangre de más de 2.400 personas, un tercio de los cuales padecían depresión mientras que otro tercio la había sufrido en el pasado. El tercio restante jamás había presentado un cuadro depresivo.
El equipo buscó signos de envejecimiento de las células midiendo el tamaño de los telómeros de los participantes. Vale aclarar que los telómeros son como una especie de tapa protectora que se encuentra en los extremos de los cromosomas. Estas combinaciones de proteínas y ADN hace que los cromosomas se mantengan estables pero el problema es que van acortándose en la misma medida en que la célula se divide.
Mientras más cortos son los telómeros, más se ve afectada la integridad estructural de los cromosomas y las células envejecen más rápido, hasta que mueren. Como podrás suponer, los telómeros ayudan a mantener intacto el cromosoma y son un indicador fiable de envejecimiento.
Lo interesante fue que las personas deprimidas tenían unos telómeros mucho más cortos que las personas que jamás habían sufrido depresión. De hecho, los análisis mostraron que mientras más severo y largo era el cuadro depresivo, más cortos eran los telómeros.
En este punto la pregunta es: ¿por qué la depresión hace que las células envejezcan con mayor rapidez?
Los investigadores piensan que la depresión afecta la regulación de la respuesta inmune de nuestro organismo, lo cual provoca un aumento de la inflamación, que sería la responsable del daño a las células y el acortamiento de los telómeros.
De hecho, numerosos estudios han vinculado la depresión con un incremento de las citocinas proinflamatorias y una disminución de las citocinas antinflamatorias. Este proceso, además de dañar la célula, también refuerza los síntomas físicos de la depresión ya que disminuye los niveles de los neurotransmisores, como la serotonina, que nos hacen sentir bien. En este punto se crea un círculo vicioso que se autoalimenta.
No todo está perdido
La buena noticia es que el acortamiento de los telómeros provocado por la depresión no es irreversible. De hecho, una investigación anterior realizada en la Universidad de California demostró que un cambio en el estilo de vida puede aumentar la longitud de los telómeros hasta en un 10% y en tan solo tres meses.
¿Qué debes hacer? La respuesta es muy sencilla: apostar por una dieta sana, un programa de ejercicio físico y técnicas para reducir el estrés. Y como colofón, he aquí diferentes estrategias eficaces para combatir la depresión sin medicamentos.
Fuentes:
Verhoeven, J. et. Al. (2013) Major depressive disorder and accelerated cellular aging: results from a large psychiatric cohort study. Molecular Psychiatry.
Ornish, D. et. Al. (2013) Effect of comprehensive lifestyle changes on telomerase activity and telomere length in men with biopsy-proven low-risk prostate cancer: 5-year follow-up of a descriptive pilot study. The Lancet Oncology; 14(11): 1112-1120.
Miller, A. H.; Maletic, V. & Raison, C. L. (2010) La inflamación y sus desencantos: papel de las citocinas en la fisiopatología de la depresión mayor. Psiquiatría Biológica; 17(2): 71-80.
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