No todo es color de rosa después de un orgasmo. Esa sensación de felicidad usualmente también se acompaña con un poco de fatiga e incluso en algunas ocasiones se mantiene durante un tiempo la respiración entrecortada y un ritmo cardíaco elevado. Pero todo pasa en cuestión de minutos… ¿o no?
Recientemente, en el 2002 para ser más específica, se ha acuñado un nuevo término: el Síndrome de malestar post orgásmico. Se hizo referencia al mismo en la revista Journal of Sex & Marital Therapy donde apareció un artículo que describía dos curiosos análisis de casos: dos hombres que, aproximadamente 20 minutos después de haber presentado una eyaculación espontánea, manifestaron algunos síntomas extremadamente “debilitantes”.
Desde entonces poco ha llovido y son muy escasas las informaciones al respecto, tanto desde el punto de vista epidemiológico como explicativas. No obstante, se conoce que quien padece del Síndrome de malestar post orgásmico experimenta unas molestias muy parecidas a la gripe común: fatiga severa, intenso calor y mialgia. También puede acompañarse con: irritación nasal, ojos enrojecidos y con escozor así como dolores musculares. Psicológicamente hablando las personas se muestran irritables y deprimidas.
Usualmente el malestar puede evidenciarse en un periodo de tiempo que abarca desde la media hora posterior al orgasmo hasta 48 horas después. El periodo de duración también es muy relativo: los síntomas pueden eliminarse en las horas siguientes o pueden durar días o incluso una semana.
Los doctores que publicaron el estudio hipotetizan que esta condición pueda deberse a una reacción autoinmune contra cualquiera de las diversas hormonas u otras sustancias que son secretadas durante y después del sexo. Sin embargo, otros investigadores aseguran que se debe a un desbalance químico del cerebro, el mismo que causaría el conocido dolor de cabeza que algunas personas evidencian después del orgasmo y que hasta el momento se le atribuía al esfuerzo y el aumento de la presión sanguínea.
En fin, que el cuerpo humano nunca deja de asombrar.
Fuente:
Waldinger, M. D. & Schweitzer, D. H. (2002) Postorgasmic illness syndrome: two cases. Journal of sex & marital therapy; 28(3):251-255.
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