Las fobias no son más que un miedo extremo, son un temor irracional. Por ejemplo, una persona puede ser capaz de esquiar por las montañas más altas del mundo pero le da miedo superar la décima planta de un edificio. Obviamente, la persona se da cuenta de que sus temores son irracionales pero a menudo no los enfrentan e incluso pueden sufrir un ataque de pánico o una ansiedad severa.
Lo normal es que comiencen repentinamente y tienden a ser más persistentes que las fobias que experimentan los niños. De hecho, solo alrededor del 20% de las fobias de los adultos desaparecen por sí solas. Cuando los niños tienen fobias específicas, como por ejemplo, el miedo a los animales, este temor por lo general desaparece con el tiempo, aunque en algunos casos puede persistir en la edad adulta.
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