Esta fue la pregunta que le plantearon algunos investigadores de la Universidad de Indiana a un total de 204 hombres y 282 mujeres. A simple vista podría parecernos una perogrullada pero si nos adentramos en las respuestas de las personas hallamos algunas ideas interesantes y nos percataremos que “tener sexo” es un concepto bastante difuso sobre el cual no terminamos de ponernos de acuerdo. Tanto es así que para el 30% de las personas el sexo oral no entra dentro de la categoría sexo.
Además, el 95% de los encuestados refiere que solo se tiene sexo cuando existe penetración vaginal pero… hay que realizar una salvedad: el 89% considera que si no se produce la eyaculación entonces… ¡no hubo sexo! De la misma forma debemos añadir que otro 20% de las personas consideró que el sexo anal tampoco puede ser considerado como sexo.
Quizás uno de los resultados más curiosos es que el 77% de los jóvenes de edades entre los 18 y los 29 años considera que el sexo oral puede considerarse como sexo mientras que esta percepción va variando según aumentamos en el grupo etáreo. Así, cuando analizamos a las personas mayores de 29 años, encontramos que el 50% de los hombres y el 67% de las mujeres no consideran que el sexo oral sea sexo (perdóneseme la redundancia).
Realmente estos resultados no son nada nuevo bajo el sol. Aquellos que de una forma u otra hayan estado en una consulta de psicología y en algún momento les ha tocado en suerte atender un caso de disfunción sexual, sabrán que la mayoría de las personas identifica el sexo con: la penetración vaginal y la eyaculación (debo aclarar que en este sentido, además de restringidos de miras, nos mostramos sexistas ya que no se hace referencia al orgasmo femenino sino tan solo a la eyaculación masculina). En resumen, que no resulta extraño que con este concepto sobre el sexo, las más diversas disfunciones sexuales campeen por su respeto.
El problema de identificar la relación sexual con la penetración vaginal y la satisfacción masculina implica que muchas personas pueden sentirse incompletas si no logran estos cometidos en su relación. Centrar la sexualidad en la genitalidad es un crasso error que no nos permite auto conocernos ni disfrutar de nuestro cuerpo y del de nuestra pareja.
Fuente:
Sanders, S.; Hill, B.; Yarber, W.; Graham, C.; Crosby, R. & Milhausen, R. (2010) Misclassification bias: diversity in conceptualisations about having “had sex”. Sexual Health; 7(1): 31-34.
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