Llegas a la sala de espera de un dentista o un doctor y, un poco para controlar los nervios y otro poco por curiosidad, sueles lanzarte sobre esa mesilla donde colocan las revistas. Coges la primera que tienes a mano pero muy pronto te das cuenta de que es vieja, así que intentas con otra. Hasta que confirmas que todas las revistas que tienes a tu disposición tienen varios meses de antigüedad y conoces al dedillo todas las noticias que cuentan. ¿Por qué? ¿Los propietarios de las consultas son tacaños, perezosos o existe alguna otra explicación al fenómeno de las revistas viejas en las salas de espera?
Esta misma pregunta se la plantearon investigadores de la Universidad de Auckland y, ni cortos ni perezosos, decidieron descubrir qué sucedía. Para ello, contaron con 87 revistas, colocadas en tres pilas en una sala de espera. Los temas de las revistas eran muy variados ya que incluían ediciones del National Geographic, Time, The Economist, BBC History y varias dedicadas al gossip. Su antigüedad oscilaba entre los 2 y los 12 meses.
¿Qué descubrieron estos investigadores?
– Cada día desaparecían 1,32 revistas por lo que en apenas 31 días se desvanecieron 41 revistas. Esto implica que en un mes desaparecen el 47% de las revistas que se colocan en una sala de espera.
– Las revistas de gossip eran las más codiciadas. Al cabo del mes, solo quedaba un ejemplar de los 27 que se habían colocado.
– Las personas preferían llevarse a casa las revistas más nuevas. De hecho, desaparecieron el 60% de las revistas que tenían menos de dos meses mientras que de las más antiguas solo desapareció el 29%.
Por consiguiente, la razón por la cual las revistas de las salas de espera son viejas es muy sencilla y no tiene nada que ver con los propietarios de las consultas: los visitantes se llevan las revistas más recientes.
La razón de ser del estudio
Aunque puede parecer una investigación con muy poco sentido, lo cierto es que sus autores afirman que los centros médicos del Reino Unido pierden, nada más y nada menos que 12,6 millones de libras al año por el simple hecho de tener que reponer las revistas que desaparecen continuamente. Por tanto, se trata de un gasto nada despreciable.
En este punto recomiendan colocar revistas de temas históricos, económicos o sociales ya que, además de que las personas no suelen llevárselas a casa, también pueden aprovechar esos minutos para involucrarse en una lectura más seria que realmente les aporte algo (con perdón de los fieles lectores de las revistas de gossip).
¿Por qué se colocan revistas en las salas de espera de las consultas?
Algunos centros son más eficaces que otros pero como norma, los pacientes esperan una media de 24 minutos. Además del hecho de que todos somos bastante reacios a las esperas, durante esos minutos nos centramos en nuestras preocupaciones y miedos, que pueden verse exacerbados por el procedimiento al que nos someteremos. En el caso de que decidamos entablar una conversación con la persona más cercana, esos miedos se pueden ver confirmados.
Obviamente, mientras más esperemos, menos contentos estaremos y probablemente más nerviosos. La clave radica en mantenernos ocupados. Por eso, desde hace muchos años, se colocan revistas en las salas de espera.
¿Son un medio eficaz para reducir la ansiedad?
Un estudio realizado en la Universidad de Stanford profundizó en las tácticas que prefieren usar las personas para calmarse en las salas de espera. De hecho, podemos asumir dos caminos, sentarnos y leer una revista para distraernos de lo que nos espera o mantener un diálogo interior que nos recuerde que hemos vivido experiencias peores y que la situación a la que nos vamos a exponer es por nuestro bien.
¿Cuál de las dos técnicas es más eficaz?
Los investigadores reclutaron a un grupo de personas y les dijeron que les darían algunas descargas eléctricas pero debían esperar su turno. A algunos les dijeron que las descargas eran apenas perceptibles y a otros les indicaron que serían dolorosas.
En este punto los psicólogos apreciaron que las personas que tenían que hacerle frente a emociones negativas muy intensas, preferían recurrir a cosas que los distrajeran, como leer una revista. Al contrario, quienes estaban menos nerviosos, preferían reevaluar su situación y decirse a sí mismos que lo que estaban por enfrentar no era tan malo.
Fuentes:
Arroll, B.; Alrutz, S. & Moyes, S. (2014) An exploration of the basis for patient complaints about the oldness of magazines in practice waiting rooms: cohort study. BMJ; 349.
Sheppes, G. & Levin, Z. (2013) Emotion regulation choice: selecting between cognitive regulation strategies to control emotion. Frontiers in Human Neuroscience; 7: 179.
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