¿Te preguntas constantemente si eres lo suficientemente bueno? ¿O si eres lo suficientemente competente? ¿O si podrás lograrlo a cada paso que das? Si es así, es posible que experimentes un sentimiento de insuficiencia, que te sientas inadecuado.
Obviamente, todos podemos dudar de nosotros mismos en algún momento. Todos nos hemos sentido inadecuados, hemos pensado que un proyecto nos sobrepasaba o hemos dudado de nuestras capacidades, pero cuando esta sensación no desaparece se convierte en un problema pues no solo limita considerablemente tu potencial, sino que también te impide crecer como persona.
¿Qué es el sentimiento de insuficiencia y de dónde nace?
El sentimiento de insuficiencia es una sensación que surge de lo más profundo del “yo”. Se produce cuando sentimos que no somos capaces o no somos lo suficientemente buenos. Sin embargo, no suele tener nada que ver con nuestro desempeño o habilidades reales, es más una sensación que una constatación.
De hecho, el sentimiento de insuficiencia está más ligado a una autoestima baja, una escasa confianza en sí mismo y el complejo de inferioridad que a cualquier medida objetiva de capacidad o competencia. Por tanto, generalmente proviene de antiguas inseguridades o deficiencias que hemos hiperbolizado mentalmente.
Nadie nace sintiéndose inadecuado. Las experiencias a lo largo de la vida y la manera en que las procesamos son las que crean esa sensación en nuestro interior.
Según la teoría del apego, el sentimiento de insuficiencia puede formarse muy temprano en la vida. El vínculo con nuestros padres puede afectar nuestro nivel de autoconfianza y moldear nuestra autoestima, por lo que si mantuvimos una relación distante o nos sentimos rechazados, podríamos culparnos y desarrollar la idea de que no somos lo suficientemente buenos.
No obstante, las relaciones tóxicas en la adultez, así como una presión social excesiva, también pueden cambiar nuestra configuración psicológica haciendo que dudemos de nosotros mismos, llevándonos a creer que no somos lo suficientemente capaces, inteligentes, atléticos…
Obviamente, todas esas experiencias negativas van configurando nuestros filtros mentales, dando voz a nuestro diálogo interior. Como resultado, podemos desarrollar una perspectiva pesimista que nos conduzca a exagerar nuestros errores o enfocarnos únicamente en los fracasos. Así alimentamos una imagen negativa de nuestras capacidades y potencialidades.
A la larga, ese sentimiento de insuficiencia termina generando una profunda insatisfacción interior y afecta nuestra salud mental. Un estudio realizado en la Universidad de Valparaíso, por ejemplo, descubrió que esta sensación se encuentra en el núcleo de los trastornos de la conducta alimentaria. También se encuentra en la base de la depresión y, en muchos casos, de la ansiedad.
¿Cómo superar el sentimiento de insuficiencia de una vez y por todas?
- Modifica tus expectativas. Si nunca estás a la altura de tus expectativas e ideales, es posible que el problema consista en que tienes expectativas poco realistas de ti mismo y de lo que puedes lograr. En ese caso, necesitas reflexionar sobre tus metas, sueños e ideales. Si te planteas continuamente objetivos inalcanzables, no es extraño que termines frustrado y con un ego resentido. Por tanto, intenta desarrollar una visión más objetiva que también tenga en cuenta tus limitaciones y ajusta tus metas a esas capacidades.
- Desarrolla la confianza emocional. ¿Alguna vez te has sentido mal por sentirte mal? Si sientes que no estás a la altura, es probable que los sentimientos que genera esa sensación te hagan sentir aún peor, conduciéndote a una espiral tóxica. En cambio, la confianza emocional es la capacidad de sentarse y gestionar las emociones desagradables en vez de intentar evitarlas o “solucionarlas” de inmediato. Por tanto, la próxima vez que te sientas mal, no intentes huir de ello, simplemente toma nota de ese estado e intenta comprender qué mensaje se encuentra en el fondo.
- Deja de compararte. Theodore Roosevelt dijo que “las comparaciones nos roban la alegría”. No andaba desacertado. Muchas veces el sentimiento de insuficiencia proviene de las comparaciones con los demás, en particular en la era de las redes sociales, donde es fácil acceder a perfiles ilusorios de personas que siguen un estilo de vida muy diferente al tuyo. Esas comparaciones pueden hacerte sentir que no estás a la altura, lo cual te conduce a dudar de tus capacidades. Sin embargo, cada persona es única y especial a su modo, de manera que no tiene sentido que te compares con los demás.
- Recuerda que no eres tu pasado. No hay nada de malo en pensar en tu pasado, incluidos los errores que cometiste. De hecho, una de las principales formas para evitar tropezar dos veces con la misma piedra es analizar lo que hicimos mal. Esa es una reflexión sana. Pero rumiar los problemas no es saludable porque suele conducir a la culpa, la vergüenza, el arrepentimiento y, por supuesto, el sentimiento de insuficiencia. No necesitas recordarte a cada paso lo que hiciste mal porque ya no eres la misma persona. Recuerda que las experiencias y el tiempo te cambian, de manera que la próxima vez que le empieces a dar vueltas a un error del pasado, pregúntate: ¿seguir pensando en esto realmente ayuda a alguien?
- Reemplaza el “pero” con “y”. Es una palabra corta, pero muy poderosa, en especial cuando se utiliza para sustituir los “peros”. Este sencillo ejercicio psicológico te da la oportunidad de apreciar una imagen más completa y equilibrada de lo que sucede, yendo más allá de la frase “no soy suficiente”. Cuando dices “pero”, borras instantáneamente todo lo bueno de antes sustituyéndolo con lo negativo que viene detrás. Cuando usas “y” equilibras la frase porque reconoces tanto los errores como los aciertos.
- Amplía tu visión. La sociedad quiere hacernos creer que la adecuación y la suficiencia proviene del éxito en unas pocas áreas de la vida: las finanzas, la fama, los logros profesionales, la apariencia física o la felicidad en la pareja. Eso reduce tu visión y, como resultado, no es extraño que te sientas incómodo e inadecuado su no eres lo suficientemente rico, famoso, poderoso, atractivo o enamorado. Sin embargo, la buena vida, la felicidad y la satisfacción proviene de otros valores, como la curiosidad, la capacidad para apreciar la belleza o la serenidad. Ampliar tu visión te ayudará a valorar otras cosas más allá de los mandamientos sociales.
- Dale un descanso a tu mejor «yo». Aunque todos te digan que hay que mostrar la mejor cara y debes esforzarte por ser mejor cada día, esa presión permanente termina siendo agotadora. Date permiso para no ser suficiente, para no tener todo bajo control, para tener un mal día o incluso para perder la calma. Al esforzarnos tanto por dar lo mejor de nosotros, sutilmente nos decimos que ser tal como somos no es suficiente. Por tanto, intenta ser más auténtico y disfrutar de las experiencias como vienen, incluidos esos momentos de conversación incómodos, los tropiezos en las relaciones y los errores en los proyectos. Son cosas que pasan y no tienen por qué determinar tu valía como persona.
Fuentes:
Lindqvist, H. et. Al. (2017) Resolving feelings of professional inadequacy: Student teachers’ coping with distressful situations. Teaching and Teacher Education; 64: 270-279.
Behar, R. & Arancibia, M. (2014) El sentimiento de insuficiencia personal como rasgo nuclear en los trastornos de la conducta alimentaria. Trastornos del Ánimo; 10(2): 122-133.
Guindon, M. H. (2002) Toward Accountability in the Use of the Self‐Esteem Construct. Journal of Counseling & Development; 80(2): 204-214.
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