El trastorno de personalidad esquizoide se caracteriza principalmente por un rasgo: la carencia en las relaciones interpersonales. Suele ser una persona tímida e introvertida, da la impresión de estar ensimismada en sí misma, como si estuviese ausente. Por ello, tiene serios problemas para mantener relaciones familiares, de pareja y amistades. Básicamente, se trata de una persona que no tiene las habilidades sociales suficientes como para enfrentarse a la vida, tanto en el aspecto relacional como en el laboral o estudiantil.
¿Cómo se manifiesta la personalidad esquizoide? Sus síntomas característicos
El esquizoide es una persona solitaria; una de las claves de su aislamiento es que tiene una escasa capacidad para aceptar y dar afecto. No son capaces de sentir gozo. Así, cuando reciben afecto, sienten poca emoción y a su vez devuelven poco afecto.
El esquizoide es el típico pariente ausente; es el que siempre falta a las comidas familiares, que no acude a los funerales, al que no se le ve en las fiestas del pueblo y trata de escabullirse en las fiestas de Navidad. Y claro, después la familia y amigos contestan de la misma forma: le dejan de lado. El problema, difícil de comprender, es que a esa persona, el simple hecho de pensar en actos públicos le supera, le sobrepasa: no es que no quiera ir, es que no puede.
El escritor checo Frank Kafka, de quien se dice que sufría este trastorno de personalidad, deja muy clara esta sensación en una carta que le escribió a su novia, con quien desea acabar la relación: «No puedo hacerte comprender, ni a ti ni a nadie, lo que pasa en mi interior ¿Cómo explicarte por qué me ocurre todo esto? Ni siquiera puedo explicármelo a mí mismo. Pero tampoco esto es lo principal, lo principal es muy claro: me es imposible vivir una vida humana entre los hombres«.
Uno de los criterios diagnósticos consiste en que la persona esquizoide no tiene deseos de relacionarse con los demás pero lo curioso es que eso les hace sentir mal. Es decir, no se apartan porque quieren estar solos sino porque no saben cómo reaccionar. Se muestran independientes y despegados pero en realidad no soportan la soledad, necesitan afecto pero cuando éste aparece, les genera genera ansiedad. Y esta ansiedad les lleva a evitar de nuevo el trato social. Es un círculo vicioso.
Una de las mayores dificultades del esquizoide es la ansiedad. De hecho, se trata de una persona propensa a sufrir cuadros ansiógenos ya que está sometida a muchísimo estrés, sobre todo cuando tiene que enfrentarse a algún tipo de relación social. Por ello, es muy frecuente que cruce de acera para evitar tropezar con un compañero de la oficina o que pasee solo por un barrio que no sea el suyo para no encontrarse con nadie conocido. Se evidencia un verdadero temor a la intimidad y al contacto personal.
Esta ansiedad, este estrés, este temor, afectan negativamente a la persona tanto desde el punto de vista psíquico como físico. Su incapacidad para relacionarse a menudo puede ir acompañada de interpretaciones autorreferenciales, fobias, mecanismos de evitación y disconformidad con la autoimagen. Esto hace que los esquizoides tiendan a estados distímicos, a consumir drogas y alcohol e incluso pueden aparecer episodios delirantes de corta duración.
Otra característica relevante de la persona con trastorno de personalidad esquizoide es la forma que tiene de mostrar, mejor dicho, contener, su ira o agresividad. Si tiene problemas para sentir placer, también lo tiene para sentir cólera. Cuando se sienten molestos o desafiados, su forma de manifestarlo es con gestos, con desdenes posturales, aguantando la mirada del otro… podría decirse que se trata de una agresividad latente, educada. En los casos más extremos del trastorno, la persona no es capaz de sentir ira debido al fuerte embotamiento afectivo.
Con este cuadro, es obvio que las probabilidades de mantener una relación personal de pareja o de amistad son escasas. Aunque pueden mantenerse, siempre y cuando el otro ponga interés y se esfuerce por mantener la relación.
¿Cuál es el tratamiento del trastorno de personalidad esquizoide?
A lo largo de los años se han sugerido numerosos tratamientos para el trastorno de personalidad esquizoide, pero lo cierto es que ninguno de ellos ha demostrado ser totalmente eficaz. Al igual que el resto de los trastornos de la personalidad, el tratamiento por excelencia es la psicoterapia individual. Sin embargo, es poco probable que las personas que padecen este trastorno busquen ayuda psicológica, a menos que se encuentren bajo un gran estrés o presión.
El tratamiento suele ser a corto plazo ya que se centra en ayudar a la persona a resolver la crisis inmediata. Una vez solucionado, la persona casi siempre abandona la terapia. De hecho, uno de los principales problemas que tienen que enfrentar los psicólogos consiste en que para crear una buena relación basada en la confianza se necesita cierto tiempo y la persona esquizoide no le da esa oportunidad porque mantienen en todo momento una distancia social.
Por esas razones, y porque se ha demostrado que no es eficaz, la mayoría de los psicólogos evitan la psicoterapia a largo plazo y se centran en una intervención breve. En esta se suele trabajar con ejercicios de reestructuración cognitiva para tratar de eliminar algunas creencias irracionales que influyen negativamente en su comportamiento. En sentido general, el psicólogo debe animar a la persona a probar nuevas habilidades de afrontamiento y aprender las normas sociales básicas para relacionarse. Sin embargo, debe hacerlo con extrema cautela o el esquizoide se sentirá ahogado y abandonará la terapia.
En lo que respecta a las terapias de grupo, sin duda son una modalidad de tratamiento alternativo que se puede considerar pero solo si la persona ya ha seguido antes una terapia individual pues de lo contrario es muy probable que no sea capaz de tolerar un grupo. No obstante, si se logra que participe activamente en el grupo, los resultados son muy buenos, aunque se trata de un proceso lento que puede durar varios meses ya que a menudo se intercala con periodos de aislamiento.
Por lo general las personas con trastorno de personalidad esquizoide no necesitan medicación, a menos que sufran de otros problemas, como depresión mayor o ansiedad generalizada. En esos casos, el medicamento estará dirigido a controlar los síntomas más agudos y apenas estos remitan, se suele eliminar.
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