¿Por qué los diez capítulos del libro de autoayuda de Wayne Dyer resultan diversos en comparación con tantísimos libros de autoayuda? ¿Por qué se ha convertido en un libro famoso? Estas serían las preguntas que cualquier persona se haría al intentar buscar una razón para leer un libro sobre una temática de la cual se ha escrito tantísimo: la autoayuda.
Tus zonas erróneas, al contrario de la primera asociación libre que podría hacerse con la sexualidad, es un libro dedicado por entero al crecimiento personal. El autor nos recrea con un estilo ameno, divertido y muy relajante; ni siquiera un psicólogo pensaría que está perdiendo el tiempo con su lectura. Dedica un espacio reflexivo a temas sumamente vigentes como: la preocupación, la culpabilidad y el miedo a lo desconocido.
Cada capítulo está desarrollado como si fuese una sesión de psicoterapia, se centra en la problemática o zonas erróneas, en las posibles causas de las mismas y los condicionamientos sociales que están en su base y las alimentan. Posteriormente brinda el cómo eliminar cada una de estas creencias o comportamientos errados.
Existen tres ideas que son un hilo conductor a través de todo el libro y que le imprimen su originalidad: hay una promesa de felicidad, como en todos las páginas de autoayuda, pero ésta solo se alcanza a través del compromiso. Debemos tomar la responsabilidad por nuestras decisiones, que también quiere decir asumir el verdadero control de nuestras vidas y luego, aprender a vivir en el presente. Estas son las dos ideas esenciales que Wayne ha intentado desarrollar.
Sin embargo, existe otra reflexión que es tan o más importante: el desenmascaramiento de las cada uno de los condicionamientos culturales. ¿Crees que piensas por ti mismo? Las respuestas representan un reto a todo lo que hemos vivido y a la forma en que lo hemos vivenciado; un desafío que nos invita a revisar nuestros hábitos y las costumbres más arraigadas y aparentemente indiscutibles.
O quizás podríamos centrarnos en otra cuestión que podría sonar un tanto disparatada: ¿Has aprendido a fracasar eficientemente? Un camino explicativo puede hallarse en el título sugerente: Rompiendo la barrera de los convencionalismos. O quizás podríamos dedicarle una pequeña reflexión a los: «Yo soy» y sus dividendos neuróticos.
Pero… siempre existe un pero. Este es un libro pensado para personas deprimidas, con falta de autoestima y con una dependencia excesiva de las opiniones de los demás. Por eso, lo más importante es no tomarlo al pie de la letra pues en algunas ocasiones las afirmaciones son demasiado rotundas, al más puro estilo humanista. Cuando leamos este libro es bueno recordar que no somos un superman de fuerza interna y, a no ser que vayamos a vivir a una isla desierta, siempre estaremos un tanto a merced de la opinión de los otros. O en palabras de Mark Twain: «Las costumbres son costumbres y ningún hombre debe tirarlas por la ventana; debe engatusarlas y hacer que bajen por las escaleras de escalón en escalón.»
El último capítulo, donde se describe a una persona libre de sus zonas erróneas, cae en el mismo error que se critica anteriormente: brindar un modelo imposible de conseguir. Una persona feliz o libre de sus zonas erróneas tiene contradicciones, quizás algunos temores e indecisiones pero asume estas barreras desde una posición resiliente que le permite superar los obstáculos y crecer con cada uno de ellos.
Jana Cedano dice
Cada artículo aquí tratado ws de mucha importancia, permiten a las personas un crecimiento personal.