En algunas culturas el suicidio no es visto como un acto deshonroso sino todo lo contrario. Sin embargo, en la cultura occidental el suicidio es percibido como un acto moralmente incorrecto. En decenas de encuestas se ha apreciado que las personas refieren que quien se suicida no repara en el daño que le causa a amigos y familiares porque creen que ellos son las únicas víctimas.
Sin embargo, un estudio realizado en la Universidad de Boston ha profundizado aún más en este tema intentando desvelar si existen más motivos ocultos por los cuales pensamos que el suicidio es incorrecto desde el punto de vista moral.
Estos psicólogos reclutaron a 174 personas, la mayoría de las cuales no profesaban ninguna religión. A todos les presentaron ocho obituarios que, supuestamente, correspondían a casos reales. La mitad de los participantes leyó sobre personas que habían sido asesinadas mientras que la otra mitad leyó obituarios de personas que se habían suicidado.
Después de leer cada nota necrológica, se les pidió que calificaran la muerte de aquellas personas teniendo en cuenta cuán enojados les habían hecho sentir, cuánto daño provocaban, si creían que eran moralmente incorrectas, si habían sentido asco o si creían que el alma de la víctima había sido mancillada.
En general, los homicidios fueron juzgados como más inmorales que los suicidios, como era de esperar, aunque los suicidios también se calificaron como moralmente inadecuados. No obstante, el hallazgo más revelador fue que las personas no vinculaban los suicidios con el daño causado a la familia y los amigos sino con la presunta contaminación del alma de la víctima. Al contrario, al analizar los homicidios, las personas recalcaron los daños a la familia pero no la adulteración del alma de las víctimas.
¿Qué significa esto?
Ante todo, que existe una brecha entre cómo nos explicamos conscientemente el suicidio y nuestras creencias más arraigadas. En otras palabras, nuestra valoración, en el fondo, se encuentra profundamente influenciada por la moral judeo-cristiana que nos ha dicho durante siglos que el suicidio implica mancillar nuestra alma.
Obviamente, los que tenían creencias más religiosas tendieron a calificar el suicidio como un acto moralmente más equivocado pero esta tendencia también se apreció incluso entre los que se declaraban ateos. Así, los investigadores están convencidos de que, aunque a nivel consciente neguemos determinadas creencias religiosas, estas se encuentran tan arraigadas en nuestra mente que determinan nuestros juicios morales, aunque no nos percatemos de ello.
Por tanto, la próxima vez que utilices una vara para medir algún comportamiento, asegúrate de que estás aplicando tus valores y no los que te ha impuesto una idiosincrasia en la cual no te reconoces.
Fuente:
Rottman, J. et. Al. Young (2014) Tainting the soul: purity concerns predict moral judgments of suicide. Cognition; 130(2):217-226.
Unknown dice
Que interesante! De hecho, el mundo occidental está muy influenciado por el pensamiento judaico-cristiano que es la base de nuestra civilización.
Particularmente, siento lo mismo que la mayoría, veo al suicidio no como moralmente incorrecto, sino como algo que va a dificultar el crecimiento espiritual del suicida. Pero hay una información interesante, un estudiante de posgrado en psicología de la UNAM hizo una investigación con las cartas de suicidio y observó que las personas, al realizar tal acto ya están totalmente desvinculadas de la vida.
Jennifer Delgado dice
Es muy interesante la investigación que citas. Gracias por compartirla.