Imagina que tienes la opción de recibir 50 euros ahora mismo o 100 la próxima semana. ¿Qué eliges? Si te viene a la mente el antiguo refrán popular “más vale pájaro en mano que ciento volando”, es probable que te decantes por la primera opción. Y no eres el único porque todos, en algún que otro momento, hemos caído en lo que se conoce como «descuento hiperbólico», un sesgo cognitivo que nos empuja a priorizar el presente y que, sin duda puede ser conveniente en algunas circunstancias, pero en otras puede ser miope, irracional e incluso dañino para nosotros mismos.
¿Qué es el sesgo de descuento hiperbólico exactamente?
El descuento hiperbólico es un sesgo que nos empuja a elegir recompensas inmediatas en vez de optar por un camino más largo cuyo premio llegará en un futuro más lejano, a pesar de que esas gratificaciones a corto plazo sean más pequeñas y menos convenientes.
Se produce cuando decidimos darnos un atracón de series en vez de estudiar para un examen próximo, cuando nos quedamos tirados en el sofá en lugar de ir al gimnasio o cuando compramos algo innecesario en vez de ahorrar para otros proyectos más importantes a largo plazo.
Caemos en el sesgo de descuento hiperbólico cada vez que elegimos la opción:
- Más cómoda, para evitar un esfuerzo mayor a largo plazo.
- Más inmediata, para no tener que esperar demasiado.
- Más fácil de conseguir, para evitar los retos y no exponernos a fracasar.
- Más conocida, para evitar la incomodidad que genera la incertidumbre.
- Más gratificante instantáneamente, para no tener que activar nuestra fuerza de voluntad.
- Más evidente, para evitar pensar, reflexionar y cuestionarnos las cosas.
Este sesgo se basa en nuestra tendencia a “descontar el tiempo”. O sea, el valor que atribuimos a un evento cambia según la línea temporal en la que se encuentre. Para analizar el impacto de una situación futura, la «traemos» al presente y ajustamos su valor desde la perspectiva actual.
En muchas ocasiones realizamos este proceso – que consiste en evaluar decisiones en diferentes horizontes temporales – de manera subconsciente. En el caso del descuento hiperbólico, el paso del tiempo provoca que la recompensa se devalúe. Es decir, al percibirla más lejana, tendemos a restarle valor. ¿Por qué? Simplemente debido a que otorgamos más peso a las ganancias o pérdidas que se producen en el futuro inmediato que a las que ocurren en un momento más lejano en el tiempo. Nos cuesta pensar a largo plazo y sopesar objetivamente las consecuencias de los eventos más lejanos.
Rezagos evolutivos, intereses encontrados e incertidumbre
El sesgo de descuento hiperbólico termina generando un conflicto entre lo que es óptimo desde la perspectiva actual y lo que es ideal desde la perspectiva futura. Por eso, no siempre nos ayuda a tomar las decisiones más convenientes, sino que a menudo nos hace actuar por impulso, acuciados por el presentismo.
En gran parte, el descuento hiperbólico tiene una explicación evolutiva. Nuestros antepasados seguramente no pensaban mucho en un futuro muy lejano ya que se enfrentaban a múltiples amenazas cada día y su esperanza de vida era baja. Al mismo tiempo, si encontraban un antílope, probablemente lo cazarían y se lo comerían inmediatamente, no lo dejarían escapar para esperar una presa más grande. Como consecuencia, el objetivo temporal de nuestro cerebro está diseñado para maximizar la tasa de recompensa inmediata.
En este sentido, las Neurociencias han constatado que el descuento hiperbólico es una consecuencia inherente de la propia arquitectura de nuestro cerebro. Ante decisiones en distintos espacios temporales, se activan diferentes áreas cerebrales. Cuando la decisión o recompensa es inmediata, entra en juego el sistema límbico, que se encarga de captar y generar las respuestas emocionales e instintivas.
Sin embargo, cuando la decisión o recompensa demanda una planificación a largo plazo, entran en acción los lóbulos frontales, activando un pensamiento más racional que nos ayude a planificar. De cierta forma, cuando nos encontramos ante una encrucijada temporal, es como si dos partes de nuestro cerebro “forcejearan”. Por una parte, el sistema límbico nos empuja a aprovechar la recompensa más inmediata y, por otra, los lóbulos frontales nos animan a mirar a largo plazo.
