Hace cuatro décadas, los terapeutas sexuales William Masters y Virginia Johnson desarrollaron un programa muy simple y eficaz para eliminar la eyaculación precoz, uno de los problemas más comunes que debían enfrentar en su día a día. Desde entonces hasta la fecha, este programa ha sufrido algunas pequeñas modificaciones, se han insertado y eliminado algunos ejercicios pero, básicamente, sigue siendo el mismo.
¿Por qué? Simplemente porque resulta muy eficaz ya que entre el 90 y el 95% de los hombres logran encontrar la solución para la eyaculación precoz.
Desafortunadamente, en la actualidad, muchos doctores prefieren el camino más fácil (que no mejor ni más seguro): los medicamentos. Normalmente se subscriben antidepresivos y lo cierto es que estos funcionan pero no podemos olvidar que se trata de drogas que tienen efectos adversos y no son soluciones para la eyaculación precoz definitivas.
En realidad, la terapia psicológica ofrece unas perspectivas mejores:
– No tiene efectos adversos, que en el caso de los antidepresivos suelen incluir desde las nauseas, el dolor de cabeza y las diarreas hasta la pérdida del deseo sexual.
– No es tan costosa. Si tienes en cuenta que deberás ser dependiente de estas drogas durante una buena parte de tu vida (y que normalmente estas son costosas), entonces podrás comprender que una terapia (con una media de diez sesiones aunque a veces pueden ser menos) será la solución más económica. En ocasiones, si el problema no es demasiado grave, podrá bastarle con seguir las indicaciones de un manual, como “Eyaculación Precoz: 12 ejercicios para combatirla”.
– Ofrece resultados duraderos. Mientras que una buena parte de los hombres que apuesta por las drogas, ve que su efecto pasa una vez que dejan la medicación, la terapia psicológica le enseña al hombre a controlar su reflejo eyaculatorio por lo que sus resultados son para toda la vida.
– Se puede mantener durante más tiempo la erección. Los medicamentos permiten que la erección se mantenga durante cierto tiempo pero no son milagrosos, tienen un límite, sobre todo una vez que te acostumbras a ellos. Al contrario, con la terapia psicológica el hombre puede retrasar la eyaculación el tiempo que lo desee ya que depende de su voluntad.
– Se desarrolla una mayor confianza en sí mismo. Que la sexualidad dependa de unas pastillas no es al máximo y de seguro no mejora la autoestima. No obstante, aprender a controlar el reflejo eyaculatorio y vencer por sí mismo un problema es algo de lo cual sentirse orgullosos. Por tanto, con la terapia normalmente los hombres desarrollan una autoestima mayor y más confianza en sí, lo cual repercute en una vida sexual más placentera.
– Se aprenden muchas cosas relacionadas con el sexo. Tomar una pastilla probablemente no cambiará tus hábitos sexuales pero acudir a un terapeuta te abrirá un mundo totalmente diferente. De seguro aprenderás nuevas técnicas para disfrutar más del sexo y lo abordarás desde una mentalidad más abierta. Normalmente estas técnicas facilitan una mayor compenetración de la pareja y una relación sexual más satisfactoria.
Claro, no todo es color de rosa. La terapia psicológica también presenta algunos inconvenientes:
– Se tarda más en apreciar los primeros resultados ya que, obviamente, sus efectos no son instantáneos, como los de una píldora.
– Es preferible seguirla en pareja.
– El hombre tendrá que esforzarse para seguir las indicaciones del terapeuta. No es tan sencillo como tomar un vaso de agua y una pastilla.
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