En 1977 la Psicología Social vio salir a la luz un experimento muy interesante: se reclutó a cierto número de estudiantes universitarios y se les preguntó si estarían dispuestos a llevar por todo el campus un cartel con el letrero “arrepentíos”.
Cada participante era libre de elegir y, como se puede presuponer, algunos aceptaron la propuesta y otros no. Lo interesante es que después se les pidió a todos que estimaran cuántas personas habían aceptado o rechazado llevar el cartel por el campus.
Entonces se descubrió una tendencia muy curiosa: los estudiantes que habían aceptado pensaban que el 60% de las personas también estarían dispuestos a hacerlo mientras que, entre los que habían rechazado la oferta, pensaban que solo el 27% estaría dispuesto a llevar el cartel. En otras palabras, cada grupo (los que aceptaron y los que rechazaron) sobreestimaron la cantidad de personas que podían tomar su misma decisión.
¿Qué es el Efecto del Falso Consenso?
A este fenómeno se le conoce como el “Efecto del Falso Consenso” y hace referencia a nuestra tendencia a sobreestimar el grado de acuerdo que las demás personas tienen para con nuestras ideas, actitudes y comportamientos. En otras palabras, tendemos a pensar que nuestros hábitos, preferencias y opiniones son compartidas por una mayoría de personas. Obviamente, se trata de una creencia errónea que maximiza artificialmente la confianza que tenemos en nosotros.
De cierta forma, Freud fue uno de los primeros en hacer referencia al efecto del falso consenso. No obstante, lo consideraba más como un mecanismo de defensa, exactamente, se refirió a la proyección. Es decir, al hecho de que no aceptamos algunas características propias o de nuestro entorno porque estas nos resultan demasiado amenazantes y tendemos a proyectarlas sobre otras personas. Por ejemplo, una mujer que esté insatisfecha con su relación de pareja pero que no quiere aceptar esta realidad, puede ver problemas que no existen en otras relaciones sentimentales.
No obstante, es válido aclarar que el efecto del falso consenso se refiere solo a una sobreestimación de la extensión de las creencias propias. Por ejemplo, los fundamentalistas religiosos son conscientes de que no todo el mundo comparte su visión del mundo pero, cuando son víctimas del falso consenso, tienden a sobreestimar el número de personas que comparten realmente sus valores.
Las causas: De la inseguridad a la falta de información
El falso consenso es un fenómeno multideterminado. Se conoce que en algunos casos este sesgo sienta sus bases en nuestro deseo de mantener una valoración positiva de nosotros mismos. Es decir, si creemos que nuestra autoestima está siendo amenazada o si queremos reforzar alguna idea sobre la cual no nos sentimos particularmente seguros, tendemos a pensar que muchas otras personas siguen nuestros pasos. De esta forma nos damos confianza y mantenemos nuestro equilibrio psicológico.
En otros casos, el falso consenso está delimitado por la falta de información. De hecho, se sabe que las personas conservadoras leen la prensa conservadora y que los fundamentalistas religiosos se limitan a su literatura. Por ende, sus convicciones son reforzadas ya que no encuentran una información más equilibrada que les permita mirar al otro lado de la balanza.
Finalmente, otra de las causas del falso consenso radica en un locus de control externo. Es decir, si pensamos que nuestras decisiones y comportamientos están en gran medida determinados por el medio social en que nos desenvolvemos, entonces no es ilógico pensar que muchas otras personas se encuentran en nuestras mismas circunstancias y, por ende, tienen ideas y comportamientos similares a los nuestros.
Fuente:
Greene, R. L. & House, P. (1977) The false consensus effect: An egocentric bias in social perception and attribution processes. Journal of Experimental Social Psychology; 13: 279-301.
Anónimo dice
Buen artículo! 🙂
Jennifer Delgado Suarez dice
Gracias por tu retroalimentación.
Eduardo Sotelo dice
Que buen articulo..
Mynor Pineda dice
Estimada Jenifer, sin pretender ser experto en el tema, pues mi especialidad es la piscicultura, puedo decir que no comparto algunas de las ideas de Freud, sin embargo él ha puesto las bases de la psicología como ciencia. En este artículo usted nos informa de esa extraña tendencia que todos en menor o mayor cantidad tenemos. Yo creo que ese efecto es bueno si esta bajo control; por ejemplo puede ser parte de nuestro sentido de asociación.
Saludos cordiales,
Mynor Pineda
PISCICULTURAGLOBAL
Jennifer Delgado Suarez dice
Mynor,
Debo decir que tampoco comparto algunas de las teorías de Freud pero de su obra se puede extraer muchísima información para comprender al ser humano, sobre todo a nivel inconsciente.
De hecho, en los últimos años la Ciencia Psicológica recién está descubriendo el influjo de el subconsciente y el inconsciente en nuestro comportamiento aparentemente racional.