Me atrevería a jurar que no existe persona en el mundo que en alguna u otra ocasión no se haya visto asaltada por pensamientos indeseados, esas ideas que giran una y otra vez en nuestra mente y de las cuales se nos hace particularmente difícil desprendernos. Sin embargo, todo no está perdido, existen algunos trucos para defenderse de esos pensamientos rumiativos, que es como se llaman realmente en el ámbito científico.
1. Distracción focalizada. La sabiduría popular nos enseña que un clavo saca a otro. Y si bien esta máxima no se aplica a las relaciones interpersonales, si es perfecta para eliminar los pensamientos indeseados.
Sin embargo, no dejes vagar la mente buscando otras ideas en las cuales concentrarte porque probablemente regresarás al punto de partida. En su lugar, busca una actividad placentera y dedícate a ella. Eso sí, intenta que no sea una tarea automática porque de esta forma el pensamiento tendrá libertad para ir donde le plazca. Puedes leer, ver la televisión, encontrarte con un grupo de amigos…
2. Posponer conscientemente la idea indeseada. Nuestra mente es muy lista y nos suele jugar malas pasadas. A nivel de laboratorio se realizó un experimento muy interesante en el cual se crearon dos grupos: a uno le pidieron que evitara pensar en una idea y al otro se le dijo que debían posponer la idea durante 30 minutos.
El primer grupo, al cual se le pidió que reprimiese la idea, no solo no tuvo éxito sino que el pensamiento indeseado regresó con nuevas fuerzas. Al contrario, el segundo grupo logró dejar de pensar en la idea que le habían propuesto, al menos durante los 30 minutos establecidos.
3. Evitar el estrés. En el imaginario popular existe una creencia que puede parecer muy lógica pero que es del todo errónea. Se piensa que si nos sometemos a situaciones tensionantes, como trabajar mucho o implicarnos en proyectos que nos agoten mentalmente, nuestra mente se olvidará de las ideas indeseadas. En realidad, esta técnica puede surtir efecto durante un tiempo pero su costo para nuestra salud física y el equilibrio psicológico son muy elevados.
Se ha demostrado que los pensamientos rumiativos suelen aparecer en épocas de estrés, incluso si el foco tensionante no está directamente relacionado con el contenido de la idea. Por ejemplo, estamos estresados porque tenemos que entregar un proyecto de trabajo y nos atacan ideas recurrentes sobre la necesidad que tenemos de cambiar casa. Por ende, la mejor estrategia para combatir el pensamiento rumiativo es evitar el estrés.
4. Meditar. En artículos anteriores he hecho referencia a los beneficios de la meditación a nivel cerebral y las ventajas de la meditación zen. Pues bien, la meditación también es una excelente herramienta para eliminar los pensamientos rumiativos puesto que nos ayuda a tener un mayor control sobre nuestra atención consciente. Es decir, aprendemos a dominar nuestras ideas y a focalizarnos en aquellas que son realmente positivas y beneficiosas.
5. Aceptar la idea. Los pensamientos rumiativos e indeseados suelen surgir de una preocupación latente, de un miedo o de una situación conflictiva que debemos resolver. Lo curioso es que, al igual que un adolescente rebelde, mientras más luchemos contra ellos, más fuertes se volverán. Por eso una buena estrategia es aceptar la idea indeseada, reflexionar sobre sus causas y consecuencias y, de ser posible, trazarse un plan de acción para eliminar el foco de preocupación.
Patuka Li dice
Te felicito nuevamente por tu entrada.
Como siempre, aportas soluciones a problemas cotidianos, que tanta falta hacen hoy en día.
Gracias!