Lidiar con un niño impulsivo no es fácil ya que cuando menos lo esperamos tiene una rabieta o ha dejado a medias la tarea para ir a jugar. En ocasiones los padres sienten que nada funciona: han probado con los castigos, las reprimendas y con una actitud más permisiva pero todos estos intentos por controlar los impulsos del niño han sido en vano. ¿Qué hacer?
Ante todo, considera que los niños impulsivos no actúan de manera impetuosa y desobediente porque quieren, sino porque no logran controlarse. De hecho, muchos pequeños cometen una y otra vez las mismas infracciones y ni siquiera pueden explicar por qué. Por eso, la regla de oro para controlar la impulsividad infantil consiste en comprender al niño, lo cual no significa que debes tolerar sus malos comportamientos sino que es necesario hacer acopio de mucha paciencia.
¿Cómo controlar la impulsividad en los niños?
1. El volcán
El objetivo de esta técnica consiste en enseñarle al niño a identificar las emociones que acompañan sus comportamientos impulsivos, lo cual le permitirá tomar conciencia de sus propias sensaciones y, en un segundo momento, controlarlas.
Aplicar esta técnica es bastante fácil: cuando el niño esté tranquilo le pedimos que imagine que en su interior hay un gran volcán que representa toda su energía y vitalidad. Después le explicamos que cuando esa energía es muy intensa y está muy ansioso o enfadado, es como si el volcán comenzara a calentarse, se descontrola y tiene una gran erupción.
Cuando notes que el pequeño está comenzando a agitarse, pídele que visualice el volcán. De esta manera le ayudarás a tomar conciencia de las emociones que anteceden al estallido de impulsividad y, por consiguiente, podrá detenerlas antes que sea demasiado tarde y pierda completamente el control.
2. El semáforo
El objetivo de esta técnica es proporcionarle al niño una especie de retroalimentación que le permita mantenerse más atento a sus emociones y a su nivel de activación.
Su aplicación también es muy simple: pacta un código que le sirva de señal para determinar su nivel de activación. Por ejemplo, puedes tomar como referencia los colores del semáforo, la señal verde indicará que todo está bien, la amarilla que ha comenzado a exaltarse un poco y la roja que ha pasado los límites y debe detenerse.
También puedes probar con sonidos o movimientos, la idea básica es que la señal que envíes sea relevante para el pequeño y le sirva para autocontrolarse.
3. Técnicas de relajación
Existen diferentes técnicas de relajación que ayudarán a tu pequeño a mantener bajo control sus emociones. Por la noche o antes de que tome la siesta, puedes aplicarlas y verás cómo se despertará mucho más relajado. Puedes apostar por la relajación muscular progresiva o el entrenamiento autógeno.
Vale aclarar que cuando el niño es muy pequeño, puede que estas técnicas no funcionen muy bien así que debes adoptar otras estrategias, como crear rituales relajantes: leerle un cuento, cantarle una canción o darle un baño caliente. También puede ser de gran ayuda que le enseñes la técnica de la respiración diafragmática, lo cual le ayudará a calmarse en los momentos de tensión.
4. Técnicas para canalizar la energía
El ingrediente básico de la impulsividad es el exceso de energía, pero podemos usarla a nuestro favor. ¿Cómo? Canalizándola a través de tareas productivas. De hecho, la clave para controlar la impulsividad infantil consiste en saber adelantarnos al punto de no retorno, ese momento en el cual el niño pierde el control.
Una buena idea consiste en apostar por actividades extraescolares que le permitan liberar toda esa carga de energía, como puede ser el deporte. No obstante, en casa, puedes crear un espacio donde puede liberar esa energía sin comportarse de manera grosera ni causar daño. Así, cuando notes que está exaltado, pídele que se retire a ese lugar y que regrese una vez que se haya calmado. En ese lugar le está permitido gritar y golpear ya que la idea no es que reprima sus emociones sino que aprenda a expresarlas sin herir a los demás o a sí mismo.
5. Actividades para potenciar la atención
Muchos de los niños impulsivos también tienen problemas para concentrarse, lo cual dificulta su aprendizaje. Por eso, es conveniente que le propongas diferentes tareas que fomenten la atención. Por supuesto, tendrás que buscar actividades que le resulten motivadoras ya que de lo contrario será difícil que le puedas mantener sentado durante un periodo de tiempo muy largo. Los juegos de mesa, como el ajedrez y las damas suelen ser una excelente opción, siempre y cuando sepas despertar su interés por ellos.
Mario López dice
Es muy importante que los adultos que tengan críos con trastornos de TDAH tomen conciencia de la gran responsabilidad que tienen como guías de esos pequeños y que deben dotarles de herramientas para afrontar convenientemente su padecimiento en las diversas transiciones de su vida de la niñez a la pubertad, la adolescencia y edad adulta para que estén en condiciones de insertarse a la sociedad lo más laxamente posible, además hay que enseñarles a ser responsables de estar bajo tratamiento farmacológico para que eviten hacer algún abuso en el consumo de medicamentos con el pretexto de su padecimiento a fin de que puedan alcanzar una mejor salud mental y calidad de vida para ellos y quienes les rodeen.
la eterna aprendiz dice
Muy cierto Mario en mi caso mi niño de seis años padece de estas condiciones al igual que yo de niña y aun de adulta y hay mucha sabiduría en tu comentario es una responsabilidad muy grande la que llevo con el pero a la misma vez un gran reto y desafío ya que en el he podido enmendar y evitar muchos tropiezos y errores propios