Las personas con trastorno de personalidad paranoide se caracterizan por tener un patrón de larga desconfianza hacia los demás. Casi siempre creen que los motivos de los otros son sospechosos o incluso malévolos, por lo que no se suelen fiar de casi nadie. Se sabe que este trastorno es más frecuente en hombres que en mujeres y afecta al 0,5-2,5% de la población.
Estas personas suponen que los demás quieren explotarlos, dañarlos o engañarlos, aunque no exista ninguna evidencia que apoye esta idea. Vale aclarar que es normal que todos tengamos cierto grado de paranoia cuando nos enfrentamos a determinadas situaciones (por ejemplo, cuando nos preocupamos porque ha comenzado una ola de despidos en el trabajo) pero las personas con trastorno de personalidad paranoide llevan estas preocupaciones al extremo, de forma que impregnan prácticamente todos los ámbitos de su vida.
Es muy difícil ganarse la confianza de estas personas y su suspicacia a menudo les causa problemas en sus relaciones. Debido a que suelen mantenerse excesivamente alertas escudriñando el entorno en busca de amenazas potenciales, pueden actuar como si fuesen un agente secreto o como si los estuviesen vigilando vigilados.
A menudo también parecen bastante fríos y carentes de sentimientos. No obstante, a veces esa máscara de frialdad y racionalidad cae y deja paso a expresiones hostiles, sarcasmos y obstinación. Su carácter a menudo suele provocar una respuesta hostil en los demás, lo cual termina «confirmando» sus creencias originales.
Debido a que las personas con trastorno de personalidad paranoide no confían en los demás, experimentan una necesidad excesiva de ser autosuficientes y un fuerte sentido de la autonomía. Obviamente, también necesitan tener un alto grado de control sobre su entorno. A menudo se comportan de forma rígida, critican a los demás pero no aceptan las críticas y no son capaces de colaborar.
Los síntomas del trastorno de personalidad paranoide
Por lo general, este trastorno comienza en la adultez temprana, de hecho, no se puede diagnosticar hasta después de los 18 años, cuando la personalidad ya ha adquirido sus rasgos más estables. Sus principales síntomas son:
- Sospechas sin base suficiente de que los demás los están explotando, dañando o engañando
- Preocupación por las dudas no justificadas acerca de la lealtad o la fidelidad de los amigos o familiares
- Rechazo a confiar en los demás por temor injustificado de que la información sea utilizada maliciosamente en su contra
- Búsqueda de significados ocultos y amenazantes en comentarios o acontecimientos de naturaleza positiva o neutra
- Rencor persistente
- Percepción errónea de ataques a su carácter o reputación que nadie más percibe
- Sospechas recurrentes injustificadas en cuanto a la fidelidad de su pareja
Al igual que la mayoría de los trastornos de la personalidad, esta patología suele atenuarse con la edad, aunque en muchos casos los síntomas más extremos se experimentan entre los 40 y 50 años. Por desgracia, muchas personas no buscan tratamiento porque no son conscientes de que tienen un problema. A menudo llegan a la consulta llevados por su pareja o un familiar cercano.
Las causas del trastorno de personalidad paranoide
En la actualidad, no se conoce a ciencia cierta qué causa el trastorno de personalidad paranoide. No obstante, la mayoría de los psicólogos coincide en que se debe a una conjunción de factores de índole biológica, psicológica y social. También se conoce que cuando una persona padece este trastorno, aumentan las probabilidades de que sus hijos también lo desarrollen.
Desde una perspectiva meramente biológica, se ha sugerido que las anomalías en la función cerebral y desequilibrios químicos pueden contribuir al desarrollo de la paranoia. De hecho, algunos factores genéticos pueden predisponer a ciertas personas a ser más susceptibles a desarrollar este trastorno.
Desde el punto de vista psicológico, experiencias traumáticas en la infancia, como abuso físico, emocional o abandono, pueden influir a la aparición del trastorno de personalidad paranoide. La falta de apoyo emocional o la sobreprotección por parte de los cuidadores también pueden ser otros factores que alienten la desconfianza en los demás. Asimismo, las creencias irracionales y distorsionadas sobre el mundo y los demás podrían ser mecanismos de defensa ante unos profundos sentimientos de vulnerabilidad o inseguridad.
En el ámbito ambiental, los eventos estresantes o traumáticos en la vida adulta, como el fracaso laboral o las relaciones interpersonales conflictivas, también pueden desencadenar o exacerbar los síntomas paranoides. En conjunto, estos factores interactúan de manera compleja para influir en el desarrollo del trastorno de personalidad paranoide, aunque es necesario realizar más investigaciones para comprender completamente su etiología.
¿Cuál es el tratamiento del trastorno de personalidad paranoide?
El tratamiento del trastorno de personalidad paranoide generalmente implica el uso de la terapia psicológica combinada en algunos casos con la medicación. La terapia cognitivo-conductual es uno de los enfoques más comunes ya que se centra en identificar y cuestionar las creencias irracionales y distorsionadas sobre los demás y el mundo. A través de este enfoque la persona aprende a desarrollar habilidades para mejorar la confianza en sí misma y en los demás, así como a gestionar la ansiedad y la ira asociadas con la paranoia.
La terapia de grupo también puede ser beneficiosa, ya que proporciona un entorno seguro donde los pacientes pueden compartir sus experiencias y recibir retroalimentación de otros que enfrentan desafíos similares. No obstante, para que tenga éxito es necesario haber pasado antes por sesiones de terapia individuales, de manera que se reduzca la tendencia a interpretar las acciones de los demás como amenazas.
En algunos casos, se puede recetar medicación para tratar síntomas específicos asociados con el trastorno, como la ansiedad o la depresión. Un psiquiatra podrá prescribir medicamentos antipsicóticos o ansiolíticos para controlar estos síntomas. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la medicación por sí sola no es suficiente para tratar el trastorno de personalidad paranoide y generalmente se combina con la terapia psicológica para obtener mejores resultados.
Por supuesto, el tratamiento del trastorno de personalidad paranoide puede ser desafiante y requiere tiempo puesto que implica cambiar patrones de pensamiento y comportamiento muy arraigados. La colaboración entre el paciente y el terapeuta es fundamental, así como el apoyo continuo de familiares y amigos.
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