Todos tenemos nuestros miedos y temores, que a menudo se manifiestan a través de las pesadillas. De hecho, según la visión freudiana de los sueños, algunos de estos son mensajes del inconsciente para ponernos al tanto de aspectos que aún no han salido a nuestra consciencia, quizás porque todavía no estamos preparados para enfrentarlos de manera asertiva y sin causarnos daño.
Nos gusta pensar que nuestros sueños son únicos pero lo cierto es que te asombrarías al descubrir que la mayoría de las personas tenemos las mismas pesadillas. Después de todo, no somos tan diferentes. O al menos eso indica un curioso estudio realizado por investigadores de la Universidad de Montreal.
En esta investigación se analizaron 253 pesadillas y 431 malos sueños reportados por 331 personas. Vale aclarar que la principal diferencia entre las pesadillas y los malos sueños es que estos últimos no nos despiertan ni provocan la sensación de desasosiego tan intensa que generan las pesadillas.
Lo interesante de esta investigación fue que, mientras la mayoría de los estudios anteriores les pedía a las personas que clasificasen sus sueños sobre la base de una lista ya existente de categorías, estos investigadores les permitieron llevar un diario de sueños, de manera que estos fluyeron con mayor libertad y solo en un segundo momento fueron categorizados en función del contenido.
¿Cuáles eran los contenidos más usuales de las pesadillas?
– Agresión física: 31,5%
– Conflictos interpersonales: 29,5%
– Fracaso e indefensión: 17%
– Problemas de salud y muerte: 12,2%
– Aprehensión por el futuro: 11,4%
– Ser perseguido: 7,6%
– Presencia de una fuerza maligna: 7%
– Accidentes: 6,3%
– Desastres y calamidades: 5,4%
– Insectos: 5,3%
– Ambientes anómalos: 4,4%
¿Personas de culturas diferentes tienen pesadillas distintas?
En el pasado, cuando se comenzaron a investigar los contenidos de los sueños, se pensaba que cada cultura produciría sus propios contenidos. Sin embargo, después de muchas investigaciones se ha apreciado que las diferencias culturales no son tan grandes como se esperaba. Es decir, básicamente todos tenemos las mismas pesadillas, lo que puede cambiar es la frecuencia ya que algunas culturas se preocupan más por unos temas que por otros.
Obviamente, también cambia la forma en que se presentan esas preocupaciones y, sobre todo, la explicación que se le da. Un buen ejemplo fue un estudio realizado hace algunos años sobre la parálisis del sueño. En esta investigación se apreció que tanto los canadienses como los japoneses, desde el punto de vista estadístico, sufrían por igual los episodios de parálisis del sueño. Sin embargo, la manera en que los vivían era muy diferente. Mientras que los canadienses creían que se trataba de una especie de sueño y no les confería mayor importancia, los japoneses tenían vivencias menos tranquilizantes, lo cual se debe a que en su cultura está muy arraigado el mito de un espíritu llamado “kanashibari” que ata a la persona durante el sueño.
Fuentes:
Robert G; Zadra A. (2014) Thematic and content analysis of idiopathic nightmares and bad dreams. Sleep; 37(2): 409-417.
Domhoff, W. & Shneider, A. (2008) Similarities and differences in dream content at the cross-cultural, gender, and individual levels. Conscious Cognition; 17(4):1257-1265.
Fukuda, K. et. Al. (2003) The Prevalence of Sleep Paralysis Among Canadian and Japanese College Students. Dreaming; 8(2): 59-66.
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