¿Te has preguntado alguna vez qué te hace sentirte completo? ¿Qué es eso que hace que todo encaje y que la vida valga la pena?
Quizá sea ver a tus hijos divirtiéndose y jugando o disfrutar de tu familia conversando alrededor de una mesa, una fortuna que no todas las personas tienen.
O podría ser ese trabajo que te permite crecer profesionalmente y aportar tu grano de arena en la vida de otras personas.
O tal vez sea algo mucho más sencillo, como jugar con tu mascota, dar un paseo por la naturaleza o simplemente disfrutar de una taza de café tranquilamente.
¿Una canción que te emocione? El olor de la tierra mojada o quizá un paisaje que te quita el aliento.
Incluso podría ser un recuerdo particularmente vívido que se haya quedado grabado en tu corazón, como el abrazo de tu abuela cuando te consolaba de pequeño, la fuerza que te transmitía tu padre cuando te animaba a vencer algún miedo o la primera vez que sostuviste en brazos a tu hermano.
¿Qué te hace feliz? ¿Qué implica sentirse completo?
Hay muchas cosas de nuestro día a día que damos por descontadas pero que contribuyen a esa sensación de plenitud que nos llena y satisface. Hablo de esa sensación que hace que la vida merezca la pena.
Los 3 factores que nos hacen sentirnos completos, según la ciencia
Cada persona es un universo, pero la humanidad nos une, por lo que, en el fondo, las cosas que nos hacen felices no son tan diferentes. Un estudio realizado por psicólogos de la Universidad de Zúrich analizó a casi 700 personas y reveló que podemos sentirnos satisfechos por muchas cosas, pero existen tres factores que destacan:
- Amplitud del “yo” y la experiencia vital. Se refiere a nuestra capacidad para perseguir metas realmente significativas, ser uno mismo y llevar una vida auténtica en sintonía con nuestros valores y forma de pensar.
- Vida que vale la pena. Es la percepción de que estamos invirtiendo inteligentemente nuestro tiempo, recursos y energía para tener una vida significativa y valiosa de la que nos sintamos orgullosos.
- Impacto y legado positivos. Implica la sensación de que lo que hacemos puede marcar una diferencia positiva, la idea de que podemos aportar valor o ser importantes de alguna forma en la vida de los demás.
Curiosamente, estos psicólogos también comprobaron que las personas que más se preocupaban por llevar una vida plena y más tiempo dedicaban a evaluar si su día a día encajaba con sus objetivos, también se sentían más completas. Eso significa que la realización personal no es algo que podamos dejar al azar.
¿Cómo sentirse completo con uno mismo?
La sensación de plenitud no se encuentra en un manual ni existen fórmulas mágicas, es algo que cada quien debe buscar en su interior. No obstante, existen ciertas actitudes que pueden ayudarte a encontrar eso que te llena y hace feliz.
Cultivar la esperanza, el entusiasmo y la perseverancia a la hora de perseguir tus metas, por ejemplo, es esencial para llevar una vida plena. Involucrarse en actividades significativas, esas que disfrutas y tienen un sentido profundo para ti, también te hará sentir más completo.
¿Cómo puedes saber cuáles son esas actividades? ¡Fácil! Aquellas que te absorben. Las tareas en las que el mundo a tu alrededor se difumina y pierdes la noción del tiempo porque te entregas en cuerpo y alma.
La capacidad para plantearte metas desafiantes, pero que puedas cumplir y que realmente te aporten algo, también es esencial porque te aportará una sensación de empoderamiento y logro que te hará sentir a gusto contigo mismo.
También es fundamental que aproveches el poder de la gratitud, un sentimiento casi mágico que te ayudará a ponerlo todo en perspectiva para que puedas enfocarte en todas esas cosas que te rodean y te aportan paz, serenidad o alegría.
Y no pierdas de vista a los demás. Porque sentirse completo también es satisfacer esa profunda necesidad de aportar algo valioso a quienes nos rodean y saber que podemos marcar la diferencia en algún momento de sus vidas.
La buena noticia es que los investigadores también descubrieron que la satisfacción vital suele aumentar con la edad, probablemente porque la madurez nos va enseñando a separar el grano de la paja, aprendemos a enfocarnos en lo que vale la pena y disfrutamos más de aquello que nos llena.
Se trata, en definitiva, de zambullirte en el mundo con todos tus sentidos. Tenemos una vida maravillosa que se va en un suspiro. No pierdas el tiempo buscando la pieza faltante. No aplaces la felicidad. En su lugar, aprecia todo lo que tienes – lo mucho y lo poco. La vida no tiene que ser perfecta. Y tú tampoco. Solo hay que sentirse completo.
Referencia Bibliográfica:
Baumann, D. & Ruch, W. (2021) Measuring What Counts in Life: The Development and Initial Validation of the Fulfilled Life Scale (FLS). Front. Psychol.; 12: 10.3389.
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