Solemos considerar la perseverancia como una virtud, es un valor que nuestra sociedad enaltece. Sin embargo, perseverar no siempre es positivo. Hay un momento para perseverar y un momento para abandonar o dar marcha atrás. Las personas aquejadas por el “síndrome del pájaro carpintero” no saben exactamente cuándo ha llegado el momento de detenerse y dar por zanjado un asunto, de manera que siguen insistiendo.
¿Qué es el síndrome del pájaro carpintero?
El síndrome del pájaro carpintero es la tendencia a perseverar en una idea, aunque ello no conduzca a un diálogo constructivo, según la psicóloga de la Universidad de Chicago, Nadia Persun. Se manifiesta cuando una persona no está dispuesta a dar su brazo a torcer, lo cual conduce a un bucle de discusiones tóxicas en las que se repiten una y otra vez los mismos argumentos, sin que se produzca un avance.
Este estilo comunicativo termina generando un ciclo tóxico en el que nadie gana. Las ideas se repiten ad infinitum. Nada se resuelve. El problema sigue creciendo y la relación se deteriora cada vez más. Como resultado, las personas involucradas terminan agotadas y se alejan.
¿Cómo detectar el síndrome del pájaro carpintero?
- La persona terca se aferra a su argumento, como si en ello le fuera la vida.
- No acepta razones ni asume las evidencias en contra de su planteamiento, aunque estas demuestren que se equivoca.
- La persona repite una y otra vez el mismo argumento, como si de un pájaro carpintero se tratara, agujereando el cráneo de su interlocutor, con la esperanza de que sus ideas se abran camino.
- La persona no se da por vencida, de manera que aprovecha la más mínima ocasión para sacar a la luz su tema recurrente.
- Disminuye la sensibilidad hacia el otro, de manera que se pierde la conexión y la posibilidad de estructurar adaptativamente el discurso según las respuestas del interlocutor.
Lo cierto es que “una mezcla de buenas intenciones distorsionadas y justicia propia, cargada de ira y repetición, no produce una forma saludable de comunicarse. Los pájaros carpinteros son persistentes, críticos e insistentes en su punto de vista. Son propensos a culpar, no escuchan y repiten con entusiasmo el mismo argumento porque su objetivo no es comunicarse, sino ganar a toda costa, lo que conduce a comprometer la confianza y perder cualquier esperanza de conectarse y realmente escucharse mutuamente”, como apuntara Persun.
¿Cómo se sienten las personas atacadas por un “pájaro carpintero”?
Las personas que deben lidiar con alguien que sufre el síndrome del pájaro carpintero a menudo se sienten extremadamente frustradas. Primero intentan buscar todo tipo de argumentos para explicar su punto de vista, pero cuando se dan cuenta de que es inútil, suelen terminar desconectándose emocionalmente, blandiendo el escudo del silencio y la indiferencia.
Estas personas suelen sentirse atrapadas en un callejón sin salida, por lo que también pueden llegar a desarrollar una indefensión aprendida. Simplemente se dan por vencidas y, para evitar los conflictos, ceden al argumento del otro, aunque realmente no estén de acuerdo y ni siquiera sea una buena idea.
¿Cómo evitar el síndrome del pájaro carpintero?
Todos, en alguna ocasión, podemos comportarnos como “pájaros carpinteros”. Nos comportamos así cuando nos apegamos demasiado a nuestras ideas y prevalece el deseo de ganar sobre el diálogo. Para desactivar esa “modalidad” necesitamos darnos cuenta de que lo más importante es llegar a una solución, priorizar el entendimiento. Cuando priorizamos la solución sobre la discusión, podremos avanzar mucho más y estaremos más dispuestos a aceptar las buenas ideas, vengan de donde vengan.
También debemos tener en cuenta que a veces, para avanzar, necesitamos retroceder. Si una persona está demasiado obcecada como para adelantar en el diálogo, será mejor hacer un alto. A veces, cuando el argumento no es importante, tampoco es esencial tener razón. En ocasiones es mejor elegir la relación antes que tener razón.
Fuente:
Persun, N. (2018) How Not to Talk to (or Argue with) Your Spouse. En: PsychCentral.
CARLOS ALBERTO CARDOZO ESTANGA dice
GRACIAS DOCTORA, DESCONOCÍA EL SÍNDROME DEL PÁJARO CARPINTERO, ES MUY INTERESANTE, VERDADERAMENTE EXISTEN PERSONAS ASÍ EN NUESTRO ENTORNO, SON PORFIADAS Y SON INCAPACES DE OÍR, A OTROS, AUNQUE TRATEN DE ENCAMINARLOS, GRACIAS POR DARME LUZ Y DAR LUZ A MUCHAS PERSONAS A TRAVÉS DE ESE MARAVILLOSO RINCÓN QUE PERMITE DE UNA MANERA SENCILLA Y CLARA, ORIENTAR A LOS LECTORES.
Alexander dice
Todos estos «síndromes» funcionan con oposiciones simplistas y lo que hacen es calzar con nuestros deseos. Es por eso que hay tanta gente buena «padeciendo» el rol del síndrome que más le acomoda.