Ya sabemos que la culpa es uno de los sentimientos más dañinos que existe porque nos impide mirar al futuro y, a la misma vez, no nos deja vivir el presente puesto que nos mantiene atados al pasado. Sin embargo, lo interesante es que generar el sentimiento de culpa es muy sencillo, mucho más de lo que podrías suponer. El simple hecho de darle la mano a un ladrón o a un mentiroso o incluso sentarse en la silla que ellos habían usado antes, puede generar la culpa. O al menos eso es lo que demuestra un estudio muy interesante realizado en el ámbito de lo que en la Psicología se conoce como “transferencia moral”.
Los entresijos de la transferencia moral
Los investigadores reclutaron a 54 estudiantes universitarios, a la mitad de ellos se les dijo, como por casualidad, que la silla donde estaban sentados había sido ocupada antes por un estudiante que había sido descubierto intentando robar.
Después, todos los participantes llenaron un test de personalidad dirigido a evaluar cómo se sentían en ese momento. En la prueba se incluían ítems para valorar emociones como la ira, la culpabilidad y la tristeza, como por ejemplo: “me siento mal por algo” o “siento que tengo que disculparme”.
¿Qué sucedió?
Como podrás suponer, a las personas a las cuales se les comentó que estaban usando la silla que había sido utilizada por un ladrón, mostraron más sentimientos de culpa.
Sin embargo, el experimento no terminó ahí. Los investigadores reclutaron a 48 estudiantes más y a la mitad de ellos se le presentó a una persona que les estrechó la mano. Después se les comentó que esa persona había hecho trampa en los exámenes.
Una vez que los estudiantes terminaron el test de personalidad, los investigadores apreciaron un elevado sentimiento de culpa, como si hubiesen sido ellos mismos quienes hubiesen hecho trampa en sus exámenes.
Estos experimentos nos enseñan cuán fácil es generar el sentimiento de culpa en una persona pues a veces un simple comentario puede ser suficiente para desatar todo el mecanismo. El problema radica en que cuando nos sentimos culpables por algo, somos más susceptibles y podemos estar a merced de las personas manipuladoras. Por tanto, la próxima vez que te sientas culpable por algo, analiza atentamente tu entorno y a las personas que te rodean, es probable que alguien esté intentando poner su responsabilidad sobre ti, aunque sea de manera inconsciente.
Fuente:
Eskine, K. J., Novreske, A., & Richards, M. (2013) Moral contagion effects in everydar interpersonal encounters. Journal of Experimental Social Psychology; 49(5): 947–950.
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