La mayoría de los lectores empedernidos, como yo, tenemos un ritual común: compramos un libro y, apenas nos quedamos solos (para no correr el riesgo de parecer extraños ante los ojos de los demás) lo olemos. Deslizamos sus páginas y el aroma que nos llega nos hace sentir bien. Solo después de habernos empapado de su olor, como si se tratase de un rito íntimo, estamos preparados para comenzar a leer. Sin embargo, en alguna ocasión te has preguntado por qué nos gusta el olor a libro nuevo.
¿Qué se esconde detrás del olor a libro nuevo?
Aunque todos somos capaces de detectar el olor a libro nuevo, lo cierto es que todos los libros no huelen de la misma manera porque hay cientos de compuestos implicados. Sin embargo, nuestro cerebro es capaz de pasar por encima de estas “sutilezas” y captar su esencia. De hecho, los estudios realizados en el campo de la percepción olfativa han demostrado que aunque la mayoría de los olores que percibimos cotidianamente están compuestos por diferentes aromas, los percibimos como un único olor, y ese es el que etiquetamos.
Así, lo que conocemos como “olor a libro nuevo” proviene de tres fuentes principales: el papel y los productos químicos utilizados en su fabricación, las tintas que se han usado para imprimir el libro y el pegamento necesario para la encuadernación. Lo curioso es que tanto la tinta, como el pegamento o incluso los compuestos que se usan para darles un color más blanco al papel, son muy volátiles. Esa mezcla es el aroma que nos llega y la que hemos bautizado como “olor a libro nuevo”.
Lo curioso es que con el paso del tiempo, muchos de estos compuestos orgánicos comienzan a descomponerse a través de un proceso de «hidrólisis ácida “, razón por la cual el papel adquiere ese tono amarillento y se vuelve más frágil. Entonces se genera lo que todos conocemos como “olor a libro viejo”, un aroma que a muchos también les fascina pero que, indudablemente, es muy diferente del original.
¿Por qué nos gusta el olor a libro nuevo?
En la base de nuestra fascinación por el olor que tienen los libros nuevos encontramos dos aspectos esenciales que determinan la manera en que procesamos los diferentes aromas:
– Gustos extremadamente polarizados. Ante todo, es importante conocer que en materias de aromas reaccionamos de manera muy visceral. Es decir, vamos a los extremos y calificamos los olores como agradables o desagradables, sin términos medios. Este es un rezago de nuestros ancestros y una conexión con el mundo animal ya que en la naturaleza el olfato es un arma muy importante para la sobrevivencia. De hecho, si lo piensas con detenimiento te darás cuenta de que a menudo priorizamos las señales olfativas sobre las visuales y si el olor de un alimento nos desagrada, tendremos la tendencia a rechazarlo aunque su aspecto sea atractivo.
– Procesamiento eminentemente emocional. Los olores inducen reacciones emocionales sin necesidad de que el estímulo sea procesado por la conciencia. Básicamente, el olor se procesa en el sistema límbico, no llega a la neocorteza, lo cual desencadena una reacción más intensa ya que simplemente sentimos, no pensamos. Por eso, cuando vas caminando y percibes de repente un olor conocido, te puedes transportar a una experiencia del pasado y la vives con más nitidez que si alguien te la contara. De hecho, varias investigaciones han demostrado que los olores son la vía más rápida para despertar las sensaciones más intensas.
¿Qué significa todo esto?
Significa que nos gusta el olor a libro nuevo simplemente porque lo hemos asociado con una experiencia placentera y cuando lo olemos, estas sensaciones se reactivan. Para un lector empedernido, el olor a libro nuevo no es un simple aroma, representa una experiencia, una historia por descubrir y, sobre todo, la expectación de momentos de gran satisfacción leyendo sus páginas.
En algún momento a lo largo de nuestra vida, asociamos el olor a libro nuevo con experiencias positivas de lectura o incluso con el placer de la compra y la posesión de la obra. Después, esta conexión se automatizó de manera que cuando olemos un libro, asociamos este aroma a algo positivo, se activan los mismos mecanismos responsables de la recompensa que podrían estar presentes cuando olemos una comida que nos gusta o cuando un aroma nos trae un recuerdo agradable del pasado.
De hecho, una curiosa investigación realizada en Estados Unidos descubrió que las personas compran y leen libros por numerosas razones pero un 2% de ellas indican que las propiedades físicas del libro, como su textura y olor, son fundamentales en la experiencia de la lectura. Por eso, no es extraño que aproximadamente el 16% de los encuestados haya respondido que preferían los libros a los ebooks ya que estos últimos no transmiten las mismas sensaciones.
Fuentes:
Redolar, D. et. Al. (2013) Neurociencia Cognitiva. Madrid: Editorial Médica Panamericana.
Rainie, L. et. Al. (2012) The rise of e-reading. En: Pew Research Center.
Lattuati, A.; Bonnassies, S. & Lavédrine, B. (2004) Identification of volatile organic compounds emitted by a naturally aged book using solid-phase microextraction/gas chromatography/mass spectrometry. Journal of Chromatography; 1026(1-2): 9-18.
O Pin dice
Opino en lo personal que dentro de tu nota existe una verdad a medias. Por un lado describes con total fidelidad la reacción que los perfumes u olores ejercen en nuestros mecanismos emotivos despertando asociaciones con experiencias pasadas. No hay duda que es totalmente cierto. Pero en lo referente al tema de los libros debo disentir, basado como es lógico, en mi experiencia personal.
Cualquiera que haya visitado, o simplemente pasado por frente a un imprenta industrial, seguramente ha sido cautivado por el aroma de los pegamentos, pero más que nada de las anilinas componentes de las tintas de impresión. El aroma resultante es sumamente adictivo y hasta hace poco tiempo, tenía consecuencias en la salud de los trabajadores ya que los efluvios transportaban elementos que fueron catalogados como cancerígenos. El aroma de las tintas produce una adicción (o rechazo) casi inmediato,pero eso es debido a sus propiedades químicas y no es consecuencia de una asociación con la experiencia de lector.
Gracias por la oportunidad de opinar.
Saludos.