
El libro se lee rápidamente, su lectura resulta muy amena, sencilla y sin rodeos. La estructura que le ha brindado la autora favorece el cambio personal (para aquellos que le echen ganas, obviamente): primero se refiere a esos patrones de pensamiento totalmente inadecuados y nos brinda algunas pistas sobre cómo se formaron; luego nos facilita una pequeña prueba para que podamos detectar nuestros propios patrones mentales y finalmente nos comenta alguna que otra técnica para que podamos eliminar todos esos pensamientos o creencias indeseadas.
Considero que el final de la obra peca de reduccionista al mostrarnos un cuadro donde a cada enfermedad «física» le corresponde un sentimiento y una forma de pensar negativa. No obstante, creo que en casi todas las obras hay un poco de oro y paja así que me quedo con una de sus enseñanzas: Todos tenemos un pequeño niño interior al que estamos continuamente criticando, subvalorando, minimizando y relegando.
Ese niño interior puede ser nuestra autoestima, nuestra autovaloración o simplemente nuestra autoimagen; el problema radica en que en la mayoría de las ocasiones no somos conscientes del daño que nos hacemos a nosotros mismos siendo hipercríticos, perfeccionistas o derrotistas. ¡Es un verdadero milagro que algo ande bien en nuestro mundo interior! Precisamente, Louise L. Hay nos propone una concientización de los patrones con los cuales nos relacionamos con nuestro “yo” para aprender a aceptarnos y amarnos tal cual somos en el momento presente, de manera que logremos sanar al niño interior.
Sin lugar a dudas, en este libro, como en tantas otras obras de autoayuda, no hay varitas mágicas pero si cada uno emprende su lectura de forma comprometida con el cambio y con la mente abierta; sin lugar a dudas, algunas transformaciones positivas se irán evidenciando.
Vale la pena terminar esta pequeña reseña con las propias palabras de la escritora que encierran el sentir de toda la obra: “Me amo a mí misma y por lo tanto, perdono y libero totalmente el pasado y todas mis experiencias pasadas; estoy libre. Me amo a mí misma y, por lo mismo, vivo totalmente en el ahora, experimentando cada momento como bueno”.
Deja una respuesta