El trastorno de personalidad antisocial suele ser malinterpretado y confundido por con términos populares como «sociópata» o «psicópata». De hecho, en ocasiones las personas que sufren este trastorno son objeto de discriminación en el sistema de salud mental, debido a sus síntomas. La falta generalizada de remordimientos y la escasa externalización de los sentimientos suele afectar la conexión con el terapeuta. Sin embargo, ¿qué opciones de tratamiento existen?
¿Cómo se trata el trastorno de personalidad antisocial?
La psicoterapia suele ser el enfoque preferido para abordar este trastorno mental, aunque también se pueden utilizar medicamentos para estabilizar los cambios de humor o tratar otras afecciones concomitantes.
No obstante, cabe aclarar que al igual que ocurre con la mayoría de los trastornos de la personalidad, estas personas no suelen buscar tratamiento por voluntad propia. Muchas veces lo hacen por el mandato de un tribunal o para satisfacer a alguien significativo.
Al inicio se realizará una evaluación cuidadosa y completa para no confundir el trastorno de personalidad antisocial con la simple actividad criminal u otros problemas. Por tanto, se realizará una entrevista psicológica en profundidad y se aplicarán tests.
En sentido general, la psicoterapia se enfoca en reforzar las conductas apropiadas y ayudar a establecer conexiones entre acciones y emociones. Las emociones suelen ser un aspecto central del tratamiento, ya que muchos pacientes con este trastorno han carecido de relaciones emocionalmente gratificantes a lo largo de sus sus vidas. De hecho, se trabaja mucho en el desarrollo de la empatía, para que la persona pueda desarrollarla a lo largo del tiempo.
La terapia familiar y de grupo también pueden ser útiles, aunque es crucial que esos grupos estén diseñados específicamente para abordar el trastorno de personalidad antisocial y que estén dirigidos por profesionales capacitados. Así se podrá evitar que se conviertan en entornos que refuercen el comportamiento indeseado.
En este sentido, cabe aclarar que los grupos de apoyo pueden ser particularmente útiles para las personas con este trastorno, pero se recomienda que estén compuestos por personas que también padezcan un trastorno de personalidad antisocial ya que así se sienten más cómodos para hablar de sus sentimientos y comportamientos. No obstante, el psicólogo o facilitador debe tener especial cuidado para que esos grupos no se conviertan en un sitio donde alardear de sus hazañas.
En sentido general, una de las maneras más eficaces para cambiar las conductas inadecuadas consiste en animar a la persona a afrontar las consecuencias de sus actos. A veces, eso significa pedir perdón a quienes ha hecho daño.
Por último, cabe aclarar que generalmente el tratamiento del trastorno de personalidad antisocial no demanda hospitalización, aunque es recomendable contar con el apoyo y seguimiento de la comunidad.
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