Obviamente, también influye la sombra de lo impredecible. Como sabemos que no podemos predecir con certeza lo que ocurrirá dentro de un tiempo ya que las cosas pueden torcerse, a menudo la perspectiva de quedarnos con las manos vacías es un poderoso aliciente para aprovechar la recompensa inmediata.
También influye nuestra tendencia a procastinar. Si eres de las personas que suelen dejar para mañana las tareas menos agradables, es más probable que seas víctima del sesgo de descuento hiperbólico. Asimismo, se ha apreciado que las personas más hedonistas, impulsivas e indisciplinadas suelen ser más propensas a decantarse por las recompensas inmediatas ya que no suelen mirar a largo plazo.
¿Cómo superar el sesgo de descuento hiperbólico?
Hay ocasiones en las que la opción inmediata es la mejor elección, pero no siempre es así, sobre todo cuando nos planteamos objetivos vitales a largo plazo, como estudiar una carrera, crear un hábito saludable o construir una relación. En muchos casos, debemos ser capaces de mirar a largo plazo e inhibir la respuesta impulsiva que nos empuja a tomar lo que está a la mano. ¿Cómo lograrlo?
- Tómate tu tiempo. Antes de decantarte por una u otra opción, tómate tu tiempo. Eso te permitirá asumir una distancia psicológica que te ayude a desactivar el sistema límbico y deje paso a la mente más racional, para que puedas sopesar pros y contras de cada opción.
- Establece dispositivos de compromiso. Se trata de estrategias voluntarias autoimpuestas especialmente pensadas para alinear tus acciones actuales con tus objetivos a largo plazo. Por ejemplo, si necesitas ahorrar, puedes crear planes de ahorro automático y si quieres reducir el tiempo en redes sociales, puedes establecer límites de uso en tu teléfono o desactivar las notificaciones para evitar distracciones.
- Evita las tentaciones. Blinda tus decisiones antes de que las tentaciones te jueguen una mala pasada. Si sabes que es fácil caer en la tentación de gastar en compras impulsivas o saltarte la sesión de gimnasio, comprométete de antemano. Elimina los obstáculos en tu camino, como los alimentos procesados de tu despensa si quieres hacer dieta o los cigarrillos de tu casa si te has planteado dejar de fumar.
- Recuerda tu motivación inicial. Si has elegido una recompensa a largo plazo, es probable que a mitad del camino tus fuerzas flaqueen. En ese momento, es recomendable recurrir a los recordatorios (visuales o escritos) sobre los efectos positivos de mantener tu decisión a largo plazo o los motivos que te llevaron a tomarla.
- Haz más tangible la recompensa futura. Para superar el sesgo de descuento hiperbólico, nada mejor que añadir valor a la recompensa. Se trata de visualizar el premio al final del camino o imaginar cómo te sentirás al lograr tu meta. Eso te ayudará a mantenerte fiel al plan inicial.
Por último, si tienes dificultades para mirar a largo plazo a la hora de tomar decisiones, te ayudará activar el pensamiento abstracto; o sea, mirar el panorama más amplio, en vez de enfocarte demasiado en los detalles. Si te centras en las minucias, es probable que tiendas a elegir la opción más inmediata, pero si logras ver el plano general, es posible que te decantes por una opción más ventajosa a largo plazo.
Comprender los sesgos que operan cuando tomamos decisiones y reconocer su influencia en nuestras elecciones – cotidianas y vitales – es un buen comienzo para ponernos en marcha en la dirección en la que realmente deseamos ir.
Referencias Bibliográficas:
Ayuso, M. & Martínez, C. (2020) La irracionalidad humana: el descuento hiperbólico en cuestiones de dinero y salud. Trabajo de Fin de Grado: Universidad Pontificia Comillas.
Haith, A. M.; Reppert, T. R. & Shadmehr, R. (2012) Evidence for Hyperbolic Temporal Discounting of Reward in Control of Movements. The Journal of Neuroscience; 32 (34): 11727-11736.
Daimond, P. & Köszegi, B. (2003) Quasi-hyperbolic Discounting and Retirement. Journal of Public Economics; 87: 1839-1872.
Laibson, D. (1996) Hyperbolic Discount Functions, Undersaving and Savings Policy. NBER Working Paper; 5635: 51.
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