¿Eres extrovertido o introvertido? Para responder a esta pregunta la mayoría de las personas toman en cuenta si disfrutan de las fiestas, si tienen problemas para entablar conversaciones con extraños o si pueden hablar en público sin gran estrés.
Sin embargo, el problema de este enfoque es que no resulta muy objetivo. Deberíamos responder honestamente, y es difícil no caer en el autoengaño para reafirmar esa imagen ideal que tenemos de nosotros mismos.
Un enfoque completamente diferente para responder a esta pregunta implica el uso de un limón, o más bien zumo de limón concentrado. De hecho, se trata de una prueba que tiene una larga historia en el marco de la Psicología de la Personalidad, y es muy fácil ponerla en práctica en casa.
Solo necesitarás un bastoncillo de algodón, al que deberás atarle un pequeño trozo de hilo exactamente en el centro. Coloca un extremo del bastoncillo de algodón en tu lengua durante 20 segundos. A continuación, pon cinco gotas del zumo de limón concentrado en tu lengua, traga y luego pon el otro extremo del bastoncillo de algodón encima de la lengua durante otros 20 segundos. Por último, toma el bastoncillo de algodón y deja que cuelgue, sosteniéndolo por el hilo.
Tendrás que fijarte si cuelga en posición más o menos horizontal, o si el extremo que usaste al final del jugo de limón cuelga más hacia abajo, en cuyo caso indica que es más pesado. Si un extremo cuelga hacia abajo será porque el zumo de limón te hizo salivar más de lo habitual, lo cual es una señal fisiológica de que eres una persona introvertida. Al contrario, si el bastoncillo de algodón se mantiene en posición bastante horizontal, sugiere que no reaccionaste mucho ante el zumo de limón y que, probablemente, eres extrovertido. ¿Por qué? ¿Cómo se explica este fenómeno?
Las personas introvertidas reaccionan con mayor intensidad ante los estímulos
En realidad, este pequeño experimento se remonta a mitad de la década de 1960, y fue llevado a cabo por uno de los pioneros de la Psicología de la Personalidad, Hans Eysenck, y su colega Sybil Eysenck.
En el experimento original, estos psicólogos usaron instrumentos para medir la cantidad de saliva que absorbió el algodón antes y después de que las personas se expusieran al zumo de limón. Estos investigadores querían comprobar la “teoría del despertar cortical” sobre la extroversión e introversión.
Según este psicólogo, estas características de personalidad tienen una base fisiológica, de forma que los introvertidos tienen una mayor excitación cortical basal, la cual hace que reaccionen con mayor intensidad ante los estímulos. En práctica, las personas introvertidas tienen una mayor activación cortical, lo cual explicaría por qué suelen ser más perseverantes y por qué prefieren alejarse de actividades sociales que generan una gran excitación.
Al contrario, las personas extrovertidas tendrían una menor activación cortical, por eso buscan continuamente situaciones y actividades que le generen excitación. Así, Eysencks descubrió que las personas introvertidas tienden a salivar más como respuesta al zumo de limón y que los extrovertidos salivan menos.
Sin embargo, hoy sabemos que aunque la introversión y extraversión tienen un componente biológico y hereditario, esa teoría de la excitación es solo una verdad a medias. Existe una amplia evidencia que indica que las personas introvertidas tienden a responder con más intensidad a los ruidos fuertes y otros estímulos sensoriales. Sin embargo, contrario a la teoría de Eysenck, no hay muchas pruebas de que los introvertidos tengan un nivel mayor de excitación basal.
Por tanto, aunque la prueba del limón no pueda predecir con exactitud si eres extrovertido o introvertido, te dará algunas pistas sobre tu sensibilidad física. Si te animas, lo ideal es que la repitas al menos un par de veces para obtener resultados más fiables.
La reacción ante el limón desvela tu nivel de empatía
En cualquier caso, el limón también te puede dar otras pistas sobre tu personalidad. Una investigación más reciente realizada en la Universidad de Zúrich utilizó el limón para conocer el nivel de empatía. Estos psicólogos les pidieron a los participantes que se colocaran tres pedazos de algodón en la boca para recoger la cantidad de saliva. Mientras tanto, debían ver dos vídeos de un minuto cada uno, en uno aparecía un hombre simplemente trasladando bolas de colores, en el otro aparecía un hombre cortando y comiéndose un limón.
Al analizar los algodones los psicólogos descubrieron que los participantes salivaban más cuando veían al hombre comiéndose el limón, lo cual es una reacción que se conoce como «resonancia autonómica»; es decir, que tenemos la tendencia a imitar automáticamente los estados fisiológicos de los demás, como cuando bostezamos al ver a alguien bostezando. De hecho, en las pruebas de resonancia magnética se ha podido apreciar que cuando vemos a una persona sufriendo, en nuestro cerebro se activan las mismas áreas relacionadas con el dolor, lo cual se debe, entre otros factores, a la activación de las neuronas espejo.
Sin embargo, las personas diferían en el grado de sensibilidad, lo cual se apreciaba por la cantidad de saliva. Los psicólogos apreciaron que las personas más empáticas también eran aquellas que más salivaban en la prueba.
Por supuesto, hacer esta prueba en casa es más complicado porque sería necesario tener las medidas de otras personas con las cuales comparar los resultados. Aún así, se trata de experimentos interesantes que nos ayudan a comprender que cuerpo y mente son una unidad indisoluble.
Fuentes:
Jarret, C. (2016) What can a lemon tell you about personality? BBC.
Hagenmuller, F. et. Al. (2014) Juicy lemons for measuring basic empathic resonance. Psychiatry Research; 219(2): 391–396.
Sybil, B. G. Y Eysenck, H. J. (1967) Salivary response to lemon juice as a measure of introversion. Perceptual and Motor Skills; 24: 1047-1053.
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