Entre los 6 y los 18 meses, los niños comienzan a seguir con la vista la mirada de las otras personas. De hecho, es algo que todos hacemos de manera involuntaria: si estamos hablando con una persona y esta mira en una dirección, tendremos la tendencia a hacer lo mismo.
Sin embargo, esta reacción no se aprecia siempre, es esencial que exista una relación directa entre las dos personas, de forma que una de ellas capte la atención de la otra y la incite a mirar en determinada dirección. Además, se ha demostrado que cuando existe un vínculo emocional, este fenómeno es aún más intenso.
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