Uno de los peligros que encierra el camino de la vida, sobre todo para quienes trabajan demasiado, es el Síndrome de Burnout. De hecho, muy pocas veces lo vemos venir y cuando nos damos cuenta es porque ya estamos totalmente exhaustos. Sin embargo, la mejor estrategia para prevenir este problema consiste en aprender a identificar los primeros signos del Síndrome de Burnout y detenernos a tiempo, hacer una pausa para revalorar nuestras prioridades y, solo después, retomar el camino.
Siete señales premonitorias que no deberías pasar por alto
Básicamente, el Síndrome de Burnout es un estado de estrés crónico que conduce al agotamiento psicológico y físico, provoca sentimientos de ineficacia y falta de realización y a menudo genera actitudes cínicas y comportamientos de desapego.
Los principales signos del Síndrome de Burnout que pueden ponerte en alerta son:
1. La pérdida de la capacidad para disfrutar. Al principio, esta incapacidad para disfrutar de las cosas agradables puede ser muy leve y generalmente se manifiesta a través de señales como no querer ir a trabajar o estar ansioso por irse. Sin embargo, poco a poco este comportamiento se extiende al resto de las áreas de la vida y también perdemos el deseo de pasar tiempo con la familia y los amigos.
2. El pesimismo. En las primeras fases, lo más usual es que haya días en que ves el vaso medio vacío y otros en que lo ves medio lleno. Con el paso del tiempo el pesimismo se instaura definitivamente y se convierte en un cristal a través del cual comienzas a valorar el mundo y no solo tu trabajo. Así, comienzas a pensar que no puedes contar con nadie.
3. El aislamiento. Casi siempre se presenta como una leve resistencia a la socialización. Por ejemplo, no quieres salir a almorzar con los colegas del trabajo, evitas las fiestas o intentas llegar y salir puntualmente para evitar las interacciones. Poco a poco, esta resistencia a socializar se extiende a la esfera más íntima y, antes de que te des cuenta, tus amigos y familiares comienzan a molestarte por lo que te alejas cada vez más de ellos.
4. El desapego. Comienza como una sensación vaga de sentirse desconectado de los demás y/o del entorno. No se trata simplemente de que evitas a las personas sino que te sientes ajeno a lo que ocurre a tu alrededor, como si las situaciones no tuvieran una valencia emocional, como si fueses un cascarón vacío.
5. Los sentimientos de apatía y desesperanza. En la misma medida en que el pesimismo y el desapego crecen, se van generando sentimientos de apatía y desesperanza. Es decir, todo te da igual. Al inicio notarás que no te importa demasiado la calidad del trabajo o entregar en tiempo. Más tarde, estos sentimientos de indolencia se transfieren a tu vida íntima y comienzas a comportarte de forma apática con las personas que quieres.
6. La falta de productividad. Proyectos incompletos que se amontonan, una enorme lista de tareas pendientes y una fuerte tendencia a procrastinar son los principales signos de la falta de eficacia en el trabajo.
7. La irritabilidad. El Síndrome de Burnout crea un círculo vicioso, en la misma medida en que te sientes más aislado y apático, tu productividad disminuye y eso genera más estrés e irritabilidad. Podrás notarlo porque a menudo reaccionas de manera exagerada ante los estímulos del medio.
¿Qué hacer?
Si estás en las primeras fases del Síndrome de Bornout, tómate un descanso. Es recomendable tomar unos días de vacaciones para que reencuentres tu equilibrio. Durante ese tiempo, reflexiona sobre tus prioridades en la vida y, cuando vuelvas a tu rutina cotidiana, intenta encontrar tiempo de calidad para ti.
Es cierto que en muchas ocasiones no tenemos las herramientas necesarias para evitar el estrés que se produce en el trabajo pero al llegar a casa, es importante sacudirse esa tensión. porque de lo contrario, se irá acumulando y no solo te desestabilizará a nivel psicológico sino que también puede provocarte daños físicos.
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