Los trastornos del yo están catalogados como “trastornos de la conciencia”, solo que en este caso la persona no presenta problemas en la ubicación temporal o espacial sino en el reconocimiento y la relación con su yo. En este sentido, podemos hacer referencia a trastornos que afectan el “yo corporal” mientras otros dañan el “yo psíquico”.
¿Cuáles son los principales trastornos del yo corporal?
– Anosognosia: es la ausencia de conciencia o la incapacidad para identificar la ubicación de cierta parte del cuerpo. Los casos pueden variar desde la simple indiferencia hasta la ausencia total de conciencia, algo común en la hemiplejia. Normalmente este trastorno es una consecuencia de una lesión cerebral.
– Miembro fantasma: es la sensación persistente de que el miembro amputado aún existe. Se trata de un trastorno bastante común en las personas que sufren amputaciones y se debe a que todos nuestros órganos tienen una proyección en la corteza cerebral pero esta se demora en reestructurar el nuevo esquema del cuerpo.
– Asomatognosia: es la vivencia de la desaparición del propio cuerpo (con presencia de alucinaciones cenestésicas) o la sensación de que alguna parte del cuerpo no existe (como creer que no tiene corazón o pulmones). Generalmente este trastorno es resultado de la esquizofrenia.
– Agnosia táctil: es el fracaso para reconocer objetos por el tacto, sin la utilización de la visión u otros elementos sensoriales, aún cuando la sensibilidad táctil no presenta ningún problema. Casi siempre tiene una causa orgánica e implica la capacidad de la persona de imaginarse esos objetos en su mente.
– Agnosia visual o “Síndrome de Charcot-Wilbrand”: se trata de la pérdida de la capacidad para revisualizar las imágenes.
– Agnosia de ceguera o “Síndrome de Antón”: anosognosia en la que el paciente niega su ceguera y confabula visualmente.
– Agnosia digital: incapacidad para reconocer sus propios dedos. Cuando se acompaña de acalculia (la imposibilidad para realizar cálculos), agnosia digital, agrafia y desorientación derecha-izquierda, constituye lo que se conoce como “Síndrome de Gerstman”.
– Prosopagnosia: es la incapacidad para reconocer las caras familiares y los estímulos visuales que la persona debería evocar sin problemas. En otros casos se trata de una dificultad para el recuerdo de personas conocidas o experiencias vividas.
Existe la prosopagnosia afectiva, que aparece en el contexto de actuaciones estresantes, las ilusiones fisiognómicas, que es la tendencia a fisonomizar objetos del entorno y la autoidentificación, que es el signo del espejo (o sea, la persona se mira al espejo y no se reconoce).
Muchos de estos trastornos están explicados en detalles, con ejemplos de casos, en el libro «Psicología Curiosa«.
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