Hoy una amiga me ha escrito y me ha dejado esta frase entre sus comentarios: «Para alcanzar algo que nunca has logrado, tendrás que hacer algo que nunca intentaste«. Me pareció una frase excelente, un pecado dejarla sepultada en el olvido; en fin, una idea meritoria para reflexionar, o quizás sea más adecuado decir: repensarse a través de su prisma.
¿En cuántas ocasiones nos quejamos del destino o de nuestra mala suerte sin detenernos a cuestionarnos nuestra responsabilidad en el asunto? Si deseamos lograr algo excepcional, probablemente necesitaremos planes excepcionales y posiblemente también nos hallaremos ante la necesidad de trasgredir algunas normas. No podemos esperar de brazos cruzados que algo excepcional ocurra si nos limitamos a hacer lo que hacemos cada día. Einstein decía que si una idea al inicio no parece descabellada entonces no es una buena idea. Creo que un poco de razón le asiste, todas las grandes ideas de la humanidad en su momento parecieron bastante absurdas.
Hay muchas personas que se sientan a quejarse por su mala fortuna mientras envidian la suerte del vecino. Sin embargo, muy pocos se preguntan: ¿qué ha hecho el vecino para cosechar esos éxitos? Yo no tengo ninguna duda, para poner en práctica ideas excepcionales se necesita de un plan arriesgado, un buena dosis de perseverancia asertiva y otro tanto de trasgresión.
Pero… ¡cuidado! Transgredir no implica simplemente romper una norma o ir más allá de lo establecido sino que también incluye el sobrepasar nuestros propios límites. Y es precisamente este sentido tan íntimo de la transgresión el que quisiera enfatizar. La transgresión no nace simplemente de la voluntad o el deseo de superar una prohibición sino que es originada por la necesidad de traspasar nuestros propios límites y barreras, la necesidad de proyectarse hacia los otros de manera trascendental. En ese acto de transgredir nos conocemos a nosotros mismos y develamos los aspectos más ocultos de nuestra personalidad.
Transgredir implica expandir nuestros límites, implica preguntarnos: «¿por qué no?» ¿por qué no enfrentar la vida de otra forma? ¿por qué no cambiar nuestras rutinas? ¿por qué no asumir nuevos riesgos? En resumen, transgredir también significa repensarse como persona y decidir conscientemente que iremos más allá de los límites que nosotros mismos nos hemos establecido como barreras infranqueables.
Debo reconocer que todos estamos inmersos en esas barreras autoimpuestas. Cuando yo era adolescente deseaba ser escritora (y les aseguro que lo deseé con todas mis fuerzas) pero después la cultura y los vericuetos de la cotidianidad se encargaron de ir encerrando esos deseos hasta que un buen día del año pasado me senté a escribir. Escribí y escribí, cientos de páginas, sin importar si después el libro vería la luz con una editorial, solo deseaba escribir. Al cabo de los meses el sueño ha comenzado a convertirse en realidad y próximamente mi libro será publicado. Por supuesto, aún falta que las personas lo compren y que les agrade, uno no adquiere una profesión si no goza del reconocimiento social pero más allá del posible éxito me siento satisfecha porque sobrepasé un límite que me había autoimpuesto. El camino no ha sido fácil, a decir verdad aún estoy en la cuesta arriba, pero me gratifica cada pequeño logro.
Así, considero que cuando una idea nos resulta muy tentadora y estamos convencidos de que tenemos las potencialidades suficientes para enfrentarla, es necesario salirnos de la rutina y emprender la vida desde una perspectiva transgresora. El éxito no está asegurado pero en la actualidad las certidumbres son muy pocas así que prefiero apostar por aquello que verdaderamente amo. Al menos se disfrutará el camino. ¿O no?
Perfectamente imperfecta dice
HOla Jennifer! Me ha gustado mucho tu blog! qué hace una canaria en Italia?? jeje
Psicología es mi profesión frustada, así que yo creo que te leeré mucho.
besitos.
Lestee dice
Hola!! Precisamente acabo de escribir algo sobre barreras autoimpuestas… es increíble como una mínima parte de nosotros hacemos lo que realmente queremos y nos haría felices, dado que ahí, radica realmente el éxito en la vida.. y todo por los convencionalismos, la normalidad, lo que se debe hacer… los patrones de todo: de edad, belleza, inteligencia, dones sociales…entre otros… que no nos atrevemos a romper… y realmente vivimos en ese estado automático cuando realmente la vida es demasiado, demasiado corta.. para darnos el lujo de ser internes, autómatas y seguidores.. Dios Santo.. dentro de 50 años la mayoria de nosotros no existiremos… es un infinitamente pequeño espacio en el devenir del tiempo.. y cómo lo desaprovechamos!
Jennifer Delgado Suarez dice
Lestee, coincido con tu frase: "La vida es demasiado corta para darnos el lujo de ser autómatas". Por eso abogo porque aprendamos a superarnos a nosotros mismos (la tarea más difícil de todas) y porque aprendamos a disfrutar de cada detalle que nos brinda la vida.
Perctarse y romper las normas sociales sinsentido o las barreras autoimpuestas es el primer paso para ser más libres y sentirnos más satisfechos con nosotros mismos.
Un saludo,