El 28 de Octubre del 1938 Orson Wells atemorizó a los norteamericanos con una transmisión radial donde les decía que su país estaba siendo atacado por alienígenas. Como podrán imaginar el pánico cundió entre la población que creyó que verdaderamente estaban siendo atacados por marcianos. Se estimó que alrededor de los 6 millones de personas que escucharon la transmisión, aproximadamente 1.7 millones creyó que la noticia era cierta, 1.2 millones se atemorizaron, otros tantos compraron billetes de tren en dirección opuesta al lugar del supuesto ataque, mientras que el resto pensó que era un juego.
Para el profesor Cantril de la Universidad de Princeton este juego le proveyó una coyuntura especial para investigar la anatomía del pánico. Poco tiempo después del evento se entrevistaron a 135 personas de New Jersey para intentar comprender cuáles fueron sus reacciones y qué las motivaron. Se encontraron cuatro grandes categorías:
– Aquellos que negaron la historia de los marcianos debido a sus convicciones internas. Estaban convencidos de que no existía vida en otros planetas por lo cual sería imposible un ataque alienígena.
– Aquellos que chequearon la falsedad de la historia sintonizando otras emisoras radiales.
– Aquellos que intentaron chequear la historia pero no lograron hallar pruebas contrarias.
– Aquellos que simplemente entraron en pánico sin valorar la veracidad de la historia.
Sin lugar a dudas la categoría más sorprendente que llamó la atención de los investigadores fue aquella que intentó chequear la historia pero no lo logró. ¿Cómo es posible que se intente verificar un ataque marciano sin éxito? Existen dos factores esenciales:
1. El miedo. Estas personas eran las más temerosas de todo el grupo entrevistado; incluso más que las que entraron en pánico.
2. Sus creencias rígidas no le permitieron actuar de manera lógica ni cuestionarse verdaderamente la validez de la información.
Si echamos un vistazo a las interpretaciones que se hallan detrás de las creencias inmediatamente comprenderán el por qué de la ineficacia para contrarrestar la noticia:
Una mujer muy religiosa interpretó la invasión como un castigo divino contra una sociedad moralmente corrupta. Otro caso interesante fue el de un estudiante universitario que a pesar de ser muy inteligente estaba convencido de que era imposible que las transmisiones radiales mintieran de esa forma. En fin, se plegó a la autoridad de las palabras transmitidas por los medios de comunicación. Así, aceptó toda la historia aunque lógicamente era increíble.
Esta broma investigativa sin lugar a dudas nos hace preguntarnos si en la actualidad el mismo mensaje tendría un efecto similar entre la población. Probablemente muchos piensen que las personas de hoy son más cínicas y menos manipulables por los medios de comunicación y que están más habituadas a cuestionarse la veracidad de cualquier comunicado. Además, hoy contamos con muchos canales de información que nos permitirían contrastar cualquier noticia un tanto estrafalaria.
Entonces… ¿los medios podrían convencernos hoy por hoy de la existencia de una invasión marciana?
No.
Probablemente no.
Quizás bajo ciertas circunstancias…
Si nos dejamos convencer por algunas noticias sensacionalistas de algunos blogs que ni siquiera nos muestran la fuente de información, entonces… ¿somos realmente más críticos y reflexivos que las generaciones anteriores? Quizás cuando buscamos información realmente estamos intentando demostrar nuestras creencias por lo cual haremos caso omiso de todas quella noticias que nos brinden una información contradictoria con nuestras ideas. En fin, una investigación interesante que nos deja mucha tela para reflexionar 😉
Fuente:
Cantril, H.; Gaudet, H. & Herzog, H. (1940) The invasion from Mars: a study in the psychology of panic. Princeton University Press, Princeton, NJ.
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