En una relación de pareja es importante que ambos pongan su grano de arena y sean capaces de frenar lo que John Gottman, uno de los mayores estudiosos de las relaciones de pareja de los últimos tiempos, denominó los cuatro jinetes del apocalipsis: la crítica, la actitud defensiva, el desprecio y la obstrucción.
Sin embargo, una serie de estudios realizados en la Universidad de Washington por el propio Gottman en los que les dio seguimiento a cientos de parejas durante más de una década y grabó algunas de sus conversaciones y discusiones, indica que una de las claves para tener un matrimonio más feliz y reducir las posibilidades de divorcio radica en la inteligencia emocional de la pareja, sobre todo del hombre.
La actitud defensiva masculina aumenta las posibilidades de que la pareja se autosabotee
Las relaciones pueden sobrevivir a los momentos de ira, las quejas y las críticas pero hay un punto de no retorno en el que la negatividad genera más negatividad y es necesario que uno de los dos sea capaz de detenerla y restarle importancia al conflicto.
Curiosamente, según las investigaciones de Gottman, el 65% de los hombres aumenta la negatividad durante una discusión de pareja, en muchas ocasiones respondiendo con actitudes defensivas que revelan una resistencia a la influencia de su pareja. Además, existe un 81% de posibilidades de que un matrimonio se autosabotee cuando el hombre no está dispuesto a compartir el poder con su pareja.
El problema es que cuando el hombre no ha desarrollado suficientemente su inteligencia emocional rechaza la influencia de su pareja porque teme perder el poder. Por eso, cualquier cosa que esta diga o haga, es percibida como un ataque, que genera a su vez una actitud defensiva y da pie a otro ataque causando una escalada de frustración e ira.
Al contrario, un hombre emocionalmente inteligente es capaz de captar y tomar en consideración las emociones de su pareja. Esto significa que no se queda simplemente con las palabras sino que va más allá para captar el sentido, lo cual le permite conectar mejor y “apagar” el incendio en una discusión en vez de alimentarlo.
Además, cuando el hombre ha desarrollado su inteligencia emocional no tiene miedo a expresar sus sentimientos, lo cual también le ayuda a conectar con su pareja. No debemos olvidar que emociones como el miedo y la tristeza generan empatía y animan al otro a acercarse y hacer las paces.
Obviamente, esto no significa que las mujeres no se enojen y aumenten la negatividad en las discusiones. De hecho, en el estudio se apreció que muchas mujeres solían recurrir a los reproches. Sin embargo, también eran mucho más receptivas a la influencia de su pareja y solían tomar más en consideración sus emociones y sentimientos.
¿Los hombres son de Marte y las mujeres son de Venus?
Un libro afirma que “los hombres son de Marte y las mujeres son de Venus”. En realidad no es totalmente cierto, son más las cosas que nos unen que las que nos diferencian, pero a veces en las relaciones de pareja, los hombres y las mujeres pueden llegar a sentir que provienen de planetas diferentes.
Normalmente estas diferencias se comienzan a gestar en la infancia. Cuando los niños juegan, su objetivo suele ser ganarle al adversario y si uno se lastima, a no ser que sea realmente grave, el juego continúa. A los niños se les dice que no deben llorar ni mostrar su debilidad ante los demás. Obviamente, esos estereotipos van calando en su mente. Al contrario, las niñas en sus juegos suelen adoptar roles de cuidadoras, en los cuales las emociones son fundamentales.
Con el paso del tiempo, estas diferencias suelen acrecentarse, aunque ello no significa que todas las mujeres o todos los hombres respondan a este patrón. Algunas mujeres pueden llegar a ser muy insensibles y algunos hombres pueden desarrollar una elevada sensibilidad. No obstante, según Gottman, solo el 35% de los hombres consigue desarrollar una inteligencia emocional elevada.
El secreto de un matrimonio feliz y largo: Aceptar la influencia y aprender a conectar
Otros psicólogos han analizado la influencia de la inteligencia emocional en la duración de la relación de pareja y la satisfacción de sus miembros. Un metaanálisis llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Punjab reveló que la inteligencia emocional era un buen predictor de la duración de un matrimonio, sobre todo características como la empatía, la asertividad emocional, el autocontrol y el autoconocimiento.
Otra investigación realizada por psicólogos de la Clark University con 92 parejas reveló que la habilidad para identificar y expresar las emociones es fundamental para mantener un matrimonio a lo largo del tiempo y que ambas personas se sientan felices y satisfechas con la relación.
Por otra parte, Gottman descubrió que cuando las mujeres plantean sus quejas de una manera más gentil y le agregan un toque de humor, los hombres son mucho más receptivos y menos beligerantes.
Todo esto nos indica que tanto el hombre como la mujer deben asumir que la relación de pareja no es un campo de batalla o un espacio donde medir fuerzas. Es importante que ambos acepten la influencia del otro, reconozcan sus errores y aprendan a disminuir la tensión cuando esta amenaza con salirse de control.
Para lograrlo ambas partes deben estar comprometidas y, sobre todo, deben ser capaces de ponerse en el lugar del otro y aprender a expresar sus necesidades y deseos sin atacar ni criticar. Aunque existen varios estudios que indican que las mujeres son más inteligentes emocionalmente que los hombres, no debemos olvidar que la Inteligencia Emocional es un concepto amplio que incluye diferentes esferas.
El propio Daniel Goleman afirmó que una de las diferencias de género consiste en que las mujeres son más empáticas mientras que los hombres son más dados a la acción. La ínsula, un área fundamental para la empatía, se mantiene más activa en las mujeres pero se «apaga» rápidamente en los hombres, quienes suelen pasar más rápido a la acción para encontrar soluciones al problema. No existe una forma mejor que otra, ambas son válidas y podemos aprovecharlas para alimentar la relación de pareja. Después de todo, para encontrar el equilibrio no es necesario que dos personas sean iguales sino que sepan complementarse.
Fuentes:
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